Por qué los alimentos ya llevan casi un 60% de aumento en 2022

Por qué los alimentos ya llevan casi un 60% de aumento en 2022

Sólo en el mes de julio, los precios de los alimentos en los comercios de cercanía en barrios populares aumentaron un 11%.


Los datos son aportados, mensualmente, por un relevamiento realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Ciudadana (ISEPCI), en base a los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos que se comercializan en 900 comercios de cercanía ubicados en 20 distritos del conurbano bonaerense y que da paso a la creación del Índice Barrial de Precios.

A través de esa información, se deduce que una familia de dos personas adultas y dos hijos/as pequeños/as, que en junio precisaba $45.404,21 para comprar sus alimentos indispensables, pero un mes más tarde, la misma requería $50.411,85 (o sea un 11,03% más) para adquirir los mismos productos y evitar caer por debajo la línea de indigencia.

“El relevamiento que venimos haciendo hace muchos años consiste en que vecinos/as de barrios populares se organicen y releven los precios en los comercios de cercanía, donde ellos habitualmente compran sus productos básicos, fundamentalmente alimentos”, comenzó a explicar Isaac Rudnik, director Nacional de ISEPCI, a Noticias Urbanas, sobre la metodología de este estudio. Y completó: “Luego, estos datos se cargan en planillas y se envían a una plataforma donde un grupo de compañeros/as los procesan y se calcula el valor de la Canasta Básica de Alimentos. Ellos/as deben anotar el precio más bajo de cada producto, independientemente de su calidad”.

 

Datos específicos

Según el estudio, una familia tipo necesitó $112.922,54 (11% más que en junio) para cubrir su Canasta Básica Total que contempla un universo más amplio de productos indispensables -además de los alimentos-, como transporte, salud, educación, mantenimiento del hogar, tarifas, combustibles, vestimentas, cuya posibilidad de acceso marca el límite para evitar caer por debajo de la línea de pobreza.

Las frutas y verduras mantuvieron el “liderazgo” de las subas: 17,47% en julio y 74,57% desde principios de año; los productos de almacén en los mismos períodos aumentaron 14,53% y 64,53%; por último, las carnes se incrementaron 3,81% el mes pasado, y 43,81% desde enero.

En esta parte del año los precios de los alimentos básicos subieron sistemáticamente. Hubo meses -marzo- que aumentaron “sólo” 3,9%, otros como abril 8,8% y febrero 9,8%, pasando por mayo y junio en los que la proporción del 4,2% se repitió, llegando en julio al récord del 11%.

 

Inestabilidad política

A qué se debe este incremento desmedido de los alimentos tiene explicaciones internas y externas al país. En principio, no sólo la Argentina ya cuenta con una larga data inflacionaria y de constante devaluación del peso, sino que los vaivenes políticos desestabilizan aún más el sistema comercial y financiero nacional.

Tal como señaló Rudnik, Silvina Batakis fue ministra de Economía durante 22 días “y así como entró, se retiró, con más pena que gloria. Durante su breve permanencia en el cargo -advirtió el entrevistado-, la inflación en general y la de alimentos en particular, batieron el récord del año, hasta ahora”.

En diálogo con NU, Rudnik sentó posición:

“Queremos decir que no tenemos expectativas por las medidas abordadas por el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa”. Es que el director considera que, en líneas generales, Massa seguirá con el mismo lineamiento que su predecesora, es decir, establecer políticas con prioridad por “generar vínculos y fortalecer amistades con los grupos económicos, con los bancos, con los sectores más poderosos”.

“Hasta el momento de esta entrevista, no hemos tenido noticias de que Massa o Batakis se hayan reunido con los movimientos sociales. En su corto periodo, la ex ministra viajó a Estados Unidos para reunirse con los representantes del Fondo y se reunió también con los grandes bancos y sectores financieros, pero cuando los movimientos sociales se acercaban a su ministerio a pedirle aunque sea una corta reunión, ella no accedió. Da toda la impresión de que Sergio Massa seguirá en la misma orientación. Veremos qué pasa”, explicitó.

“La medida más importante que tomó significó una fuerte concesión a los exportadores de cereales, que implicará un importante incremento de sus ya enormes ganancias. Sin embargo, no fue eyectada de su silla, porque ejerció su cargo con una perspectiva sin matices, para sostener y profundizar las inequidades en la distribución de los ingresos nacionales, porque los grandes grupos económicos de este país consideraron que las concesiones obtenidas eran demasiado pocas. Entonces, ejercieron más presiones mediante corridas contra el peso para impulsar una devaluación, mientras fueron –y siguen siendo- protagonistas de los injustificados incrementos de precios”, adujo.

 

Inflación en guerra

La inflación es siempre multicausal y depende también de cuestiones coyunturales. Es sabido que, a nivel mundial, las economías se han visto afectadas por el ataque bélico de Rusia a Ucrania. En tanto, sus consecuencias, fueron explicadas por Rudnik: “Esos países son productores mundiales de alimentos, al igual que la Argentina, en particular de los mismos productos que nosotros exportamos, como los granos. Esto generó una suba internacional en los precios de los alimentos y de inflación general, que es un tema de preocupación general y difícil de controlar en cualquier país”.

Argentina no queda exenta de las negativas consecuencias de la geopolítica, por el contrario, se trata de “un elemento particular que empuja los precios hacia arriba”, lo cual “se traslada al mercado interno”.

“Esto no debería suceder. Debería haber una participación del Estado, que proteja el mercado interno argentino”, corrigió el entrevistado.

Por esto, “detener el impulso inflacionario es urgente” y, a pesar de que algunas causales son ajenas al Gobierno argentino, éste debe tomar medidas concretas para resguardar el mercado interno, tal como cuidar el presupuesto asignado al abastecimiento de los sectores sociales más vulnerables y controlar precios, ya que “no puede buscarse ese objetivo frenando la actividad económica y achicando el déficit fiscal mediante la reducción del gasto del Estado”.

Por el contrario, el déficit en las cuentas del Estado “hay que reducirlo mediante el incremento de la recaudación e imponiendo más contribuciones tributarias a los sectores económicos que vienen incrementando sus ya fuertes ganancias”.

 

Controlar precios

El precio de los alimentos tiende a aumentar, incluso, por encima de la inflación. Esto afecta principalmente a los grupos sociales con menos recursos y a los comercios barriales. Es por esto que resulta imprescindible “una participación activa del Estado, buscando establecer precios máximos y precios de referencia que tengan influencia en los negocios de cercanía”, como primera medida.

“Hay que tener en cuenta que los programas como Precios Máximos o Precios Cuidados no tienen ninguna presencia en los negocios de cercanía, ya que estos negocios se abastecen en las grandes cadenas mayoristas, que no se sientan en las mesas de debate y negociación con el gobierno para fijar estos precios de referencia”, indicó Rudnik, al tiempo que subrayó que este proceso debería ir sujeto a un congelamiento de precios de los productos perteneciente a la Canasta Básica.

Esto serviría, entonces, como antesala para comenzar a trabajar en “un plan integral de contención de la inflación” que cuide el poder adquisitivo de manera equitativa entre los sectores sociales más carenciados y los privilegiados.

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