Ibarra concentró el poder en los propios, leales y capaces

Ibarra concentró el poder en los propios, leales y capaces

"El triángulo del poder lo integrarán el propio Fernández; el súper secretario de Justicia y Seguridad y actual procurador, Juan Carlos López, y el nuevo titular de Obras Públicas y Planeamiento Urbano, Roberto Feletti, quien viene de cumplir una exitosa gestión a cargo del Banco Ciudad".


Aníbal Ibarra demostró nuevamente, al presentar el gabinete, su virtud de excelente negociador, incluso cuando todos los gurúes pronosticaban que iba a tener que entregar "medio gobierno" al kirchnerismo luego del decisivo apoyo que obtuvo de éste en su triunfo sobre Mauricio Macri. Dejó pasar la euforia de sus aliados nacionales tras la victoria de setiembre y definió como suele hacerlo, casi sobre el filo, su nueva formación. Apoyado en quien se ha mostrado como el más incondicional de sus colaboradores políticos, Raúl Fernández, logró capear el temporal de presiones y definir con sello propio con quienes iniciará el camino de la próxima gestión.

El triángulo del poder lo integrarán el propio Fernández; el súper secretario de Justicia y Seguridad y actual procurador, Juan Carlos López, y el nuevo titular de Obras Públicas y Planeamiento Urbano, Roberto Feletti, quien viene de cumplir una exitosa gestión a cargo del Banco Ciudad.

Colateral al armado decisor del Ejecutivo, se encuentra la siempre influyente hermana de Aníbal, la senadora Vilma Ibarra, aunque esta vez con menos protagonismo que el que tuvo, por ejemplo, en la campaña. Un hombre suyo, Marcelo Antuña, recalará en la estructura de López; Deborah Cohen en Legal y Técnica, mientras que muchos sugieren que tendría especial ingerencia en la llegada de Rafael "Balito" Romá a la cartera de Desarrrollo Social.

Aquí el problema quedó dentro de la siempre fláccida estructura del ARI y no del Gobierno porteño que tiró la bomba y escondió la mano, ya que su líder Elisa Carrió había definido distanciar su fuerza del gabinete de la Ciudad muy a pesar de su tropa, que pugnaba por conseguir un puñado de lugares. Éstos quizás lleguen luego a lugares menores y como fruto de futuros acuerdos. De todos modos lo de Romá parece ser una suma de un cuadro muy valioso para la etapa en un esquema en el que no abundan.

Apenas medio escalón apenas más abajo, transformando el triángulo en cuadrado, se ubica Eduardo Epszteyn, quien retuvo el tema de la licitación de los residuos -junto con Medio Ambiente-, además de heredar la muy buena estructura de financiamento de PyMes y microemprendimientos que ideara Eduardo Hecker en su paso por Desarrrollo Económico y que llega acompañada de Turismo. Lo secundará en esta tarea otro de los incondicionales como Marcelo Vensentini.

Hasta aquí la superconcentración del poder de decisión en los grandes temas que idearon juntos Ibarra y Fernández. Otras áreas, no por ello menos importantes, no sufrieron cambios ni en su estructura ni en sus conductores. Tal es el caso de Marta Albamonte en Hacienda, Roxana Perazza en Educación y Alfredo Stern en Salud, manteniéndose también firme, luego de su incansable tarea en la campaña electoral, Daniel Rosso en la subsecretaría de Comunicación Social.

Héctor Capaccioli es por ahora el solitario integrante de la cruzada kirchnerista en la Ciudad. Su área, la de Descentralización le abre la posibilidad de ir creando poder "regional" para su espacio en la Capital con vistas a las futuras Comunas, de dudosa aprobación con esta Legislatura. Mientras tanto Alberto Fernández, el hombre fuerte del kirchnerismo del distrito, recibe por estos momentos presiones tanto de sus subordinados políticos que apostaron su capital político a Ibarra como del propio jefe de Gobierno que, sin perder la amabilidad, no se muestra por estos días muy receptivo a ningún reclamo. Alberto Fernández tampoco es de los que pierden la paciencia fácil y esperará el momento justo de ir por sus prioridades. También, dentro de la presión kirchnerista, se inscriben varios intentos -hasta ahora- fallidos del periodista y diputado electo Miguel Bonasso por colocar fichas propias en el tablero porteño.

Un caso a evaluar a futuro es cuál será el destino político de Jorge Telerman, quien tras ganar "la interna" para vicejefe no logra acertar el lugar justo que pretende para una correcta articulación entre el ibarrismo y la Casa Rosada. Inquieto como es, no se conformará con la campanita de la Legislatura, aunque la verdad es que tampoco le alcanzó para retener el control del área cultural que cayó en manos del radical Gustavo López.

Hablando de radicales, es incierto aún el destino que tendrán Héctor "Tom" Costanzo y Daniel Bravo, las cabezas más visibles del apoyo "boina blanca" al Gobierno de la Ciudad. Las dos posibilidades más concretas estarían en las áreas de Hacienda y Educación, pero es real el descontento respecto a la "pluralidad" con López, a quien no consideran del establishment político de la UCR.

A todo esto hay que sumar los heridos ibarristas que fueron perjudicados por la concentración arriba descripta, como el caso de Lía María, que descontenta con el rol asignado que la aleja del gabinete emigró hacia Obras Públicas donde la cobijará Feletti sin función preasignada. Abel Fatala parece haber cumplido su ciclo y quizás pueda tener un futuro nacional o de ente mixto, mientras que ya desde la vereda de enfrente, Ariel Schifrin se va con más pena que gloria del Gobierno de su ex jefe y vuelve a la Legislatura, ahora con nuevos compañeros de ruta.

Queda pendiente la pelea por el control de la Legislatura y algunos segundos niveles en organismos descentralizados. De parte de Ibarra, se puede estar seguro de que no cambiará de estrategia para esta etapa. Una de sus mayores virtudes consiste en manejar los tiempos de las decisiones y no pagar mayores costos por los heridos que queden. Paradójicamente el macrismo y el kirchnerismo, desde distintos cuarteles, lo sufren por igual.

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