El futuro de los terrenos donde funcionó el Preventorio Manuel Rocca comienza a mostrar señales de definición, tras años de debates inconclusos y proyectos contrapuestos. En ese marco, la Legislatura porteña otorgó recientemente media sanción a un proyecto de ley que propone ceder el predio al Club Atlético All Boys, con el objetivo de desarrollar allí un espacio deportivo, educativo y social vinculado a la histórica institución del barrio de Floresta.
La iniciativa, que fue impulsada por el propio club con el acompañamiento de organizaciones barriales y socios, deberá atravesar ahora el mecanismo de doble lectura, que establece la Constitución de la Ciudad para este tipo de decisiones. En los próximos meses se realizará una audiencia pública, instancia en la que los vecinos y vecinas de la Comuna 10 podrán expresar su opinión. Luego, el proyecto ya aprobado deberá regresar al recinto legislativo, para avanzar hacia su aprobación definitiva, prevista para el año que viene.
Si bien el proyecto cuenta con un respaldo amplio en el arco político y social, también existen voces críticas que plantean que el espacio debería destinarse a un uso público, abierto y de gestión estatal directa, sin cesión a una entidad privada, aun cuando se trate de una asociación civil sin fines de lucro, como es el caso del club All Boys.
La propuesta legislativa busca, además, cerrar definitivamente la puerta a una iniciativa anterior del Gobierno porteño que en 2016 había impulsado la venta del predio a desarrolladores inmobiliarios para la construcción de torres de viviendas. Ese proyecto, que generó un fuerte rechazo vecinal, nunca llegó a concretarse y quedó finalmente archivado.
La manzana, de más de dos hectáreas, está delimitada por las calles Juan Agustín García, Sanabria, Elpidio González y Segurola. El terreno permanece sin mantenimiento desde hace casi una década, luego del cierre del Hogar de Menores que funcionaba allí, que alojaba a adolescentes en conflicto con la ley. El predio fue donado al Estado en 1913 por el inmigrante italiano Manuel Rocca, con la condición expresa de que fuera utilizado para la atención y contención de niños y niñas en situación de pobreza y orfandad.
En 2016, el lugar quedó marcado por un episodio trágico: un motín protagonizado por los jóvenes alojados derivó en la muerte de uno de ellos. Poco tiempo después, el hogar fue cerrado de manera definitiva. “Los chicos no la pasaban bien, siempre se escuchaban sus gritos desde las ventanas”, recordó una vecina del Rocca, dando cuenta del impacto que el funcionamiento del instituto tenía en la vida cotidiana del barrio.
Desde entonces, el espacio quedó prácticamente apartado del entramado urbano y social de Floresta. Detrás de un muro perimetral aún permanecen la antigua casona, una pileta de natación en desuso y una extensa arboleda. Durante algunos períodos, el predio fue utilizado de manera parcial como depósito de móviles oficiales o como set de filmación.
En 2019 tomó estado público el plan del Gobierno de la Ciudad para subastar el terreno, junto con otros predios en los que habían funcionado varios institutos de menores, con el objetivo de financiar la construcción de un nuevo dispositivo juvenil. La iniciativa llegó a tratarse en la Legislatura, pero quedó suspendida con la llegada de la pandemia y nunca volvió a activarse formalmente.
La posibilidad de una venta encendió las alarmas en las organizaciones barriales de la Comuna 10, que se manifestaron en contra de la construcción de nuevos edificios en altura en una zona ya densamente poblada. A partir de allí, comenzaron a organizarse, presentaron propuestas alternativas y desplegaron una sostenida campaña de resistencia, que tuvo como principal escenario a la Legislatura porteña.
En ese contexto, surgió el proyecto para que los terrenos fueran cedidos al Club Atlético All Boys, una iniciativa que encontró respaldo en un sector importante del barrio y en la comunidad deportiva. Entre los argumentos centrales del texto legislativo, se destaca la intención de “sumar nuevos espacios que permitan continuar promoviendo el desarrollo social, cultural, educativo y deportivo en el barrio”, en línea con la función social histórica de los clubes de barrio.
La propuesta fue visibilizada por socios del club y vecinos que, semana tras semana, instalaron mesas en distintas esquinas de la zona para recolectar firmas de adhesión. Además, recibió el apoyo formal de alrededor de 50 instituciones deportivas de la Ciudad, que manifestaron su respaldo al proyecto.
Durante la última sesión ordinaria de la Legislatura —que comenzó el jueves 27 de noviembre y se extendió hasta la mañana siguiente—, los diputados sancionaron la ley en primera lectura, con 41 votos afirmativos de los bloques peronista, la UCR y Confianza Pública. En tanto, desde el Frente de Izquierda y de La Libertad Avanza optaron por la abstención.

La sesión fue seguida de cerca por hinchas y socios de All Boys, que se concentraron frente al Parlamento con banderas y bombos y montaron una vigilia durante la madrugada. “Lo logrado representa un gran paso para cumplir con la posibilidad de contar con un espacio para que All Boys sea cada día más grande”, expresaron tras la votación y agradecieron públicamente a los legisladores que acompañaron la propuesta. Días después, referentes del club volvieron a la Legislatura para reunirse con el diputado Alejandro Grillo y comenzar a delinear los pasos a seguir de cara a la segunda lectura.
Desde la institución señalan que All Boys duplicó su cantidad de socios en los últimos años, lo que vuelve imprescindible la incorporación de un nuevo espacio para expandir sus actividades. La cesión prevista es por 20 años, con posibilidad de prórroga, sujeta a la realización de mejoras en la infraestructura y contempla la organización de actividades deportivas, educativas y culturales abiertas a la comunidad.
Voces en contra
En contraposición, un grupo de vecinos y vecinas sostiene que el predio debería destinarse a un espacio 100% público y gratuito, gestionado directamente por el Estado y advierte que la cesión a un club —aunque sea de barrio— podría limitar el acceso irrestricto al lugar. El debate, que promete intensificarse en la audiencia pública, vuelve a poner en el centro de la agenda el destino de los grandes predios públicos y también de los clubes de barrio.




