Los obispos argentinos volvieron a plantear un duro diagnóstico sobre el presente, alertaron por “las profundas polarizaciones y la priorización de intereses sectoriales sobre el bien común”, y resaltaron “la urgencia de un nuevo diálogo buscando la unidad”.
Los integrantes de la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, que preside el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, se reunieron entre el jueves y este domingo en Mar del Plata para analizar la situación del país, en un encuentro que tuvo participación de dirigentes políticos de todas las extracciones, menos de La Libertad Avanza.
Entre los asistentes a las deliberaciones en el hotel 13 de Julio de Luz y Fuerza estuvieron el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora (PJ); la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia (Pro); el sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo; la dirigente camporista Fernanda Raverta; varios ministros del gobierno de Axel Kicillof; y los ex funcionarios Gustavo Béliz, María Migliore y Julián Domínguez.
Como resultado de las deliberaciones, los obispos difundieron un documento titulado “La amistad social como sueño y camino. El legado de Francisco”, que retomó muchas de las críticas que viene planteando en público y en privado sobre la coyuntura.
“La política no debe someterse a la economía, ni esta a la tecnocracia. El mercado, por sí solo, no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social. Es imperioso que política y economía dialoguen al servicio de la vida. Esto implica promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad para generar nuevos puestos de trabajo”, expresó el comunicado.
La Comisión de Pastoral Social, que la encabeza el obispo Dante Braida, advirtió: “Nuestra Patria se encuentra afectada por profundas polarizaciones que nos separan y por la priorización de intereses sectoriales sobre el bien común, lo que ha generado una sociedad herida y dividida. No podemos ser indiferentes ante la realidad de muchos hermanos en situación de pobreza y exclusión”.
“En esta Semana Social, inspirados en el Evangelio buscamos promover el encuentro, el compartir experiencias, reflexiones y saberes favoreciendo el diálogo social y los caminos para organizar la esperanza”, continuó la declaración.
“La fraternidad en el diálogo supera individualismos, impulsando un deseo de hermandad y solidaridad que es un modo de hacer historia. Es vital ir más allá de los conflictos, mirando la dignidad profunda de cada persona, reconociendo que el todo es superior a la parte. En el pobre, el enfermo, el descartado y la naturaleza escuchamos la voz de Dios que nos conmueve y nos mueve a buscar respuestas concretas”, prosiguió.
Los obispos recordaron que, “insistentemente, hemos conversado sobre la necesidad de una economía con rostro humano. La política no debe someterse a la economía, ni esta a la tecnocracia. El mercado, por sí solo, no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”.
“Es imperioso que política y economía dialoguen al servicio de la vida. Esto implica promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad para generar nuevos puestos de trabajo. El trabajo digno es el principal organizador de la vida social. La falta de trabajo “hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido … El trabajo sin derechos no es bendición, es explotación”, consignaron.
“El legado de Francisco nos interpela ante la cultura del descarte y la globalización de la indiferencia, que ignoran a los más vulnerables. Es una exigencia ética y evangélica fundamental la opción preferencial por los más pobres, destinatarios privilegiados del Evangelio y la Justicia Social. La inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no construye la paz”, afirmaron los obispos.