En un nuevo giro de la economía argentina, grandes empresas han comenzado a volcarse hacia la importación de productos terminados, reemplazando a proveedores locales. Este cambio está motivado por la necesidad de reducir costos y el contexto de apertura comercial que impera en el país. De acuerdo con un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), esta tendencia podría tener repercusiones significativas en la cadena de valor local.
La estrategia de importar productos que anteriormente se adquirían localmente es una respuesta directa a la disminución de la rentabilidad que enfrentan las empresas. La situación económica actual, marcada por la inflación y la escasez de información de mercado, ha llevado a muchas firmas a buscar alternativas más económicas en el extranjero. Desde alimenticias hasta fabricantes de ropa, la variedad de productos importados ha crecido notablemente, abarcan desde fideos hasta muebles.
Esta dinámica se sostiene bajo dos lógicas: la ampliación del surtido de productos y el funcionamiento como ancla de precios. “Los productos importados suelen ser más baratos y permiten ser más competitivos en el mercado local”, señalaron. Esta estrategia es particularmente efectiva para productos sencillos; a medida que la complejidad aumenta, las empresas tienden a importar para diversificar su oferta.
La apertura importadora impacta con fuerza en el sector textil, que en septiembre mostró la mayor caída interanual, con contracción del 20,5%. En contraste, el rubro de otros equipos de transporte fue el de mejor desempeño, con incremento de 16,4% vs. mismo mes del año anterior. pic.twitter.com/VnXYaJ9hTE
— Centro CEPA (@ctroCEPA) November 7, 2025
Sin embargo, esta apertura comercial ha creado un nuevo desafío: la competencia de proveedores internacionales, especialmente de China, que están ingresando al mercado argentino. Una fuente de la industria explicó que, al buscar reducir costos, las empresas locales no solo importan productos, sino que también se enfrentan a una situación en la que sus propios proveedores pueden convertirse en competidores directos.
El informe del CEPA destaca que las importaciones de bienes de consumo alcanzaron un récord histórico de 8.376 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2025, superando las cifras anteriores. Esta cifra incluye un incremento notable del 45,7% en la importación de productos terminados, en contraposición a la caída de un 18,3% en la importación de insumos clave para la producción.
El impacto de esta estrategia ha suscitado preocupación en el sector industrial, donde se advierte que la dependencia de las importaciones podría desmantelar la cadena de valor local. Con más de 9.300 empresas nuevas involucradas en la importación de bienes de consumo este año, la situación se perfila como un desafío para la industria nacional. A medida que el gobierno busca manejar la inflación, las empresas deben equilibrar sus necesidades económicas con la sostenibilidad de la producción local.
