Postales de la esperanza en el caótico mundo del Coronavirus

Postales de la esperanza en el caótico mundo del Coronavirus

Por Horacio Ríos

La refutación de Platón. Esperanza de V.I.D.A. Cuidar de la Tierra es el único camino.


L a Argentina paradojal

La Argentina es un país raro. Aquí se opina libremente, a menudo sin corroboración con la verdad. No existe, a veces, correlación entre algunas declaraciones públicas y la realidad, como si fuera posible la disociación entre la voluntad y la verdad y que el solo hecho de desear que algo sea cierto, bastará para que lo sea. El conflicto político que atravesamos no puede desarrollarse entre réprobos y elegidos o entre bondadosos y malvados por naturaleza.

No estaría de más suponer, alguna vez, que la verdad puede existir a ambos lados de la grieta. Aunque fuera parcialmente. Si los grandes filósofos de la historia hubieran dado por ciertas las premisas que hoy se discuten en Argentina, hoy los estaríamos calificando –si habláramos en tono tribunero- como burros o payasos.

El filósofo ateniense (o egineta, se discute su lugar de nacimiento) Platón clasificó al conocimiento en dos grandes agrupamientos: la ‘doxa’ u opinión, proveniente del saber a través de los sentidos y la epísteme o conocimiento científico, es decir, la ‘verdad por necesidad’, resultante del razonamiento lógico a través del silogismo, es decir, la consecuencia de un razonamiento conformado por dos premisas y una conclusión.

Esta excesiva introducción nace del absurdo conflicto generado ante las medidas que tomó el Gobierno nacional para confrontar al impacto que la pandemia del Coronavirus ya provocó en el seno de la sociedad argentina.

Hasta el día en que esta crónica se escribe, el país soporta 2.743.620 infectados por Covid-19, además de 59.792 muertes por la misma razón. El número de recuperados llegó a 2.407.853 casos, mientras que los casos activos son hoy 275.975.

Desde el comienzo de la Pandemia, el foco de contagios está en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que sumó este martes 20 de abril al 61,79 por ciento del total de los infectados en el día. Entretanto, la devastadora suma de internados era preocupante: el 64,90 por ciento de las camas de Unidades de Terapia Intensiva de toda Argentina estaba ocupada, un guarismo que se agravaba en el Área Metropolitana Buenos Aires, ya que en este distrito el 75 por ciento de las camas UTI se encontraban ocupadas. Se puede decir con certeza que éste es el número inmediatamente anterior a la catástrofe humanitaria.

En este panorama desolador, la alternativa de mínima entre las decisiones que podía tomar el Gobierno era la de retrotraer el aislamiento a la Fase 3, que es lo que hizo. En ésta se disminuye la movilidad del 50 por ciento de la población y se establecen algunas prohibiciones nacionales a algunas actividades. En este caso, se recomendó suspender la presencialidad estudiantil en los distritos en los que al menos se duplicaron los casos en las últimas tres semanas.

La abstrusa respuesta del Gobierno porteño de desconocer la necesidad de cerrar las escuelas por 15 días –que persigue más bien un rédito eleccionario, antes que el cuidado- pone, una vez más, en crisis a la Argentina.

En las últimas dos semanas, crecieron un 87 por ciento los distritos de más de 40 mil habitantes en los que existe un alto riesgo epidemiológico. Ahora hay 159 departamentos que se encuentran en esta circunstancia, contra los 85 en los que reinaba esta condición hace 15 días. Entre éstos está, obviamente, la Ciudad de Buenos Aires.

Esta situación contrasta radicalmente con lo que ocurría el 20 de agosto de 2020, cuando el infectólogo del Hospital Rivadavia Martín Hojman explicaba la estabilidad de casos en el AMBA manifestando que “uno puede inferir algunas razones posibles como, por ejemplo, que hay una mayor conciencia de la situación y se han incorporado con más naturalidad algunas conductas como el uso de barbijo y la higiene de manos”.

Luego, Hojman sostenía que “esto se puede ver en el propio hospital donde al principio todas las medidas de cuidado y protección generaban mucho revuelo y ahora se realizan naturalmente. Es decir que, más allá de alguna foto que se pueda ver, hay una responsabilidad individual que está funcionando”.

Esta dicotomía entre el ayer y el hoy es lo que debería hacer reflexionar a los funcionarios, porque toda decisión que se tome al día de hoy es básicamente mala, con puntos oscuros. Por una parte, si no se hace nada y se deja fluir la situación, los contagios aumentarán hasta el punto de crisis, que es precisamente lo que no se puede hacer. Si, por el contrario, se toman medidas de aislamiento parciales, el Estado deberá tomar medidas de apoyo a los más pobres, a los que no podrán, a causa del aislamiento, salir de sus hogares para traer el pan a la mesa. Además, en el caso de los escolares, deberá proporcionar opciones tecnológicas para que la educación a distancia funcione para todos. Algo que es importante en este país pleno de desigualdades.

El tono de la polémica y algunas decisiones que se tomaron, que en pocos días quizás deban ser revisadas y derogadas por el avance de los casos de infección, roza la frivolidad política. Es hora de modificar algunas estrategias, porque el exceso de vehemencia conduce a un solo destino: la soledad.

Para colmo, la ciudad se encuentra escasa de respuestas ante la difusión del virus. Tanto, que el ministro de Salud, el ubicuo Fernán Quirós, debió solicitar a la ministra nacional del rubro, Carla Vizzotti, la reposición de los 60 respiradores que el Estado porteño cedió al sector privado, cuyas UTI se encuentran colapsadas debido a la demanda excesiva –en cuanto a las existencias- de sus infectados.

La ArgentoSputnik

En los últimos días se conoció que en Argentina se fabricará la vacuna Sputnik V, una noticia que atraerá muchos titulares, feroces diatribas y aún felicitaciones en el futuro inmediato. De hecho, ya lo hizo.

En nuestro país no existen casi empresas asociadas con capitales de la Europa Oriental. Por lo tanto, esta ruptura que significa la asociación entre el Laboratorio Richmond y el Instituto Gamaleya no estará libre de conflictos.

Por la positiva, se puede decir que si en Moscú se validaran las vacunas del lote que envió Richmond hace unos días, en junio se estaría fabricando la vacuna en Argentina y se podría llegar a elaborar un millón de dosis por mes antes del año próximo. Por ahora trabajarán en instalaciones ubicadas en Malvinas, mientras termina de construir sus nuevas instalaciones en el Parque Industrial de Pilar. El proyecto empresario es fabricar en su nueva planta cinco millones de dosis mensuales, que podrían extenderse en el mediano plazo hasta a varios millones más, ya que el contrato con Gamaleya despertó el interés de los inversores. El costo de la nueva planta de Richmond gira alrededor de los 70 millones de dólares. Las dosis que se produzcan podrían ser exportadas a otros países de Latinoamérica en el futuro.

El Estado, por su parte, asistió al laboratorio argentino con un crédito para capital de trabajo de 30 millones de pesos, financiado por el Fondo de Desarrollo Productivo y con 13 millones más a través del Programa Soluciona.

El 25 de febrero pasado se firmó el comodato con el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF) por el cual Richmond recibió el principio activo de la vacuna y comenzó con el complejo proceso de elaboración de las dosis uno y dos que ya están en Moscú en estos momentos, junto con el presidente de la empresa, Marcelo Figueiras. En dos o tres semanas el proceso de certificación habrá terminado.

Más allá de lo que ocurra en Moscú, el doce de abril llegó a Ezeiza una carga que pesaba 170 kilos, que contenía el antígeno y los materiales de investigación para la evaluación de los procesos, que servirán para controlar los complejos procesos de producción en el futuro. Posiblemente este hecho haya anticipado el resultado final de la evaluación de Gamaleya, que podría ser positivo.

El fideicomiso que se armó llevará adicionalmente el sufijo Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino (VIDA), aunque la marca Sputnik no será dejada de lado.

Para llegar a la firma del convenio, primero existió la estrecha relación que une al presidente ruso Vladimir Putin con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a lo que siguió el exhaustivo trabajo encarado por la Casa Rosada para la firma de los acuerdos. Finalmente, la frutilla del postre fue la temprana aprobación de la Sputnik por parte de la ANMAT, ya que hasta ese momento sólo estaba aprobada en Bielorrusia, un país estrechamente ligado a Rusia a lo largo de toda su historia.

La vacuna se produce hasta ahora sólo en Rusia, aunque este país ya ha firmado convenios de fabricación con otros tres países, además de Argentina: India, China y Corea del Sur.

En el primero de estos países el RDIF firmó acuerdos con seis laboratorios que esperan producir alrededor de 850 millones de dosis al año. Los laboratorios son Dr. Reddy’s, Panacea Biotec, Virchow Biotech, Stelis Biopharma, Hetero Biopharma y Gland Pharma.

En Corea del Sur, la empresa Huons Global liderará un consorcio de cinco empresas para fabricar la Sputnik V, que estará conformado además por GL Raph, Prestige Biopharma, Boran Pharma y Humedix. Proyectan fabricar 100 millones de dosis mensuales.

En China no habría asociaciones. En los últimos días de marzo, en Rusia se anunció la firma de un convenio con Shenzhen Yuanxing Gene-Tech Co. Para producir 60 millones de dosis mensuales. Hace dos días el RFID anunció un nuevo convenio, esta vez con Hualan Biological Bacterin, que lanzarán al mercado 100 millones de dosis cada mes.

Lacónico, el presidente Alberto Fernández expresó que la elaboración de la vacuna significará “una gran oportunidad para avanzar en la lucha contra la pandemia, no sólo en Argentina, sino también en América Latina”.

Como anécdota, proliferó en las redes en los últimos días un video en que se puede ver a una sonriente Cristina Fernández de Kirchner inaugurando las instalaciones del laboratorio Richmond en el Parque Industrial Pilar el 1° de agosto de 2011. No estará de más recordar que el gobierno que encabezó la actual vicepresidenta alentó la instalación de industrias en todo el país y otorgó créditos productivos a raudales.

Para finalizar, hasta ahora se vacunó en Argentina a 6.510.615 personas, de las que 5.689.401 de ellas recibieron la primera dosis y 821.214 ya fueron inoculadas con ambas. En total, se vacunó a algo más del doce por ciento de la población, una de las cifras más altas entre los países en desarrollo.

 

No estaría de más suponer, alguna vez, que la verdad puede existir a ambos lados de la grieta. Aunque fuera parcialmente. Si los grandes filósofos de la historia hubieran dado por ciertas las premisas que hoy se discuten en Argentina, los estaríamos calificando –si habláramos en tono tribunero- como burros o payasos.

Alguna vez hay que detenerse a pensar

Hay filósofos que predicen el fin del capitalismo (Zlavok Zizek). O que se exacerbará el individualismo y la opresión del sistema (Byung Chul Han).

Sólo el brasileño Leonardo Boff advirtió que la Tierra habló, nos amonestó con un virus y nos advirtió que quizás la próxima vez ya no quiera aquí a los humanos.

En estos días, Boff publicó un escrito que tituló “Indignación, Fatalismo, Fe, Esperanza y Aprendizaje: Covid-19”, en el que cuestionó .

“El virus invisible ha desenmascarado la arrogancia del ser humano moderno que se juzgaba un pequeño dios, capaz de dominar las fuerzas de la naturaleza con la tecnociencia y someterlas a su servicio. La Covid-19 ha demostrado que solamente somos señores de la naturaleza si la obedecemos. No somos dueños sino parte de la naturaleza junto a y no encima de los demás seres.

La Covid-19 nos ha revelado como seres expuestos a la imprevisibilidad y la vulnerabilidad, es decir, no dominamos las condiciones que garantizan o amenazan nuestra vida. ¿Quién, exceptuando epidemiólogos, como uno de los mayores, David Qammen, previó la llegada amenazadora del virus? Además somos seres que no poseen ningún órgano especializado (Mangelwesen de Arnold Gehlen) que asegure nuestra existencia ni poseemos un hábitat propio, como tiene cada especie de la naturaleza. Tenemos que construir, mediante la interacción con la naturaleza y el trabajo, nuestro hábitat, o sea, un lugar hospitalario en el cual podemos vivir sin mayores amenazas y en paz.

El virus ataca a personas, ricas y pobres, clases, religiones y todas las naciones del planeta. Las armas de destrucción masiva sobre las que se funda el poder de los imperios de hoy en busca de hegemonía mundial e incluso del dominio sobre otros pueblos, se han vuelto ineficaces e incluso ridículas. Lo que nos está salvando no son los mantras de la cultura del capital (lucro, competencia, individualismo, asalto a los bienes y servicios de la naturaleza, dominio del mercado sobre la sociedad) sino los valores casi ausentes en este sistema capitalista y neoliberal: la centralidad de la vida, la interdependencia entre todos, la solidaridad, la generosidad, el cuidado de unos a otros y de los escasos bienes naturales, las relaciones sociales más amigables frente a la insaciable voracidad del mercado, un estado social que atiende las demandas básicas de sus ciudadanos Este es un aprendizaje que estamos haciendo; hay que interiorizarlo y fundar un nuevo paradigma de comportamiento, para que no se traduzca en unos pocos actos sino en una actitud permanente, ya que esto es lo que transforma”.

Ya lo advirtió antes el propio Boff. Si no aprendemos de la experiencia, puede que nuestros padecimientos se multipliquen en el futuro cercano. Esto es lo que advierten los médicos, los ecologistas, los biólogos y hasta algunos economistas, que predican que la concentración del dinero y el poder en pocas manos sólo pueden generar más catástrofes climáticas, económicas y ambientales.

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