A un año de la inauguración del parque creado en donde estaba el antiguo playón ferroviario de Colegiales, un pedido crece entre los vecinos del barrio: la urgente instalación de sanitarios públicos. El espacio verde, que supera las tres hectáreas, es utilizado a diario por cientos de personas y recibe aún más visitantes durante los fines de semana. Sin embargo, carece de las instalaciones necesarias para los usuarios.
“La necesidad de baños públicos es indudable”, aseguran los concurrentes habituales del predio, que fue recuperado por la Ciudad a instancias de una fuerte campaña de un grupo de vecinos para que se convirtiera en un parque y no, tal como estaba proyectado, en un conglomerado de torres de altura y locales de gastronomía, como ocurrió en otros barrios. El panorama actual muestra los lotes con edificaciones, alternadas con parcelas de acceso libre.
Está situado dentro del polígono que comprende las calles Virrey Olaguer y Feliú, Moldes, la Avenida Federico Lacroze y las vías del tren Mitre, donde funcionaba la playa de maniobras del ferrocarril. Tiene senderos, amplios sectores de superficie verde absorbente, árboles y espacios de usos comunes para actividades recreativas y deportivas.
Para los vecinos, “la apertura del nuevo espacio verde transformó la vida cotidiana de quienes habitamos Colegiales. Se convirtió en un punto de encuentro intergeneracional, de recreación y de conexión con la naturaleza. Cambió la dinámica barrial, promoviendo una mejor calidad de vida”.
En ese sentido, llevaron adelante una demanda al Gobierno porteño y a la Comuna 13 para regular el funcionamiento del parque, mediante una mesa de participación ciudadana. Entre las cuestiones a poner en análisis, plantearon las vinculadas a la seguridad, al uso de las calles de convivencia y al mantenimiento del lugar, a lo que se agregó un tema sensible: dar cumplimiento de la normativa para la instalación de baños públicos en parques y plazas.
En la Ciudad de Buenos Aires existe la ley 6107, aprobada en la Legislatura porteña en diciembre de 2018, que obliga al Estado a crear baños de uso público en parques que tengan, como mínimo, una superficie de tres hectáreas. La lista de espacios con esas características supera la veintena. Están, entre otros, los parques Avellaneda, Centenario, Chacabuco, Indoamericano, Lezama, Rivadavia, Saavedra y Sarmiento.
Aquella ley fue promulgada inmediatamente, pero nunca fue redactado el decreto reglamentario correspondiente por parte del Ejecutivo. En su articulado, la norma dispone parámetros para la construcción de los sanitarios, los elementos que deben tener en el interior y las condiciones necesarias para contar con las exigencias de salubridad. También indica que las construcciones deben ajustarse al diseño paisajístico de cada parque.
La idea barrial es recuperar dos galpones que están abandonados en el sector del playón que da hacia Virrey Olaguer y Feliú y Virrey Avilés para la instalación de los sanitarios públicos y así mantener la superficie verde actual y no sumar nuevas edificaciones. “Buscamos un diseño que sea integrado al paisaje y con normas sustentables”, precisó la mujer.
La demanda, según coincidieron varios de sus frecuentes visitantes, responde a que “el parque es un lugar de permanencia y de encuentro social”, otros lo utilizan para salir a correr y caminar, mientras que también es el lugar elegido por trabajadores de comercios de la zona para pasar el tiempo de almuerzo. “Todos, en algún momento, necesitan de un baño”, afirmaron.
La falta de servicios afecta también a trabajadores informales, personal de seguridad, recicladores urbanos, adultos mayores, personas con movilidad reducida y niños. “No tener baños limita el uso pleno del espacio público”, advirtieron los vecinos.
Raúl, vecino del barrio, contó que participó recientemente de una feria organizada por el Gobierno porteño durante un fin de semana. “Estuvo muy lindo, pero tuve que volver a casa porque no había sanitarios. Sólo había uno, del estilo de baños químicos, que estaba sucio”.
Marcela, que vive frente al parque, llevó el tema a la Junta Comunal 13. “Es necesario avanzar en una instancia de diálogo regular y participativo, que permita encauzar las soluciones de manera conjunta”, planteó, a través de un escrito en el que, a su vez, solicitó “que se instrumenten reuniones con los funcionarios a cargo y que los encuentros se desarrollen en modalidad mixta (presencial y virtual), para garantizar la participación más amplia posible de la ciudadanía”.
“El baño público no debe ser considerado un lujo o un complemento, sino un derecho urbano esencial. En todas las grandes ciudades del mundo se avanza hacia modelos que consideran la accesibilidad al sanitario como parte de una infraestructura pública básica”, agregaron los vecinos.
“Observamos con preocupación que la ley no ha sido reglamentada, a pesar de que ya han pasado varios años desde su promulgación en el Boletín Oficial”, advirtieron desde los bloques de la UCR y de Unión por la Patria, que impulsan la solicitud.
Por su parte, la bancada radical presentó un proyecto que plantea una revisión de la norma vigente y propone una ampliación de los espacios verdes a los que alcanza, a través de la eximición del requisito que sean superficies que abarquen, como mínimo, tres hectáreas.

“Numerosas plazas y espacios de escala barrial concentran una altísima concurrencia diaria, sin contar con baños públicos accesibles. Esta situación afecta especialmente a niños, niñas, personas mayores y personas con movilidad reducida, que enfrentan mayores barreras para permanecer o transitar en el espacio público durante períodos prolongados”, subraya la iniciativa, de autoría de la legisladora Manuela Thourte.
La modificación propone un cambio de enfoque: en lugar de definir los baños públicos sólo por la escala física del parque, se establece su instalación también en función de criterios sociales, de uso y de demanda urbana. “Así, plazas de menor superficie, pero con alta concurrencia o funciones barriales relevantes, podrán ser contempladas por el plan de baños públicos de la Ciudad”. Puntualmente, pone un mínimo de media hectárea.
Y suma una novedad: que los módulos sanitarios públicos puedan tener publicidad en las paredes exteriores, a fin de “contribuir al financiamiento de su construcción, mantenimiento y funcionamiento”.