Carta a los peronistas porteños

Carta a los peronistas porteños

"Es necesario superar las mezquindades políticas personales y las peleas por el poder que carecen de sentido y nos alejan cada vez mas de nuestro pueblo. Una Ciudad, una Provincia y una Argentina mejor son posibles a partir de nuevos liderazgos políticos que además de poseer legitimidad de origen, sepan construir legitimidad de ejercicio a través de la capacidad, eficiencia y transparencia en la gestión de gobierno. Sólo de esta manera los peronistas porteños podremos recuperar la credibilidad perdida".


Hace 31 años, como aquel glorioso 17 de octubre del ’45, los argentinos comenzamos a escribir una nueva página de nuestra historia. Durante años muchos habíamos peleado y luchado por el regreso a la libertad y a la democracia, armados de fuertes convicciones políticas, del compromiso con los principios y valores que el Peronismo sostuvo históricamente. Sabíamos que sin su presencia, era imposible que la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación, se realizaran. Jamás comprendimos hasta el mismo instante de su retorno que se trataba del vínculo esencial para la construcción de un proyecto de país.

Aquel 17 de noviembre de 1972, un pueblo cansado de la exclusión y la represión sistemática, se reencontraba con su viejo líder y sus militantes, dispuestos a dar todo por una sociedad que exigía nuevamente la integración a la vida política, social y económica. Éramos militantes obstinados y románticos, que asumimos como vocación de vida este compromiso solidario y humanista de trabajar día a día codo a codo, sin esperar recompensa alguna a cambio, de garantizar la dignidad de todos los argentinos. Ésta era y debe ser la identidad del militante peronista.

Evita decía que la militancia "es convicción y es fe. Es convicción porque nace y se nutre en el análisis de los hechos, en la razón de sus causas y de sus consecuencias. Tiene el empuje y la dinámica de la historia en marcha. Es la conciencia hecha justicia que reclama la humanidad de nuestros días. Es trabajo, es sacrificio y es amor, amor al prójimo".

El regreso de Perón nos permitía pensar en una Argentina distinta, en la vuelta a la democracia, a la pacificación nacional, en el inicio de una nueva etapa en la historia de la nación. Su muerte y la radicalización de la violencia hicieron imposible la Argentina soñada, nos esperaban años sombríos, terriblemente trágicos. El disciplinamiento social y la represión estatal terminaron por desarticular aquel vinculo originario.

Veinte años después, el rol de la militancia nuevamente se convierte en un factor indispensable para devolverle a nuestro pueblo la identificación con una causa transformadora, y éste es uno de los grandes desafíos que debemos asumir, compañeros. Perón nos enseño que… "los pueblos que olvidan sus causas, renuncian a su porvenir"… y nosotros no podemos ser testigos indiferentes de este proceso de disolución en el que se encuentra sumergida la nación.

El Peronismo por su historia, por su concepción acerca de la realidad, por su profundo humanismo y vocación transformadora, es la única fuerza política capaz de construir un nuevo paradigma popular y nacional, un nuevo proyecto de país.

Por ello es necesario superar las mezquindades políticas personales y las peleas por el poder que carecen de sentido y nos alejan cada vez mas de nuestro pueblo. Una Ciudad, una Provincia y una Argentina mejor son posibles a partir de nuevos liderazgos políticos que además de poseer legitimidad de origen, sepan construir legitimidad de ejercicio a través de la capacidad, eficiencia y transparencia en la gestión de gobierno. Sólo de esta manera los peronistas porteños podremos recuperar la credibilidad perdida.

Pero para lograr este objetivo es indispensable recuperar la vocación militante. Volver a la militancia significa volver a creer en la política como la única herramienta valida para la búsqueda del bien común. Significa reconstruir el vinculo directo entre la sociedad y la política para la atención y resolución de las problemáticas cotidianas.

Implica recuperar la pasión por la política que deviene de la entrega a una causa y no a una prebenda o al clientelismo político. Tener la convicción de actuar guiados por principios y valores compartidos socialmente. Y asumir la responsabilidad de tener en cuenta las consecuencias de nuestras decisiones.

Hoy, 31 años después, sabemos que mientras existan asignaturas pendientes, nuestra causa continuará vigente, porque vive y late en el corazón de cada uno de los argentinos. El país necesita de compañeras y compañeros dispuestos a asumir el desafío de construir una Argentina distinta.

Ha llegado el momento de retomar la iniciativa en la Ciudad de Buenos Aires. Los peronistas porteños debemos volver a ganar la calle, debemos volver a la militancia, porque mientras exista un pibe en la calle pidiendo limosnas o juntando cartones para vender, desempleados que no tienen para poner un pan en su mesa, abuelas y abuelos que con humillación buscan qué comer en algún tacho o bolsa de basura y argentinos que han perdido las esperanzas, ser peronistas y militantes son deberes irrenunciables.

(*) Dirigente peronista

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