Rosario: ciudad de pobres corazones, plagada de ilusorias soluciones

Rosario: ciudad de pobres corazones, plagada de ilusorias soluciones

Los narcos no son quienes todos piensan que son. Los Monos son los peones de un siniestro ajedrez.


La moto que hendía el aire de la noche rosarina frenó con un chirrido frente al supermercado. A bordo viajaban dos hombres. Uno de ellos arrojó una especie de cartón escrito en la vereda y luego desenfundó un arma y disparó 14 tiros. Enseguida, sin apuro, casi despreocupadamente, los pistoleros se perdieron en la oscuridad. El cartón, mudo testigo de los hechos, contenía una amenaza contra el astro del fútbol mundial Lionel Messi.

Era el dos de marzo de 2023 y la crisis que se desató a continuación tuvo que ver más con el hecho de que los propietarios del comercio eran familiares de la esposa de Messi que con la balacera en sí mismo, cuya sucesión se ha vuelto tan rutinaria que ni siquiera se mueve a la indignacion de los rosarinos. El callo de la costumbre.

Tres días después, en la Villa Los Pumitas, un tiroteo provocado por los irresponsables sicarios de una banda de narcos, culminó con el asesinato de Máximo Jerez, de once años y heridas en el brazo a una nena de dos años y en el pecho y en la boca a dos chicos de 13 años. Se sabe entre quienes manejan armas que quienes disparan por arriba de la cintura están tirando a matar y estos disparos guardaban esa intención, sin dudas.

No es que quienes andan disparando sus armas sean personas que puedan ser tildadas de responsables, pero la causa de los disparos habría formado parte de una operación de “ablandamiento” contra una banda que maneja un búnker en el Barrio Los Pumitas. Como el supuesto local estaba cerrado, los sicarios se fueron hasta otro kiosco cercano y dispararon ahí. La cosa era vaciar los cargadores, parecía. Así fue como los valientes guerreros mataron e hirieron a cuatro chicos, todos menores de 15 años.

Las cosas como son

De todos modos, estos hechos, aunque graves, ofician como distracción. Los Monos, Los Pillines, los Alvarado, los Cantero, el Peruano, que suelen ser los “delivery” de plomo y de pólvora, son actores de reparto de una película en la que los protagonistas viajan a Qatar para ver la Copa Mundial, como Patricio Carey. Otros, no menos acaudalados, como Nicolás Nardelli, utilizan lujosos yates para huir de la pandemia, con rumbo a ciertos lujuriosos paraísos ocultos en las islas del Paraná y dirigen importantes empresas que otorgan prestigio social. Inclusive, un señor muy institucionalizado, como el expresidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Alberto Padoán, se encuentra procesado en estos mismos momentos por lavado de activos.Este prohombre de la comunidad, junto a Sergio Nardelli, hermano de Nicolás, fue el operador de los millones de créditos que se le otorgaron a Vicentín. Por si alguien no lo sabe, Diego fue presidente de esta empresa, hasta que murió el 13 de agosto de 2020. El monto total de la operación crediticia fue fugada de la Argentina de manera ilegal y todo culminó con una estruendosa estafa contra cientos de pequeños agricultor

Carey, por su parte, era el vicepresidente de la financiera Cofyrco y está acusado de haberle vendido 17.776 dólares al narco Marcelo “Toto” Medrano, que fue asesinado a fines de 2020. El empresario fue apresado en estado euforia en el Aeropuerto de Ezeiza en diciembre de 2022, cuando volvió de Qatar, adonde se había apersonado para presenciar la Copa del Mundo.

Además, los investigadores judiciales sospechan que Cofyrco también le ganó dólares a Gustavo Patricio Shanahan, un financista que fue director de la Terminal Puerto Rosario entre 2010 y 2013. Éste que será llevado a juicio junto al narco peruano Julio Rodríguez Granthon, que dirigía una banda que vendia droga en Villa Banana, en la zona oeste de Rosario. Sus operadores visitaban diariamente la financiera que dirigía Shanahan –ya retirado de sus labores portuarias-, ubicada en España 889, en Rosario, para transmutar pesos en dólares. Al fin y al cabo, la cocaína, el plato fuerte de los narcos rosarinos, en un “commodity”, que se negocia en dinero de color verde.

¿Todo lo malo viene de afuera?

No existe el narcotráfico si no existe complicidad de las agencias del Estado. La policía rosarina está atravesada por la influencia del dinero narco.

No por nada, casi todas las investigaciones importantes llegaron de afuera. Por ejemplo, Vicentín es la empresa controladora del Puerto de Rosario, el más importante de los 27 puertos cerealeros que se extienden a lo largo de 70 kilómetros por las costas del Paraná que circundan a Rosario. El director de la Terminal Puerto Rosario es Gustavo Nardelli, hermano de Sergio, el que presidía Vicentín. Desde allí salió un cargamento que desembarcó en Barcelona. La investigación reclamó las cámaras que registraron las operaciones para la Aduana y la Administración Federal de Ingresos Públicos, pero la respuesta no fue la esperada: justo en el momento en que la droga era estibada en las bodegas de la nave, las cámaras estaban apagadas.

Más allá de las actividades ilegales que se llevan todas las portadas, que consisten en el tráfico de sustancias ilegales, la trata de personas obligadas a prostituirse, la “protección” a los comerciantes y el contrabando de armamento, los negocios más rentables son las “ cuevas financieras”. En estos se trafica el dinero de las personas que hacen culto a la evasión fiscal y generan un mercado de servicios financieros que se desarrolla por debajo de los radares del Estado. Estas cuevas reciben dinero negro de las cereales -que también eluden el radar- y de otras relacionadas con el crimen, como la extorsión y el narcotráfico.

La concejala del Frente de Todos Marina Magnani declaró en un reciente reportaje que “Los Monos son un invento mediático, se les adjudica un rol muy superior al que desarrolla” y remató aclarando que “no son ellos los que mandan”.

Poderoso caballero es Don Dinero

La influencia del dinero narco en Rosario es tan nociva como la de los bancos y las financieras. Los expertos de la Universidad Nacional de Rosario evalúan que el negocio de estupefacientes mueve unos nueve millones de dólares al año y deja “limpios”, en manos de los traficantes unos cinco millones de la moneda estadounidense.

A causa de este poder, los fiscales no desarrollan políticas persecutorias, los policías no apresan malhechores, ni los jueces condenan a los acusados.

Paralelamente, los narcos financian comedores populares, brindan talleres de oficios, pagan sepelios y –paradojas de la vida- ejercen tareas de reemplazo de la policía. En un barrio en el que no hay ley, ésta es impuesta por el grupo social más organizado y más pudiente. Es decir, por el dinero del narco y por las armas del narco.

Lo que va de ayer a hoy

En los ’70, la militancia juvenil se encontró en los barrios populares de todo el país con bandas de distinto calibre, que imponían la ley del más fuerte ya menudo aterrorizaban a los pobladores. Cuando se produjo el inevitable choque de potencias, la JP, mejor organizada y más fogueada, expulsó a muchas bandas de sus zonas de influencia. Además, como estaba asentada en todo el país, los mafiosos no tenían adónde ir.

En 1976, las Fuerzas Armadas solucionaron el problema a todos estos narcotraficantes y tratantes de personas –antes se los llamó “tratantes de blancas”-, “limpiando” a sus enemigos del territorio y abriendo la puerta al imperio del crimen en todo el país.

Los 30 mil desaparecidos no lo fueron sólo por su compromiso con su militancia política, sino también por su defensa de los sectores populares. Al asesinarlos masivamente, los comisarios se transformaron también en “capomafias” y en jefes de las bandas que traficaban -y trafican hoy- sustancias y personas.

No es casual que en estos días las únicas oficinas estatales que quedan en los barrios –salvo excepciones- son las escuelas y la policía. Al resto de las agencias, la dictadura las quitó del territorio y, muy lentamente, en estos días están volviendo de a poco…y no en todas partes. Más Estado es más igualdad, pero ése no parece ser el objetivo de algunos gobiernos. Ni siquiera los socialistas se ocuparon del tema.

perpetradores

El narcotráfico no ha sido erradicado en ninguna parte del mundo. Quizás, porque se parece tanto al capitalismo. Enumeraremos: Los narcos venden los mismos paraísos artificiales que el sistema, que venden playas paradisíacas, planes financieros irrealizables y piletas dibujadas en el piso, mientras que en elegantes edificios llamados bancos, prometen futuros venturosos, siempre lejanos para quedarse con el dinero de sus clientes .

Además, el tráfico de drogas es una actividad de recaudación rápida y cuenta con traficantes generosos, que reparten dinero a manos llenas a todos los funcionarios que se les acercan. Pero, lo fundamental es que sus verdaderos dueños son los mismos financistas que se quedan con el dinero de sus clientes, los mismos políticos que venden ilusiones y hasta los mismos mafiosos que son condenados por los medios en el frente, pero son protegidos en la trastienda .

La respuesta al narcotráfico no existe, porque quienes deben combatirlo cobran en la misma ventanilla que los narcotraficantes. Y no existe nadie que no quiera ser fiel a tan poderosos señores.

Llevar el Ejército a las villas es un bluff, porque el territorio verdaderamente conflictivo es el barrio de Fisherton, no el de Empalme Graneros. La Gendarmería es otro engañapichanga. Sencillamente, el problema no está adonde ellos van a ir.

Cuando los españoles llegaron a las tierras guaraníticas, hace más de cinco siglos, le entregaron una biblia al Gran Cherubichá de este pueblo. El hombre se lo llevó, pidió que se lo tradujeran a su lengua y convocó al obispo de Asunción para darle una respuesta. Parados en la Plaza Mayor, esperaron al aborigen los jefes blancos. El cacique presentó el libro, se paró frente a ellos y habló con sabias palabras: Este libro rasca –dijo-… y rasca muy bien –agregó-…pero rasca adonde no pica –terminó-.

Los mismo pasa si se llenan las calles de armas, sin un objetivo concreto, porque eso entraña el peligro de herirse a sí mismo. El gran Napoleón, que de esto sabía un poco, advirtió a sus subordinados: “con las bayonetas se puede hacer cualquier cosa, menos sentarse encima de ellas”.

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