El fantasma de la censura acosa a Internet

El fantasma de la censura acosa a Internet

Por María Eugenia Estenssoro


Hay otro 7D que se perfila y del que casi nadie habla. Tanto o más trascendente que el día que simboliza la batalla del Gobierno contra el Grupo Clarín.

Desde el 3 y hasta el 14 de diciembre se discute en Dubai el futuro de Internet . Allí, se resolverá si seguirá siendo una formidable herramienta vinculada con la libertad de expresión o si habrá férreas regulaciones que pueden convertirse en una amenaza para las 2.000 millones de personas que en el mundo están conectadas para comunicarse, crear y compartir información.

La encrucijada se planteará cuando comience a deliberar la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo de Naciones Unidas, en donde están representados sólo los gobiernos y no los usuarios, ni técnicos, ni académicos, ni las empresas del sector . El resultado será decisivo porque allí se renegociará el andamiaje reglamentario sobre el cual funcionará la Red . Existe la certeza de que algunos países (como Rusia, China, Irán y Egipto) impulsan propuestas regulatorias que implicarán el control gubernamental sobre los contenidos bajo el pretexto de proteger la seguridad nacional . Por ende el fantasma de la censura sobrevolará estas discusiones dado que si se aprueban las reformas proyectadas por esos países, los gobiernos podrían tener mucha mayor injerencia sobre lo que se publica en Internet.

¿Qué postura llevará la Argentina? No se sabe.

Otro posible efecto no deseado es que se encarezca el uso de la Red si se cambia el actual sistema de gratuidad por uno que permita a las empresas de telecomunicaciones cobrar por el tráfico, algo que terminarán pagando los usuarios. Y, además, si hace responsable de lo que se publique en la Red a los intermediarios, como Facebook o Google, se promoverá la autocensura de los contenidos que puedan ser conflictivos.

Existe el riesgo de que, sin tener en cuenta la opinión de un tercio de la población mundial que utiliza la Red, se consagre una Internet menos abierta en donde la creatividad, la innovación y la libertad de expresión queden condicionadas. Y que esté sometida al peligro de que se vulnere el derecho de los ciudadanos a la privacidad y a la información.

Hoy, Internet no es de nadie y, al mismo tiempo, es de todos. Pero dentro de poco podría ser solamente lo que decidan los gobiernos en un ámbito a puertas cerradas. ¿De qué lado estará nuestro país?

¿Por qué no se conoce cuál es la postura que llevará la Argentina a la UIT?

La pluralidad de voces que se declama cuando se habla de la ley de medios también implica garantizar una postura clara respecto del futuro de Internet, que, más allá de ser una revolucionaria forma de comunicación global, es hoy la mejor garantía de la democratización de la información y la igualdad de oportunidades.

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