“A esta altura del partido, vemos que el Gobierno no está teniendo liderazgo”

“A esta altura del partido, vemos que el Gobierno no está teniendo liderazgo”

Por Mauricio Caminos

Entrevista exclusiva con NU de la diputada de JxC, Victoria Morales Gorleri.


Mientras los sindicatos docentes porteños rechazan el protocolo presentado por Horacio Rodríguez Larreta, la vicepresidenta de la Comisión de Educación en la Cámara baja exige medidas contundentes al Gobierno y apunta en particular contra el ministro de Educación, Nicolás Trotta, afirmando que “su tibieza está hipotecando el futuro de nuestros pibes”.

En esta entrevista con Noticias Urbanas, Gorleri no esquiva la interna de Juntos por el Cambio, elogia a Horacio Rodríguez Larreta y explica por qué no cree que venga pronto a la Argentina el Papa Francisco, con quien tiene una histórica relación personal.

¿Por qué el regreso a clases en la pandemia se volvió un tema tan polarizante?

El Gobierno no está pudiendo ver o resolver la gravedad que tiene que nuestros niños y jóvenes hayan perdido el vínculo educativo. El inicio de las clases tiene que ser una prioridad a nivel país. Yo, sinceramente, veo que la tibieza de Trotta está hipotecando el futuro de nuestros pibes por no tener el coraje que hay que tener para enfrentarse a los sindicatos docentes. En definitiva, parece que todo entró en una grieta política y no están poniendo en el centro al verdadero sujeto de la educación, que son nuestros niños y jóvenes.

Más allá de la polémica, hay un principio de acuerdo para que inicien las clases en todo el país. ¿Es insuficiente?

No es suficiente, porque deberíamos ya tener resuelto cómo es el inicio en cada una de las jurisdicciones, que las familias y los docentes tengan en claro cuáles son las fechas y qué contenidos se van a priorizar. Falta mucho. En esta discusión de sí o no, el ministro de Educación dice que no es esencial la educación y eso denota, en definitiva, que no se está planteando como el líder de la educación en nuestro país.

¿Qué tendría que hacer, o haber hecho, Trotta? 

Él tendría que haber dicho ya en diciembre cuándo empezaban las clases: febrero o marzo y de manera presencial. Una definición clara. Y a partir de ahí, ordenar al sistema educativo para que eso suceda, porque eso lleva tiempo y más en este contexto. Esa claridad en su definición no estuvo ni está. No nos da la tranquilidad de que los alumnos en nuestro país vayan a empezar las clases el 1° de marzo. Es preocupante.

Usted apuntó contra los gremios docentes, ¿por qué? ¿Su rechazo a la vuelta a clases en la Capital Federal es político?

Estoy convencida de que hay una intencionalidad política. Los sindicatos docentes que están con esta postura, que muestran una posición dura en la ciudad de Buenos Aires pero otra distinta en el resto del país, han tomado una opción política partidaria. Yo percibo una intencionalidad política de desgaste y discusión no fructífera, porque deberían estar mirando cómo hacemos para recuperar a nuestros pibes, que es la verdadera tragedia de nuestro país. La grieta es un problema tremendo que tenemos que resolver, pero nada puede estar por encima de la educación de tu pueblo.

Entre sus planteos está esperar la vacuna. ¿No sería adecuado eso?

La realidad es que no, porque los camioneros que transportan los alimentos y las cajeras de supermercados no pusieron como condición la vacuna. Los médicos, tampoco. Hoy vemos las puertas abiertas de casi todos los rubros de la industria, el comercio, profesionales, trabajadores y nadie exigió la vacuna. Por supuesto que la desean y un gobierno debe estar detrás de eso, pero no podemos desconocer lo que pasa a nivel mundial. Las puertas del sistema educativo se han abierto inmediatamente y sin vacuna. Argentina es el único país que tuvo a sus niños y jóvenes diez meses sin educación. El resto del mundo lo puso como prioridad. Poner la vacuna por delante de la educación de nuestros pibes es extorsivo.

¿Por qué proponen desde Juntos por el Cambio una movilización el 9 de febrero, para exigir la vuelta a clases?

En Juntos por el Cambio, la preocupación por la educación ha estado durante todo el año pasado y la sensación de que no hay una definición clara por parte del ministro, para convocar con fuerza y vehemencia el inicio de clases, nos genera una alerta. Por eso, nos sumamos a esta convocatoria de una sociedad que lo reclama. Hay que pensar en qué contexto de país planteamos esta situación, porque si hablamos de un creciente aumento de la pobreza, sabemos que detrás de eso hay familias que no pueden parar la olla y no pueden salir a trabajar o a conseguir unos mangos porque están sus hijos en casa. Esto afecta a nuestros pibes en su educación, pero también a las familias en su economía y dinámica.

El debate actual por la vuelta a clases nació a partir de la carta abierta de Mauricio Macri y su reclamo de “Abran las escuelas”. ¿Fue oportunista?

Hizo mucho ruido, sí. Pero hubo mucha movida de distintos dirigentes de Juntos por el Cambio alrededor de este tema, ya desde el año pasado. Obviamente toma relevancia, porque la voz de Mauricio es una voz que genera ruido y controversia. Además, por la inminencia del inicio de clases. Fue una conjunción de cosas.

¿Qué opina de la Fundación Mauricio Macri, creada recientemente, que tiene a la educación como uno de sus ejes?

La verdad es que es una decisión de él y me parece que es buenísimo que existan fundaciones que trabajen por la educación y más en este contexto. Existen ya muchas y muy serias y es buenísimo que sigan existiendo. Confío en la figura de Mauricio Macri para que exista una fundación que siga aportando a este tema. Ahora, es una decisión de él, no puedo juzgar más allá de eso. Es un momento del país para aportar desde todos lados. Siempre es positivo, porque es un desafío el que se nos viene: un año perdido en educación son años en las vidas de nuestros chicos. Ojalá estuviéramos viendo a un presidente que convoca a un congreso educativo para evaluar cómo recuperamos a nuestros pibes, cómo incorporamos la tecnología, cuál es el nuevo desafío de la educación y qué tenemos que cambiar del sistema educativo.

¿No cree en la política educativa del Gobierno?

Un gobierno como el de Alberto Fernández, que se supone es progresista, no está poniendo en el centro a la educación. Yo creo que hay una desilusión del pueblo o, por lo menos, mía. Si realmente es un gobierno que piensa en la justicia social, Trotta pareciera ser el ministro de Educación de los que tienen Zoom. Es un porcentaje muy chico de nuestros niños y jóvenes.

¿Pero no es difícil la coyuntura de la pandemia?

Entiendo que no es nada fácil asumir y gobernar en medio de una pandemia. Entiendo las dificultades en un país tan diverso y complejo. Por eso, toda la primera parte del año pasado acompañamos las decisiones del Gobierno en un momento difícil. Pero a esta altura del partido vemos que el Gobierno no está teniendo liderazgo. No está tomando decisiones de corto, mediano y largo plazo. Hay muchos anuncios que no se concretan, muchas indefiniciones en temas centrales. Nos preocupa el futuro de este país, en una realidad tan compleja.

El inicio de las clases tiene que ser una prioridad a nivel país. Yo, sinceramente, veo que la tibieza de Trotta está hipotecando el futuro de nuestros pibes por no tener el coraje que hay que tener para enfrentarse a los sindicatos docentes. En definitiva, parece que todo entró en una grieta política y no están poniendo en el centro al verdadero sujeto de la educación, que son nuestros niños y jóvenes.

Usted habló de las prioridades del Gobierno y justo están por comenzar las sesiones extraordinarias en el Congreso, donde la reforma judicial y la suspensión de las PASO serán debates centrales. ¿Qué expectativa tiene?

Vemos que las prioridades de este gobierno, justamente en un año tan difícil y tan complejo, están puestas en otro lado. Esta reforma de la justicia no ayuda a la gente, porque sólo afecta al fuero federal. No es una reforma integral del sistema judicial, que es lo que necesita este país. Por otra parte, no ha tenido la discusión que debe tener algo de semejante envergadura y lo más grave es que, en el contexto en el que estamos viviendo, tratar este tema no nos parece un tema para convocar a sesiones extraordinarias. Respecto a las PASO, diría lo mismo. En un año electoral, hacer una reforma de este tema…

¿Pero qué opina de la suspensión en sí?

Nosotros mientras fuimos gobierno mantuvimos las PASO, a pesar de que hay opiniones diversas de si se mantienen o no, pero no lo podemos hacer en un año electoral y en medio de una pandemia.

Hablando del año electoral, ¿cuál es la prioridad de Juntos por el Cambio en la discusión interna? ¿Qué rol debería cumplir Macri? 

Por suerte, en Juntos por el Cambio tenemos muchos líderes de gran envergadura y todos están trabajando juntos. Hay un diálogo muy fuerte. Como espacio político, ganamos mucha madurez después de perder las elecciones. Era un espacio político muy joven y lo sigue siendo y vamos creciendo y madurando respecto a cómo ejercer ese rol. Lo que veo es que hay muchos dirigentes, entre ellos Mauricio, que están trabajando muy bien juntos y están pensando con preocupación lo que le pasa a nuestro país. Nuestro diálogo dará buenos frutos. A veces, en los medios se marcan mucho las diferencias, pero no es que no haya diferencias, pero sí que están mucho más zanjadas, hay diálogos muy interesantes entre los líderes que tenemos en nuestro espacio.

Para ponerle nombres a esos líderes, ¿serían Macri y Larreta, no?

Horacio, ni hablar. Para mí es un líder indiscutido de nuestro espacio político y este año demostró un crecimiento enorme y un camino muy serio como líder político. Después hay otros, como María Eugenia Vidal, “Pato” Bullrich, Mauricio. También nuestros aliados del radicalismo y la Coalición Cívica. Pero como espacio Pro, para mí Horacio es un líder de mucha fuerza y tiene una mirada muy clara. Es un ejemplo de liderazgo político. Y, por suerte, tiene un excelente diálogo, tanto con Mauricio como con Patricia y María Eugenia. En esa mesa partidaria estamos tratando de avanzar.

A usted se la conoció como “la diputada del Papa” por su relación con Bergoglio desde que estaba en el Arzobispado. ¿Cómo está su vínculo hoy?

Siempre seguí un diálogo muy bueno y rico con él. Es mi maestro; yo soy católica y él es mi pastor. Tengo una relación personal con él, más allá de lo político. En el último tiempo estuvimos mucho en diálogo por la ley del aborto.

¿Hablaron después de la sanción de la ley? Porque antes había recibido una carta suya al respecto.

No volví a hablar todavía. No nos escribimos durante enero. Sé que él está con algunos problemas de ciática, así que no quiero jorobarlo. Pero siempre que le escribo, responde rápido.

¿El Papa responde sus mails personalmente?

Sí, sí. No sé cómo hace para tomarse el tiempo. Es increíble a cómo se dedica a sus fieles.

Analizando el peso político que tiene, ¿cree que alguna vez podrá venir a la Argentina? ¿No será durante el gobierno de Alberto Fernández, quizás?

Primero, es un deseo que venga a la Argentina. Y, por otro lado, creo que es una realidad que va a venir en algún momento. Lo que disiento con vos es que lo haga como líder político. Justamente, si no ha venido a la Argentina es porque desde acá lo verían como líder político y no como pastor de la Iglesia. Muchas veces veo que la interpretación de las cosas que dijo Francisco son en Argentina teñidas con un matiz político. Incluso, la mayoría de las cosas que se dicen de él, no las dijo él: alguien dice que él dijo. Yo creo que uno de los motivos por los cuales no viene a la Argentina es porque como pueblo no estamos maduros para recibirlo o porque en definitiva vamos a estar tironeándonos la sotana de un lado o del otro para ver quién se saca la foto con él. Y él no es eso; no es un líder político, sino un pastor de la Iglesia católica, más allá de que ese rol tenga incidencia en la política mundial. Pero el Papa no es líder político y menos de la política partidaria argentina.

Qué se dice del tema...