Como todos los primeros lunes de octubre, hoy se celebra el Día Internacional del Hábitat. La fecha fue designada en 1985 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el objeto de fomentar la reflexión sobre el estado de los asentamientos urbanos, el acceso a la vivienda y los servicios básicos y recordar al mundo su responsabilidad colectiva sobre las condiciones y el futuro del hábitat humano.
Según las últimas estimaciones, más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas, cifra que en 2020 podría sumar otros 2 mil millones. Sin embargo, hasta el momento, la organización de la vida en ciudades no necesariamente ha generado mayor bienestar o prosperidad, si tenemos en cuenta que de ese total más de mil millones de personas lo hacen en condiciones infrahumanas. En los últimos diez años, las desigualdades han crecido incluso en los países más desarrollados.
De acuerdo a datos suministrados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el año 2000 el 89,9% de la población argentina vivía en ciudades. Para 2015, esa proporción llegaría hasta 92,6%. Como consecuencia, nuestro país es el más altamente urbanizado de América Latina.
Este año, el Día Internacional del Hábitat coincidió con la finalización del Foro Urbano Mundial (FUM), organizado por la Agencia Hábitat de las Naciones Unidas. En esta oportunidad, el encuentro fue realizado en el marco del Fórum de las Culturas Barcelona 2004, por lo que se generó un escenario ideal para el intercambio de ideas sobre la actualidad y las posibilidades del desarrollo urbano.
Durante 5 jornadas, representantes de casi todo el mundo (poca presencia argentina, ninguna oficial) participaron en distintos debates, que fueron organizados como "diálogos temáticos" y reuniones abiertas. De esta manera, autoridades nacionales, gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales, académicos, intelectuales y empresarios enriquecieron un encuentro que hizo hincapié en toda la problemática vinculada a la vida en las ciudades: gobierno local, cultura urbana, pobreza, marginalidad, servicios, recursos y sustentabilidad, entre muchos otros temas.
Mientras tanto, en la ciudad de Buenos Aires todavía nos debemos ese debate, impostergable si tenemos en cuenta que más del 15% de la población de Buenos Aires vive en villas de emergencia, casas tomadas, hoteles, plazas y calles. Este año la Legislatura porteña reconoció el problema y declaró la emergencia habitacional, pero es evidente que hasta el momento las autoridades no lograron articular las acciones puntuales en soluciones más amplias y contundentes, que den respuestas duraderas a los problemas de vivienda que afectan a nuestra ciudad.
Reflexiones escuchadas en el Foro
Numerosos líderes mundiales y alcaldes de grandes ciudades coincidieron en que la rápida urbanización es uno de los grandes desafíos de la humanidad en el nuevo milenio. Pieter van Geel, Secretario de Vivienda y Planeamiento holandés, destacó que la rápida expansión urbana está poniendo más presión a las áreas rurales y a los ecosistemas, causando deforestación, inundaciones y otros problemas".
Los participantes también reconocieron su preocupación porque millones de personas siguen aún sin acceso al agua y la sanidad, atención médica, educación y vivienda y consideraron que las organizaciones de la comunidad internacional y los gobiernos nacionales deben dar más apoyo a las autoridades locales.
Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas afirmó que "las ciudades son reconocidas como motores del crecimiento económico. Pero más allá de esto, y como puntos de intersección de la red global de comercio e inmigración, deben convertirse en ejemplo de inclusión y equidad".
Mientras tanto, Jeffrey Sachs, Director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, hizo una llamada a la responsabilidad de los países más poderosos para que cumplan sus promesas. En la misma línea, Mijaíl Gorbachev indicó que uno de los principales problemas es la falta de voluntad política de muchos gobiernos, especialmente los más ricos. "Hay que mirar a los ojos a los gobernantes y decirles basta ya de compromisos incumplidos", aseveró.