Scott Mastic: “Hoy la democracia está bajo amenaza”

Scott Mastic: “Hoy la democracia está bajo amenaza”

Entrevista exclusiva de Noticias Urbanas con los representantes del Instituto Republicano Internacional (IRI).


Durante su visita en Argentina, el Vicepresidente del IRI, Scott Mastic, y el Director Regional para América Latina y el Caribe, Antonio Garrastazu, hablaron en exclusiva con  el Director de Noticias Urbanas, Fernando Riva Zucchelli, acerca de cuáles son los principales desafíos que la democracia enfrenta a nivel global, regional y en nuestro país.

¿Cuál es la visión del Instituto Republicano Internacional (IRI) sobre el conflicto desatado en Europa del Este? ¿Cómo creen que afecta a nivel económico y político?
Scott Mastic: El conflicto en Europa del Este… ¿Te refieres a la agresión criminal por parte de Rusia hacia Ucrania? Para empezar, hay que resaltar que Ucrania es un país democrático que fue atacado por un país autoritario. Lo que es aún peor, Rusia no solo pretende extender su régimen autoritario, sino que también busca sacar del mapa a Ucrania. Esto, por supuesto, es muy preocupante. Y todos los países democráticos deberían tomar nota sobre este asunto. Y en ese sentido, debo decir que fue bastante decepcionante ver que Argentina se abstuvo en la votación que tomó lugar en el Consejo de Seguridad. Este tipo de comportamientos no ayudan.

¿Se refieren a que no colaboran con la conservación de la democracia?
SM: A ver… Argentina es un país democrático. ¿Cómo reaccionaría Argentina, en caso de ser invadida por un país autoritario, si los países democráticos no votarían a favor de que se termine la guerra? Es tan simple como eso.

¿Pero qué opinan sobre el rol de Argentina en el Consejo de Derechos Humanos (DDHH) de la ONU donde votó a favor de que se aísle a Rusia?
SM: Porque considero que lo que tiene más peso es el Consejo de Seguridad. Lamentablemente, las personas no están tomando muy en serio el Consejo de DDHH.

Antonio Garrastazu: Exacto. Cuando piensas en los países que integran el Consejo de DDHH como, por ejemplo, Venezuela o Siria, la realidad es que pierde credibilidad. Mientras que en el Consejo de Seguridad están pesos pesados: China, Rusia, Gran Bretaña y otros.

SM: Igual, quiero decir algo. Quizás fui malinterpretado: no creo que toda la política exterior argentina sea mala. Definitivamente, conozco y destaco muchos logros que ha hecho la Argentina en pos de la democracia. Mi punto es, en definitiva, que si no trabajamos en la misma sintonía, perdemos fuerza.

Por supuesto que entendemos que el Consejo de DDHH es menor que el de Seguridad. De todas formas, es importante destacar que en la votación que mencionamos, Argentina rompió con la estrategia regional de abstenerse, como sí lo hicieron Brasil y México. Y cobra más importancia, si tenemos en cuenta que además Argentina preside la Comisión.

AG: Claro. Pero también es importante que en América Latina haya una alianza que voten por lo mismo: la democracia. Es una lástima ver que líderes como Jair Bolsonaro o incluso Alberto Fernández, visitaron a Rusia en medio de este conflicto.

¿Creen entonces que se vincula con las negociaciones que Argentina está teniendo con Rusia? ¿O la inconsistencia en su política exterior?
SM: La verdad es que no lo sé. Si uno analiza la economía argentina, uno ve que Rusia no tiene tanto peso. Por lo tanto, no encuentro una respuesta desde ese lado. Pero más allá de los cálculos políticos que cada país pueda hacer, la realidad es que todos los países democráticos deberían unirse en contra de esta agresión autoritaria. Estamos en un punto de inflexión. No busco compararlo con la Segunda Guerra Mundial, pero sí estamos en un punto de inflexión para la democracia. Y, repito, es fundamental que los países democráticos se unan en contra de Rusia. Todavía están a tiempo de reaccionar.

¿Consideran que dicho conflicto ha generado mayores estragos en la economía argentina?
SM: En el poco tiempo que estuve aquí, en la Argentina, me di cuenta de que el panorama económico es muy complejo. Sin lugar a dudas, Argentina enfrenta muchísimos desafíos. Muchos de ellos tienen su origen desde hace muchísimos años. La invasión rusa lo que único que hizo fue exacerbarlos, no los causó. Y, de hecho, a Vladimir Putin no le importa la economía argentina.

¿Y a nivel global? ¿Creen que el avance de China también está influyendo?
SM: La guerra definitivamente es un nuevo shock para la economía a nivel global, incluyendo a Estados Unidos. Con respecto a China, ese es otro tema. China tiene un enorme rol a nivel global y comercial. De hecho, prácticamente todos los países tienen vínculo con China.

Habiendo dicho eso, hay que destacar el hecho de que China también es un país autoritario. Y más allá de los vínculos comerciales, pareciera que China está logrando “exportar” su modelo autoritario de gobierno.

Imaginemos por un minuto que llega el fin de la guerra y Rusia como ustedes pregonan queda del lado perdedor. ¿Creen que se va a imponer otro tipo de gobierno o va a subir un sucesor de Putin?

SM: A esta altura, todavía es muy difícil determinar eso. Para empezar, hay que tener en cuenta que los rusos no viven una en una sociedad libre. No tienen acceso a la información porque está filtrada. De hecho, con respecto a la guerra, se les está mintiendo a los ciudadanos rusos. Además, es una sociedad muy oprimida. En ese sentido, cualquiera que decide actuar en contra del gobierno ruso, se pone inmediatamente en riesgo. Y no solo a sí mismo, sino también a toda su familia y allegados. Entonces… sí, es difícil de estimar qué sucederá. Pero espero que, con las sanciones que varias de las naciones han impuesto a Rusia, la sociedad sienta los efectos y reaccione. Pero repito: es fundamental que todos los países democráticos funcionen en unísono.

Pero a pesar de estas sanciones, Putin no ha desistido…
SM: Eso es cierto. Yo espero que, eventualmente, se de cuenta de las desastrosas consecuencias que está trayendo la guerra para su país, pero también para su bolsillo. Es un corrupto así que quizás esto último sería algo que le dolería.

¿Cuál es la función del IRI en el mundo? ¿Cómo determinan las prioridades de cada región?
SM: Primero a lo primero. El IRI es un organismo no gubernamental e independiente, establecido en 1983 con el objetivo de contribuir a la extensión y estabilidad de la democracia a lo largo del mundo. Para ello, trabajamos en las instituciones y los procesos de cada región. El hecho de que seamos independientes es clave porque no dependemos del gobierno norteamericano. Y, de hecho, es el único país en donde no trabajamos, justamente para mantener nuestra independencia. Desafortunadamente, el gobierno de los Estados Unidos no siempre está tan enfocado en la democracia como nos gustaría. Por eso, insisto que es clave que seamos independientes. Por otro lado, gracias a nuestra estructura organizativa, podemos trabajar en cualquier parte del mundo. Y lo que hacemos es buscar que los líderes de cada uno de los países definan las prioridades en torno al progreso. En pocas palabras, cada vez que visitamos un nuevo país, intentamos identificar las oportunidades clave, los avances significativos que hayan tomado lugar, como también los principales desafíos.

¿El trabajo que hace el IRI se enfoca solo en la mejora institucional y democrática? ¿O se involucra en otras áreas como, por ejemplo, la economía?
SM: Es una buena pregunta. Hay diferentes componentes que cooperan con la salud democrática. Desde el lado institucional, el IRI trabaja en pos de la conservación y mejora de parlamentos nacionales, funcionaros municipales, y agencias ejecutivas. Desde el lado de los procesos, tiene que ver con los ciudadanos. ¿Cómo viven? ¿Cuál es su nivel de bienestar? ¿Cuál es su participación en el proceso electoral? ¿En qué medida están incluidos? Vemos estos dos focos como igual de importantes. Son los dos lados de la moneda. En todos los países que vamos, trabajamos en conjunto con los ciudadanos e incluso organizaciones sociales y ONGs que tiene nuestro mismo objetivo: mejorar la democracia. De todas formas, la idea es enfocarnos no en nuestros objetivos, sino en los objetivos de cada país, de cada población.

¿Y también colaboran con partidos políticos?
SM: Los partidos políticos son fundamentales para el correcto funcionamiento de la democracia. A la gente puede no gustarles mucho. Bah… por lo menos, ese es el caso de mi país (Estados Unidos). Pero, hasta ahora, hay muy pocos ejemplos de democracia que pueden funcionar sin partidos. Básicamente, porque son el mejor vehículo para, primero, agrupar candidatos alrededor de un cierto electorado en términos demográficos. Y segundo, los partidos políticos no solo importan cuando están gobernando, sino también cuando son oposición. Entonces, sí: el IRI trabaja con los partidos políticos también. Pero lo hacemos justamente para fomentar y cultivar un comportamiento democrático dentro de los sistemas partidarios. Una aclaración: bajo ningún aspecto, damos dinero a los partidos políticos.

¿Y qué es lo que ofrecen?
AG: ¿Principalmente? Capacitaciones.

SM: Así es. Y no buscamos imponer los pilares del gobierno estadounidense. Y aquí volvemos al principio: no somos representantes de Estados Unidos, somos globales. Llevamos trabajando hace más de cuatro décadas y con más de cien países en el mundo. Y gracias a toda esta experiencia, nos parece útil compartir experiencias exitosas, no solo dentro de la región, sino por fuera.

¿Podrían identificar un caso exitoso de América Latina?
AG: Hay varios. A ver, por supuesto, que no todas las democracias son perfectas. Uno de los temas más importantes es la cuestión sobre la transparencia y la anticorrupción. Un ejemplo podría ser Ecuador. Por muchos años, los ecuatorianos fueron gobernados por un Presidente con rasgos autoritarios, Rafael Correa. Y en aquel período, la Asamblea Nacional fue cooptada por dicho gobierno. Eso, afortunadamente, ha cambiado. Y hemos trabajado en eso con la Comisión de Transparencia. De hecho, hemos brindado capacitaciones con expertos mundiales en temas de transparencia política. Y gracias a nuestro aporte, se sancionó una ley que promueve este tipo de prácticas.

¿Esto empezó con Lenín Moreno?
AG: Bueno, con él empezamos. Y continuamos con Guillermo Lasso.

¿Qué percepción tienen sobre la Argentina a partir de esta visita?
AG: Aquí, hemos identificado varios temas. Entre ellos, el fortalecimiento de la mujer en la política. Y también, a nivel institucional. Creo que la Cámara de Diputados carece de un cuerpo de expertos que asesoren a los diputados y diputadas para que sepan qué votan. Para eso, trajimos a una diputada de Guatemala y otro de Perú donde, gracias a nuestro trabajo en conjunto, logramos instaurar un sistema de información para todos los legisladores. Otro tema que me preocupa es el de la fragmentación partidaria. No solo entre los partidos, sino también intrapartidaria. Y esta crisis se acentúa con los outsiders. Casos como el de Javier Milei son un perfecto ejemplo de lo que estoy hablando. Y la realidad es que tiene un discurso que atrae mucho a los jóvenes.

¿Cree que se vincula con el hartazgo que la sociedad siente por la clase dirigente?
AG: Claro que sí. Y no es solo en Argentina. Es una tendencia a nivel global. Los emergentes están ganando terreno, terreno que antes pertenecía al establishment. Y es importante preguntarnos por qué sucede esto, tanto desde el punto de vista de los votantes, como de los propios militantes.

¿Qué otra cuestión les preocupa de la Argentina?
AG: Nuestra idea no es meternos en la política. Nosotros somos independientes. Pero no podemos negar la preocupación que nos generó la actitud el Presidente Fernández en la conferencia de prensa que hizo junto a Lasso. Fernández dijo abiertamente que las últimas elecciones en Venezuela eran una muestra de la mejora del régimen de Maduro y que, por lo tanto, se debía mostrar apoyo. Esas declaraciones fueron graves porque, de nuevo, se está buscando premiar a gobiernos autoritarios. Ni hablar de la incomodidad de Lasso cuando Alberto dijo eso. Fue muy irresponsable.

Y volvemos al tema de la inconsistencia de la política exterior de Argentina. ¿Cree que esta característica afecta también a la economía del país?
AG: La previsibilidad, en todas las cuestiones, es clave para la economía. Y en ese sentido, es clave para que el sector privado invierta y genere más trabajo. Es una locura cómo aumenta la inflación, que existan dólares paralelos… es terrible.

¿Cuáles son los principales consejos que le darían al gobierno argentino en materia económica?
AG: Nuestra base de todas nuestras capacitaciones es la gobernabilidad democrática. Ayer, fuimos a la localidad de Lanús, y fue una visita impresionante. Las medidas de cooperación entre el sector público y privado son admirables y dignas de ser replicadas. Entre ellas, se puede destacar la liberación de los impuestos durante cinco años para atraer negocios. Y como, gracias a esas políticas, se han construido muchísimos colegios en zonas humildes. Y lo que también es fundamental es que los ciudadanos sepan de donde surgieron estas mejoras: de su propio intendente. La comunicación es clave. Pero algo que nos gustaría traer a varios de los países de la región, es el proyecto de ley que se está por sancionar en Guatemala. Hace tiempo, venimos trabajando con la Comisión de Economía y hay un proyecto que es para aumentar el empleo de jóvenes. Es brillante.

¿Creen que la previsibilidad económica también se ve amenazada por la falta de consensos producto de la grieta?
SM: Vivimos en una era interesante. Y este fenómeno no es regional, es global. La gente, muy a menudo, busca algo diferente. Tenemos que entender que los votantes tienen necesidades y aspiraciones, y buscan un líder que responda a estas demandas. Y la pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué el discurso de los políticos no tradicionales está siendo tan atractivo? Y hay veces, que incluso se pueden tomar buenas ideas de los outsiders. Esto también nos habla de la dinámica saludable de la democracia. No hay un monopolio de ideas. Lo que nosotros ofrecemos es ayudarlos a encontrar una visión que se ajuste a las necesidades de los ciudadanos y que, obviamente, fomente la democracia. Y, volviendo a la vista a Lanús, esto también se construye con una comunicación fluida entre los gobernantes y los votantes.

¿Cómo ven el rol del Estado, a nivel nacional, con respecto a este tema?
SM: Muchas veces, el Estado Nacional no tiene una solución a estos problemas. Los gobiernos municipales son muy importantes. Y esto se debe a la cercanía que tienen con los ciudadanos. Y esta comunicación de la que venimos hablando, puede ser uno de los pilares que solucionen el problema de la polarización.

AG: Y, hablando específicamente de América Latina, nuestro trabajo más fuerte lo hacemos a nivel municipal. Y en este camino, muchas veces nos encontramos con los líderes que tienen la capacidad de comunicar un mensaje claro y cercano a los deseos de la ciudadanía.

Después de dos años desde el comienzo de la pandemia, pareciera que la situación empezó a normalizarse. ¿Cómo creen que afectó la pandemia a nuestra región?
SM: Creo que no es tanto que si persiste o no la pandemia, sino más que la gente ya está harta del tema. Lo único que puedo decir es que la mejor solución, hasta ahora, es la vacunación contra el coronavirus.

Para finalizar, ¿cuáles son los principales tópicos que todo el mundo debería tener como prioridad?
SM: Hay muchísimos temas. Pero si tengo que destacar los principales, diría, en primer lugar, luchar contra el avance del autoritarismo. El período inmediatamente siguiente a la Guerra Fría ya no existe. Fue una buena era, pero ya terminó. Las sociedades democráticas están bajo amenaza. Ya sea porque un gobierno autoritario ataca a uno democrático o bien, porque busca imponer el autoritarismo en países democráticos. En segundo lugar, debemos priorizar el valor de los votantes. Todos los procesos de toma de decisión deben ser atravesados por los problemas y necesidades de la gente. Esto incluye varias cuestiones. Desde cómo garantizar el acceso a la tecnología, hasta cómo asegurar que las elecciones sean libres y transparentes.

¿Y con respecto a la región y a la Argentina?
AG: Primero, quiero referirme a la Argentina. Por un lado, creo que la descentralización del Estado es fundamental. Es necesario que, a nivel municipal y provincial, los gobernantes se empoderen y tengan cercanía con los ciudadanos para poder brindarles soluciones acordes a sus demandas. Los ciudadanos son los que saben lo qué necesitan. Y por otro lado, el tema de la fragmentación partidaria. Se tiene que trabajar en la formación de coaliciones y el desarrollo de consensos. Para eso, se deben crear dispositivos que empoderen a la mujer, fortalezcan al Poder Legislativo, entre otras cosas. Y siento que el IRI puede aportar mucho en esto. A nivel regional, mi mayor preocupación es la erosión democrática que está tomando lugar. Esto se puede ver en el autoritarismo que está surgiendo en El Salvador, el populismo en Brasil y ni hablar de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mi segunda, pero no menos importante, preocupación es la falta de integridad de las elecciones. En las campañas, se suele decir hechos que no son verdad y esa deformación de la realidad es muy peligrosa para la democracia.

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