El gobierno ruso afirmó haber alcanzado un hito estratégico en el ámbito atómico: la implementación del primer sistema de energía nuclear con ciclo de combustible cerrado. Con esta innovación, Rusia busca reciclar sus combustibles nucleares usados —extraer uranio y plutonio residuales— y reintroducirlos en nuevas cargas, minimizando significativamente los residuos descartables. La noticia fue anunciada oficialmente a través de declaraciones del presidente Vladimir Putin y de técnicos del sector energético estatal.
El ciclo cerrado se diferencia del modelo tradicional en que evita la disposición final temprana de gran parte del combustible irradiado. En el esquema ruso, los elementos gastados se procesan, se recuperan sus materiales fisibles y se producen combustibles mixtos (como el MOX), que luego pueden volver a dispararse en reactores. Esta tecnología implica una disminución en volumen y toxicidad de residuos nucleares, así como un uso más eficiente de los recursos nucleares. Rusia ya cuenta con una planta industrial de combustible MOX operativa en Zheleznogorsk, destinada a este propósito.
Un caso emblemático es el reactor rápido BN-800de la planta de Beloyarsk, que ya comenzó a operar con combustible MOX como parte de los ensayos para cerrar el ciclo. Además, el país impulsa otro camino innovador: el combustible REMIX, que mezcla sin separación uranio y plutonio reprocesados con uranio enriquecido, para su uso en reactores de agua ligera del tipo VVER, lo que facilita su integración al parque existente. En Balakovo, por ejemplo, ya se ha iniciado la tercera fase del ciclo piloto con combustible REMIX.
🇷🇺🗣️Putin: Rusia es líder en energía nuclear
Vladímir Putin afirmó que solo Rusia posee competencias en toda la cadena tecnológica de la energía nuclear.https://t.co/iQPpuINtYv pic.twitter.com/MKfrHwSGBG
— RT en Español (@ActualidadRT) September 25, 2025
Según el plan energético de Rusia, esta estrategia se inserta en su visión de largo plazo: apuntar hacia reactores rápidos y cerrar el combustible como eje principal hacia 2050, reduciendo la generación de residuos activos y optimizando las materias primas nucleares. El proyecto “Proryv” (o “Breakthrough”) congrega estos desarrollos y coordina instalaciones tanto de reprocesamiento como de fabricación de combustibles avanzados.
No obstante, el salto tecnológico conlleva desafíos técnicos, económicos y regulatorios. El reprocesamiento y la manipulación de materiales altamente radiactivos requieren instalaciones seguras, costosas y altamente controladas. Asimismo, los combustibles avanzados, como REMIX o MOX, deben demostrar estabilidad, confiabilidad operativa y compatibilidad con estándares internacionales de seguridad nuclear. Además, la aceptación internacional y las condiciones del mercado del uranio juegan un rol decisivo en su viabilidad comercial.
Con este anuncio, Rusia pretende consolidarse como pionera global en la llamada “energía nuclear de ciclo cerrado”, con aspiraciones de exportación tecnológica y liderazgo estratégico en la evolución del sector atómico mundial. El éxito real del proyecto dependerá de su eficacia práctica, fiabilidad a escala comercial y aceptación internacional en un contexto donde el control de proliferación nuclear es una preocupación clave.