El debate por las internas se enciende en la Provincia

El debate por las internas se enciende en la Provincia


Es inevitable. Cuanto más se va acercando el momento de las definiciones, más afloran las divergencias y los actores juegan más fuerte. Por eso, y aunque todavía resten siete meses, ya se empiezan a ver al interior de los dos grandes polos en la Provincia, el massismo y el kirchnerismo, las diferencias metodológicas sobre cómo encarar las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. Es que se viene el verano y, a su final, llega el tiempo de las negociaciones.

En el Frente para la Victoria, fiel a su estilo, la discusión es mucho más puertas para adentro que en otros espacios. El liderazgo hiperverticalista que ejerce la Presidenta todavía disciplina. Ayuda también la incertidumbre: ¿finalmente el ministro Florencio Randazzo será forzado a bajar a pelear por la gobernación para ayudar a un triunfo de Daniel Scioli en primera vuelta? ¿O será Martín Insaurralde el delfín elegido por el gobernador, con el aval de la Casa Rosada?

Igualmente, el kirchnerismo masculla por lo bajo cuál será la mejor manera de enfrentar al Frente Renovador en el distrito más grande y poblado del país, que, para colmo, no tiene balotaje, lo que convierte al instrumento de las PASO en una instancia más definitoria, ya que en octubre quien gana por un solo voto se queda con todo, aunque solo sume un 30 por ciento.

Pero en el massismo, más caótico y algo más horizontal, empiezan a oírse los diferentes deseos. El debate es doble: algunos pujan por la realización o no de primarias para gobernador, y otros las dan por descontadas y abogan por llevar las internas a los niveles distritales.

Entre los primeros figura el precandidato a gobernador Darío Giustozzi, quien comenta por lo bajo que finalmente no habrá PASO y el candidato a suceder a Scioli será decidido a dedo por Massa, basándose en encuestas y focus groups. Otro que se encolumna en esta tesitura es, por ejemplo, el senador provincial Sebastián Galmarini, cuñado del tigrense. El resto de los precandidatos, como Felipe Solá, Mónica López y Gustavo Posse, apuesta a las primarias.

Pero a siete meses del cierre de listas, ya surge la cuestión de hasta qué límite dejar todo librado a la primaria. Mónica López, quien tiene bajo nivel de conocimiento en la Provincia pero sí estructura –exactamente a la inversa que Solá–, ya planteó que los candidatos a intendentes (y su correspondiente lista de concejales) no deberían ir colgados de cualquier candidato a gobernador. La idea es forzar a las bases a traccionar votos de abajo hacia arriba, no solo en la campaña sino en la fiscalización. La diputada provincial consiguió el apoyo de Posse en este reclamo que tiene como dirección los oídos de Massa.

Esta diferencia se vio cristalizada primero en Lanús: el concejal y candidato a intendente, Nicolás Russo, dijo que habría PASO solamente en los municipios donde hubiera entre los postulantes paridad en los sondeos. El senador bonaerense por la Tercera Sección, José Luis Pallares, lo cruzó duro: “Esa es una opinión de Russo, y a él no le contesto porque un senador no le puede contestar a un concejal. Habrá PASO en todos los distritos en los que no hay ya un intendente del FR”. Es que el legislador quiere que el presidente del Club Lanús vaya al duelo con su elegida, Noelia Quindimil.

Pero luego Russo ratificó su idea y dijo que su opinión es “la línea que bajaron los que conducen la Mesa Provincial del FR”, es decir, los intendentes Gabriel Katopodis, Joaquín de la Torre y José Eseverri.

Nobleza obliga, Russo tiene razón en algo. Noticias Urbanas habló con uno de esos tres intendentes, quien confirmó que esa es la idea del comando massista: habilitar primarias municipales solo en donde haga falta, y si hay un dirigente con holgada intención de voto por sobre el resto, forzar el consenso. Una semilla de discordia que, según parece, Massa deberá resolver después del verano.

A paso redoblado. Se sea simpatizante o detractor del Pro, es innegable que los macristas tienen empeño y ganas de mejorar en la Provincia. En los últimos meses, los armadores de Mauricio lograron llenar con candidatos varios casilleros que aún tenían libres en la Tercera Sección, la mayor marea de votos bonaerense (casi 4 millones).

Las últimas novedades se dieron en Ezeiza y en Florencio Varela. En el bastión del ministro Alejandro Granados, el Pro lanzará como precandidato a jefe comunal a Rubén Barabani, médico veterinario y empresario que ya fue candidato a intendente en 2011 por el Frente Popular, la boleta que impulsaba a Eduardo Duhalde como presidente. En esa oportunidad arañó el 10 por ciento, pero ahora va por la revancha.

En Florencio Varela la jugada es más ambiciosa. El macrismo apuntalará a Pablo Alaniz, coordinador del equipo digital del Pro y delfín de Marcos Peña. Residente toda su vida en el municipio que gobierna el kirchnerista Julio Pereyra –de quien se rumorea que se iría al massismo si lo hace Insaurralde–, el joven Alaniz quiere pasar de la militancia de bajo perfil a la política competitiva.

“Llevamos a Marcos al barro del Conurbano con esta candidatura”, dijo uno de los armadores del Pro en la Provincia. Aunque también sabe que todavía en la zona sur falta un hueco que llenar: Quilmes. El anhelo para ese distrito es lograr el “sí” del conductor Tommy Dunster o del chef Martiniano Molina, aunque todavía está verde.

Y como si faltaran candidatos para la Provincia, asomó el jefe de la Uatre, el Momo Venegas. Dijo que no descarta ir por la gobernación acompañando la boleta presidencial de José de la Sota. Es que, como dijo un viejo operador peronista y bonaerense, “hoy en la Provincia ninguno enamora, así que se le animan todos”.

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