El desacuerdo gira en torno a quién asumirá el respaldo: si será el propio gobierno argentino o el Tesoro estadounidense el que otorgue garantías, ya sea mediante activos, reservas o futuros ingresos fiscales. Desde el punto de vista de los bancos, esta cobertura es clave para reducir riesgos, dado que el país tiene antecedentes de crisis, inflación elevada e incumplimientos de deuda.
Una de las posibilidades que se barajan es que Argentina ofrezca bonos soberanos o ingresos fiscales futuros como garantía. Sin embargo, dichas opciones enfrentan objeciones: los bonos argentinos se cotizan por debajo de su valor nominal y comprometer ingresos futuros puede provocar resistencia política.
El contexto en el que ocurre esta negociación es complejo. Argentina lleva años excluida de los mercados financieros internacionales, con una economía golpeada por inflación, déficit y reincidencia en incumplimientos. Por otro lado, el acuerdo incluye un swap de divisas —también por 20.000 millones de dólares— en el que el Tesoro estadounidense intercambiaría esa suma por pesos argentinos para reforzar reservas locales.
En lo que respecta al rol del Fondo Monetario Internacional (FMI), las gestiones entre Washington y Buenos Aires reavivaron tensiones. Funcionarios del organismo manifestaron preocupación por la posibilidad de que EE.UU. ocupe un lugar privilegiado en el repago de la deuda argentina, en detrimento de otros acreedores. Un vocero del FMI aclaró que el organismo mantiene su apoyo a la Argentina en su esfuerzo por restaurar la estabilidad económica.
A pesar de que desde el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se confirmó que existe un principio de acuerdo con el Tesoro de EE.UU. respecto al swap, los detalles aún no fueron publicados. En los mercados argentinos, el anuncio generó un breve alivio para el peso, pero rápidamente ésta se disipó frente a la persistente fragilidad de la economía local.
En resumen, la concreción de los 20.000 millones de dólares adicionales dependerá de que se establezca un respaldo claro de garantía. De no resolverse este punto, los bancos podrían desistir del acuerdo, comprometiendo así la iniciativa destinada a estabilizar las cuentas argentinas.