Panorama político: Un futuro un poco más previsible

Panorama político: Un futuro un poco más previsible

El corrimiento de Scioli (foto) a Provincia despejó una de las variables claves del distrito. Cómo influye, qué se prepara en cada bunker, Alberto Fernández y Jorge Telerman, la superioridad de Macri y la futura fecha de las elecciones. El análisis del Director Periodístico de NOTICIAS URBANAS


Estamos lejos de la fecha de las elecciones en la Ciudad, aunque mucho más cerca de lo que la mayoría piensa. Es bueno recordar que la principal herramienta de presión política que posee el jefe de Gobierno ante el gobierno central y sus adversarios locales es la potestad de poder fijar -con determinados requisitos- la fecha de las elecciones en la Ciudad Autónoma para jefe de Gobierno y el recambio de la mitad de los legisladores.

El corrimiento de Daniel Scioli tras el riachuelo y la General Paz, despejó la primera de las incógnitas que se registraban en le resbaladizo escenario porteño. Y no es un tema menor. Scioli debió emigrar ante el peligro del jaque mate a los K que hubiera producido un triunfo de Mauricio Macri en el primer distrito argentino. Ya el presidente de Boca con breves y contadas recorridas por la Provincia había alcanzado en las encuestas al techo de Aníbal Fernández y las proyecciones lo daban ganador por paliza. En una salida de esas a las que se está acostumbrando el Presidente o sea la de no hacer lo que uno quiere sino lo que uno puede tras la derrota de Rovira en Misiones, Kirchner aseguró con una frutilla de lujo la continuidad del poder de la Liga de Intendentes del PJ bonaerense, y también algunos de la UCR.

La cuestión es que si algo constituye una verdad incontrastable es que Daniel Scioli era mucho mejor candidato en la Ciudad que Daniel Filmus, y por extensión natural en cualquier lugar del país. La cuestión de su traslado, deviene en desvestir un santo para vestir a otro. Filmus, un peronista académico de esos que no enamoran a primera vista, tendrá un Vía Crucis con corona de espinas incluída, las 14 estaciones de la atomización K en el distrito y quizás la crucifixión el día en que las urnas se expresen. Demasiado para alguien que hasta hace poco dijo que no le interesaba ser candidato pero que tampoco tiene la posibilidad de negarse. El fantasma de Rafael Bielsa sobrevuela todas las jugadas que hace Alberto Fernández en Capital, un distrito que por otra parte la pingüinera paladar negro ya dio por perdido y no por ello pierde el sueño. Es más, hasta Alberto que es -y lo fue siempre- el principal impulsor de Filmus sabe que la instalación y la continuidad del mismo dependerá de cómo vaya evolucionando su candidatura, tras un período de verlo hasta en la sopa en Pettinato, Bailando por un sueño, Mirta y Susana (el año entrante) y cualquier programa periodístico de TN, que lo catapulten a un lugar de privilegio entre los políticos más conocidos. Una incógnita absoluta que según los que interpretan al Presidente tiene dos meses de prueba tras la sanción de la Ley de Educación.

Un párrafo aparte es la enemistad casi desmesurada de Alberto con Telerman y viceversa, algo que en política es pocas veces aplicada con ese grado de salvajismo y continuidad, ya que siempre produce más daño que beneficios. Es cierto que Alberto y los Ibarra (Aníbal y Vilma, aunque piensen diferente en otras cosas), consideran que el Pelado participó del diseño del complot que lo dejó afuera del Gobierno a Aníbal y le complicó la política a Alberto. Pero son varios los altos funcionarios que susurran en la Rosada, que si no funcionara lo de Filmus, se debería tener un plan B, que en la realidad es un plan T. En este punto algo seguramente va a cambiar en el corto plazo, son dos hombres inteligentes y comprenderán más temprano que tarde que el odio visceral es la peor de las políticas.

Qué decir de Macri, quien estando en inmejorable posición para vencer en el distrito que lo vio nacer, aún duda si puede obtener más rédito en la Nación. Y la dudad cabe, por la situación que se va configurando, aunque otra verdad, la segunda, es que si compitiera hoy en la Ciudad es Macri el claro favorito para vencer, el hombre al que hay que ganarle la segunda vuelta en una situación mucho más desfavorable para la centroizquierda que en el 2003, con un escenario que pudiera repetir el del 2005 donde sacó catorce puntos de ventaja. El hombre acostumbrado a los lujos, se permite hacer una plancha activa, esperar el tricampeonato con tropezón incluído y presiona con sus tiempos las necesidades electorales del oficialismo.

Por último, Jorge Telerman va a adelantar las elecciones probablemente a principios de junio y también parecería que hace lo correcto. Si juega Macri, para salir segundo y entrar al ballotage en que podría tener alguna chance si defeccionara Filmus o quien sea el candidato oficial y si el empresario de Socma no juega, aparece tras la salida de Scioli como el candidato con mayor intención de voto en la Ciudad, algo con lo que no había soñado ni en sus más felices noches de La Trastienda. Pero la realidad hoy es así, Telerman estuvo (y está) en campaña desde hace rato y su lapicera en cualquier hipótesis firmará el decreto correspondiente, sabedor que los plazos (padrones, etc) de la justicia electoral para la Capital no superan los noventa días. Si no lo hiciera desperdiciaría una bala de plata.

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