El camino de Massa

El camino de Massa


“Lo que logramos en la Provincia se puede lograr en todo el país. Ahora nos tenemos que poner a trabajar para el 2015”, dijo Sergio Massa a su círculo político más íntimo en el VIP del búnker de Tigre, tras conocer la contundencia de su triunfo con los resultados oficiales, y rodeado por sus intendentes amigos, su esposa e hijos, miembros de su campaña y aliados como Roberto Lavagna y Martín Redrado.

Si cabía una duda para algún trasnochado, Massa la disipó de un plumazo: está decidido a ser candidato a presidente, llamó a su entorno a trabajar por ese objetivo en la misma noche que terminaron las elecciones y comenzó a delinear quién será su verdadero rival. Ninguno otro que Daniel Scioli.

Golpe al corazón.

Durante su discurso en la noche del triunfo, el intendente de Tigre disparó un misil de esos que durante la campaña trató de evitar, los que pegan en donde más le duele al adversario. Claro, es que la rival ya no es Cristina Kirchner, sino el gobernador bonaerense.

Mientras retomaba el tema de la seguridad, uno de los caballitos de batalla de su discurso de campaña –y una de las claves que explican su éxito–, Massa reclamó: “En la Provincia quiero que dejemos de gastar en propaganda y pongamos todos los recursos en seguridad”.

El diputado electo le dio un tiro al corazón del sistema de poder sciolista, si es que existe uno, que es su abultadísima partida presupuestaria destinada a propaganda oficial, de la cual el Grupo Clarín es el mayor beneficiado.

No es casualidad que Massa haya tirado esa piedra. Sabe que el gobernador es en definitiva su máximo rival para 2015 en el vasto espacio peronista del electorado nacional y que es, según los sondeos muy preliminares que ya circulan, el más votado por los argentinos si las elecciones fueran hoy.

Pero lo de la propaganda además va más allá. No solo es uno de los artilugios que usaba el kirchnerismo duro, de la mano del vicegobernador Gabriel Mariotto, para vilipendiar a Scioli en los tiempos en los que lo ubicaban entre la espada y la lealtad, sino que es el territorio en donde también Massa se siente en desventaja.

Según la cúpula del Frente Renovador, el Grupo Clarín apoyó a su candidato para utilizarlo como un dique contenedor al kirchnerismo y a una posible reelección, pero su hombre para la sucesión es Scioli.

Tanto Massa como sus más allegados sospechan que llegado el momento, el mayor conglomerado mediático argentino va a jugar a favor del gobernador, basados en que el holding les hizo trascender que a Massa no lo consideran del todo “confiable” y prefieren una personalidad más proclive a soportar el felpudeo como la de Scioli, además de que incluso, ante los mayores embates, el mandatario bonaerense siempre demostró lealtad y nunca cesó en la multimillonaria pauta oficial hacia Clarín.

Radicales +a.

Otra de las directrices en lo que será la construcción política de Massa, esbozada la noche de su victoria, es sobre el legajo de los dirigentes. “Quiero convocar a abrir los brazos a todos, sin preguntar de dónde provienen e invitarlos a caminar el futuro”, enfatizó, casi al final. Curioso, fue una frase casi exacta a la que dijo la Presidenta en 2011 cuando anunció a Amado Boudou como compañero de fórmula. Como un antibiótico contra los prontuarios.

Pero Massa piensa en los radicales y los peronistas aún kirchneristas cuando dice esta frase. Uno de los intendentes massistas dijo en reserva a NU que hay “mucho diálogo con todos, todos son bienvenidos”, y adelantó como posibles incorporaciones al mediano plazo a los intendentes radicales Walter Battistella (9 de Julio) y Esteban Hernando (Daireaux). No serían los primeros, en la lista ya está hace rato Julio Meoni (Junín) y hay un vínculo muy aceitado con Ramón Mestre, jefe comunal de la capital cordobesa, la segunda ciudad del país.

Otra incorporación que esperan, pero más pronta, es la del diputado Facundo Moyano, que para opinión de uno de los gremialistas del Frente Renovador, está “contenido por el padre (Hugo), que lo hace esperar su jugada”.

Para el cierre de esta edición, Massa estaba preparándose para ir unos días de vacaciones con su familia y distenderse después de seis meses de campaña agobiante. A la vuelta lo espera un difícil sendero por el cual hace rato sueña caminar y que lo llevará, si tiene éxito y suerte, a la Casa Rosada.

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