El presidente Javier Milei encabezó el nuevo encuentro de la llamada “mesa política”, una instancia de coordinación interna en la que esperaba dar impulso y cohesión al armado del Gobierno. Sin embargo, la función no logró frenar las tensiones que se registran dentro de su espacio político, donde los roces entre distintos sectores atraviesan lo orgánico y lo funcional.
A pesar del lanzamiento formal de la mesa, que se planteó como un mecanismo para fomentar el orden y la disciplina política, el efecto esperado de pacificación no se produjo. Al contrario, la operación dejó al descubierto que el armado de poder de La Libertad Avanza (LLA) continúa atravesado por disputas —algunas de vieja data—, en torno al liderazgo, la estrategia electoral y la distribución de espacios.
El Presidente Javier Milei encabezó una reunión en Casa Rosada con el nuevo Gabinete. pic.twitter.com/GzXQ1EnmHe
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) November 3, 2025
Los analistas señalan que estas fisuras internas podrían debilitar el proyecto político de Milei en un momento en que busca consolidar su gestión. Si bien se buscaba que la mesa funcionase como un instrumento de gobernabilidad, la persistencia de los enfrentamientos hace evidente que la estabilidad política sigue siendo un desafío mayor para el oficialismo.
En este contexto, la Casa Rosada enfrenta también el reto de comunicar una imagen de unidad hacia afuera, mientras que hacia adentro se multiplican las alertas. Las decisiones de carácter técnico-administrativo —pliegos judiciales, ministerios clave y nombramientos ejecutivos— siguen siendo motivo de negociaciones que trascienden lo formal y reflejan luchas de poder no resueltas.
En definitiva, la puesta en marcha de la mesa política de Milei no logró aún eliminar las tensiones internas de su espacio. El Gobierno tendrá que avanzar en un marco de mayor gestión colectiva y ceder protagonismos si desea consolidar un equipo de gobierno cohesionado y sostener su impulso político.




