La ‘pesificación’ de la Economía Argentina: ¡qué linda ilusión!

La ‘pesificación’ de la Economía Argentina: ¡qué linda ilusión!


Bajo un escenario de 17,000 millones de USD en fuga de capitales durante los últimos años, pérdida de los superávit gemelos, inflación por encima del 25% anual con costos internos en dólares en algunos sectores económicos por encima de los principales mercados desarrollados del mundo (en forma correlativa, con la más alta agitación sindical de la región latinoamericana), y retraso cambiario, el gobierno nacional propone a través de sus difusos y rara vez ponderados interlocutores técnicos la excepcional medida de pesificar la economía. Antes que nada, convalidar resulta una idea en sí misma interesante, aunque a todas luces ni prioritaria ni oportuna a los tiempos que corren.

Sabido es que la última crisis financiera internacional puso en evidencia el alto grado de exposición en volatilidad cíclica de economías emergentes frente al dólar norteamericano como unidad transaccional global. Nuestro país ya probó suerte echando mano de un modelo artificial orientado a construir un buffer monetario, llámese régimen de convertibilidad. Ahora, al igual que Europa con el Euro, conocemos bien el beneficio de contar con una moneda flexible que facilite la mejora de competitividad de nuestro sistema productivo nacional.

Al igual que en la caída del régimen convertible, continuamos desestimando la llamada ‘competitividad-no precio’ (que no depende del tipo cambio) cuyo indicador podría ser la capacidad de insertarse en la cadena productiva internacional y competir en mercados globalizados.

Si el mercado de China o Brasil opera con un arco empresario que piensa en términos de su moneda local, es porque a diferencia nuestra, no lo desestimaron. La diferencia por cierto no se traduce ni supera desde una simple ‘medida económica’, sino que hunde sus raíces en el mismismo contrato socio-económico.

Los empresarios argentinos seguirán pensando en dólares mientras el emisor local continúe la línea conductual de un insaciable apetito fiscal con incrementos del gasto público interanual del orden del 45% y sin visible contraprestación en servicios, con bajísimos niveles de seguridad jurídica, sin protección de derechos patrimoniales, con empresas que operan bajo un ineficiente y riesgoso régimen laboral, y con un sector bancario mayormente volcado a la banca transaccional (demanda).

¿Cómo puede pensarse en pesos cuando el panorama – y no programa – económico se circunscribe a la disyuntiva miope de acertar si nuevas emisiones se trasladarán a precio o cantidad? A los ojos de la ceguera política cabe readaptar la famosa frase de John Maynard Keynes: “el empresario puede permanecer dolarizado más tiempo que el Gobierno puede permanecer legitimado”. Para lograr pesificar la economía Argentina se debe primero armonizar la vida política, tornar amigable la interacción entre la política, el empresariado y los diferentes sectores sociales, consensuar un programa de desarrollo a mediano y largo plazo, insertarse paulatinamente en la región y el mundo, y trabajar en forma trans generacional con resortes educativos y culturales que fomenten la gestación de una casta empresaria nacional como alguna vez supimos tener. Mientras los políticos de turno observen el mercado desde una óptica con pretensión hegemónica (por vía fiscal o participativa), y los empresarios nacionales no asuman la responsabilidad social de su rol saliendo a competir al mundo, el fracaso en desarrollo se torna profecía auto-cumplida.

Dr. Nicolás Persico
Latin America Compliance

Más columnas de opinión

Qué se dice del tema...