Su candidatura sorprende por al menos dos motivos. En primer lugar, su perfil legislativo: es una de las pocas diputadas de su partido que no se ha sometido al oficialismo en votaciones clave. Se abstuvo de rechazar el último incremento jubilatorio del 7,2% y el bono que pasó de $70.000 a $110.000, una decisión que ha provocado malestar en la Casa Rosada.
Además, se ha abstenido de pronunciarse sobre un pedido de informes relacionado con el caso $LIBRA, una investigación judicial por presunta estafa que involucra a Javier Milei y su círculo más cercano.
Toda mi solidaridad con los vecinos de Bahía Blanca y los afectados por esta catástrofe climática que castiga la zona.
Mis condolencias a las familias de los fallecidos y heridos.
Ante cualquier emergencia llamá al 911 o al 109 https://t.co/eOcYozmSkt— María Sotolano (@marusotolano) March 7, 2025
La segunda razón presenta un aspecto político más evidente: después de una campaña marcada por tensiones y acusaciones mutuas, en la que el oficialismo nacional obtuvo una victoria rotunda en la Ciudad de Buenos Aires, el Presidente llegó a calificar de “traidor” a Jorge Macri y le negó el saludo en público. No obstante, ese conflicto pareció suavizarse en la noche del sábado, cuando se establecieron las listas de la provincia de Buenos Aires.
Sotolano, figura clave de Macri en Quilmes, se postulará ahora en una posición relevante junto a los libertarios. Ocupará el segundo lugar en la boleta liderada por Maximiliano Bondarenko, el candidato seleccionado por La Libertad Avanza para desafiar el control del kirchnerismo en el núcleo del conurbano, donde el peronismo de Fuerza Patria presenta a la vicegobernadora Verónica Magario.
A la hora de comunicar su candidatura, Sotolano evitó cualquier mención a los libertarios. En cambio, publicó un mensaje en su cuenta de X en el que reivindicó sus 20 años de militancia en Pro, “siempre contra el kirchnerismo y La Cámpora”. Cerró el texto con una definición tajante: “La lista que encabeza Verónica Magario representa el PASADO. Vamos a liberar a los bonaerenses de esta farsa”. El posteo culminó con un corazón amarillo, el símbolo clásico del macrismo.