Ante los primeros días del gobierno: “¿Ajustar a quiénes?”

Ante los primeros días del gobierno: “¿Ajustar a quiénes?”


Las primeras semanas del gobierno arrancaron mal. Represión en Mendoza contra el pueblo que defiende su agua y territorio. A palazos, la UCR y el Frente de Todos pretendieron imponer una ley vergonzosa que permitía la minería con cianuro y otros tóxicos. Pero la lucha popular logró frenar esa ley y tuvieron que derogarla, mientras también en Chubut se movilizan contra la megaminería.

Más allá de tratarse de algunas provincias, el problema es nacional y viene del gobierno de Alberto Fernández. Él propuso avanzar con la minería y con Vaca Muerta, en acuerdo con grandes corporaciones. Y su ley de “emergencia” es funcional a las mineras y petroleras al bajarles las retenciones. Si con Macri ya pagaban tan solo el 12%, ahora con Alberto Fernández pagarán todavía menos, el 8%.

 

¿Solidaridad con quién?

La ley de Alberto Fernández es muy mala y no sólo por los superpoderes. A los más poderosos los beneficia: les reduce las retenciones, baja el impuesto a la renta financiera y ni toca a los bancos que se la llevan en pala. Tampoco toca los privilegios de la Iglesia, campeona en antiderechos que viven del Estado. Y a las privatizadas no les permite subas por seis meses, pero les reconoce los tarifazos previos y luego vendrán otros.

En cambio, la ley sí afecta a los de abajo. A los jubilados les congela la movilidad, baja que no compensa el bono ni los futuros aumentos por decreto. Al desdoblar el dólar a $ 82, o sea devaluar, castigan a trabajadores y sectores medios que ahorran o quieren viajar afuera. Y salvo algún bonito para los sueldos más bajos, en dos pobrísimas cuotas de suma fija y a cuenta, no hay ningún aumento para la enorme mayoría que trabaja.

Como dijo el ministro de Economía, la ley es para negociar con el FMI y los bonistas cómo pagarles. Encima, habilita al Tesoro a comprarle dólares al Banco Central (por lo que acaban de sacar más de 1.300 millones de dólares de reservas del Central para cumplir con los pagos a los bonistas) y a emitir letras con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES, del que acaban de sacar $ 76.000 millones.

Todo para un solo fin: seguir pagando la estafa de la deuda externa. Para esta política juntaron a las patronales y a la burocracia sindical y firmaron un acuerdo de apoyo al gobierno en su plan de pagarle al FMI. Con el inicio del Pacto Social quieren frenar las luchas y los reclamos sociales.

 

La salida es otra

Es falso que este paquete de extractivismo, ajuste y pago eterno al FMI sea lo único “posible”. Para revertir el desastre que dejó Macri no hay que seguir con algo similar, sino hacer lo opuesto. Por ejemplo:

  • Jubilades: 82% móvil y básico igual a la canasta. Salarios y planes sociales: aumento ya, con indexación por inflación. Prohibir por ley los despidos y suspensiones.
  • Deuda externa: si hasta Alberto Fernández reconoce que “70 mil millones de dólares se fueron por la otra ventanilla”, hay que hacer una auditoría, suspender todo pago y volcar esa plata a salud, educación, vivienda y una reactivación económica soberana. Basta de FMI.
  • Para evitar la fuga de capitales y las maniobras con el dólar, nacionalizar la banca y el comercio exterior. Prohibir la megaminería, el fracking y los agrotóxicos.
  • Anular el impuesto al salario y el IVA a la canasta familiar. Impuestos crecientes a los bancos, corporaciones, terratenientes y fortunas.
  • Justicia independiente: elegir los jueces y fiscales por voto popular, con revocatoria de mandatos. Sueldos políticos igual al salario docente. Aborto legal y separar Iglesia y Estado.
    Este es el único camino para que la crisis no la siga pagando el pueblo trabajador, sino sus responsables y beneficiarios: los capitalistas.

 

Los falsos progresistas no son de izquierda

Como criticamos las medidas del gobierno, ahora nos atacan desde el poder. Les preocupa que la izquierda, el trotskismo, digamos la verdad. Que nos difamen viejos funcionarios de partidos tradicionales, no sorprende.

Lo más lamentable es que ahora, con mentiras, apoyen el ajuste y el pago al FMI organizaciones que dicen ser populares y se alejaron de la izquierda justificando su asimilación, bien paga, a un gobierno del capitalismo dependiente y del viejo PJ. Esa política no tiene nada de progresista.

  • ¿Qué progresismo es el que ayer criticaba la deuda externa, pero ahora acepta “crecer para pagar”? El antiimperialismo, te lo debo.
  • ¿Qué progresismo es el de Vaca Muerta y el extractivismo, que son saqueo, contaminación y convenios precarizados? Los derechos ambientales y laborales, te los debo.
  • ¿Qué progresismo es seguir bancando a la Iglesia y chuparle las sotanas al Vaticano en nombre de la “religiosidad popular”? El laicismo, te lo debo.
  • ¿Qué independencia económica es entregar el país a las corporaciones, qué soberanía política es seguir atados al FMI y qué justicia social es ajustar a los jubilados? Hasta las tres banderas históricas del peronismo, te las debo.

 

Con la izquierda y el FIT Unidad

Frente a un nuevo ajuste, lo único progresista es la izquierda, antipatriarcal y anticlerical, antiimperialista, anticapitalista y socialista. Lo demás es doble discurso. El FIT Unidad, la gran unidad de izquierda que conformamos, denuncia todo ajuste, entrega y saqueo.

Contra el Pacto Social, impulsamos cada lucha justa. Y vamos a fortalecer una alternativa política completamente diferente de la reaccionaria derecha macrista y del PJ. Por eso invitamos a construir con nosotres, el MST en el FIT Unidad, esa herramienta política que hace falta en el país.

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