Sin Ley Ómnibus, Villarruel intenta salvar el DNU

Sin Ley Ómnibus, Villarruel intenta salvar el DNU

UP solicitó dos sesiones para tratarlo, pero la titular del Senado se las negó.


Si bien se asociaron para llegar al poder, los caminos del presidente Javier Milei y de la vicepresidenta Victoria Villarruel se bifurcan casi todos los días. Mientras el libertario juega a la confrontación y a ir a fondo con la búsqueda de ‘traidores’ y ‘enemigos’, su compañera intenta bajar el nivel de confrontación, pero sin despegarse de su estrategia en el Senado de la Nación.

Aunque la Cámara de Diputados trabajó durante todo el período de sesiones extraordinarias, la realidad en la Cámara alta es otra, ya que la actividad legislativa se encuentra casi paralizada.

Más allá de algunas reuniones que mantuvo la titular del Senado con funcionarios internacionales, lo cierto es que no hubo ninguna convocatoria a sesionar, a pesar de los pedidos que realizó en tal sentido el bloque opositor de Unión por la Patria, para tratar el ‘mega DNU’ que se encuentra en vigencia.

Cabe destacar que la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo nunca se conformó y que el debate en el recinto se viene dilatando por responsabilidad del oficialismo.

Cuando el DNU ingresó al Congreso de la Nación para ser tratado, La Libertad Avanza dejó correr los diez días que tenían los legisladores para trabajar sobre ello, pero el tiempo fue corriendo y, ahora, la única herramienta que tienen es llevarlo al recinto para rechazarlo o aprobarlo.

Asimismo, se sabe que los números en el Poder Legislativo no son para nada alentadores para el Gobierno y que, después de la ruptura de Milei con los bloques dialoguistas, gran parte de esa oposición ya se posicionó en las antípodas del mandatario.

En el Senado, la cuestión empeora aún más, porque los cruces entre el libertario y los gobernadores debilitaron el pacto político y será una tarea compleja recomponer algo de lo que haya quedado.

Por otro lado, si bien Villarruel optó por un perfil más bajo y sin tanta confrontación, porque es ella quien debe negociar los votos con los diferentes espacios, la dilación del tratamiento del DNU terminó generando conflictos y desconfianza.

Dos pedidos de sesiones que quedaron truncos

El interbloque de senadores de UP interpeló a la vicepresidenta, porque, si bien intentó sesionar en dos ocasiones para rechazar el decreto en el recinto, la postura de ésta fue negarle la posibilidad de hacerlo.

El primer pedido fue el 1 de febrero y la convocatoria llevaba las firmas de los senadores José Mayans (Formosa), Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), Sergio Leavy (Salta), Juan Manzur (Tucumán) y Juliana di Tullio (Buenos Aires).

En su momento, Villarruel redobló la apuesta y salió a marcarle la cancha a la oposición más radical que tiene hoy LLA. “El kirchnerismo no maneja más la agenda política. Nadie viola la Constitución ni el reglamento del Senado, vamos a sesionar con el acuerdo de todos los senadores y no sólo de aquellos que atropellaron las instituciones”.

Pero no todo quedó allí porque los 33 legisladores nacionales que integran el espacio opositor volvieron reclamarle a la titular del Senado para que llame a una sesión especial el 15 de febrero y le remarcaron que está incumpliendo con el reglamento.

Mediante una nota dirigida a la exdiputada nacional, los dirigentes expresaron que “venimos nuevamente, en los términos del artículo 19 del citado Reglamento, a exigirle que cite a una sesión especial a celebrarse el 15 de febrero del corriente año, a las 14 horas, con el objeto de considerar el Decreto de Necesidad y Urgencia N°70 del 20 de diciembre del 2023”.

El resultado fue el mismo: la solicitud fue enviada a la nada misma por la vicepresidenta. En el oficialismo saben que el interbloque UP tiene la primera minoría en la Cámara alta y ya tendría el apoyo de los bloques federales para llegar a los 37 votos necesarios para lograr el quórum y, de esta manera, rechazar el DNU.

La estrategia de Villarruel, lejos de la Ley Ómnibus y del DNU

Ahora, el objetivo principal de la libertaria se centra en aprobar el proyecto de ley que modifica el Código Penal con respecto a la prevención y represión del lavado de activos, la financiación del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva.

La iniciativa tuvo dictamen en el plenario de las comisiones de Justicia y Asuntos Penales y de Presupuesto y Hacienda y obtuvo media sanción en Diputados en abril del año pasado.

Es necesario resaltar que el período de sesiones extraordinarias terminó el 15 de febrero y el Congreso no ha podido aprobar un solo proyecto.

El naufragio de la Ley Ómnibus en la Cámara baja y los llamados de UP a sesionar en el Senado -que no fueron aceptados- dieron inicio a la gestión de Milei en el Poder Legislativo, un poder cada vez más débil y fragmentado.

A dos semanas de comenzar el período ordinario y con la incertidumbre de si el presidente hablará o no frente a la Asamblea Legislativa el 1° de marzo y qué dirá si lo hace, el corto camino legislativo recorrido debería ser suficiente para repensar la estrategia del oficialismo, de cara a lo que viene.

Sin un Congreso activo resultará difícil llevar a cabo un plan de Gobierno que necesita de consensos para salir de la crisis económica y social que está atravesando la Argentina. La respuesta estará en los próximos días.

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