“Estamos experimentando las crisis de Rusia, Tailandia y la Unión Europea; el elemento común es un gran déficit de cuenta corriente. Sin embargo, lo que importa es la calidad, la razón y la magnitud: un déficit del 2% en un país que crece al 6% (como Argentina) es completamente razonable, ya que el déficit de cuenta corriente representa la diferencia entre los ingresos y los gastos del país, o la diferencia entre ahorro e inversión”, afirmó este jueves el viceministro de Economía, José Luis Daza.
El funcionario presentó este pronóstico en el foro económico de Argentina, organizado por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) en el Banco Galicia, lo que implica un déficit en el sector externo cinco veces mayor al 0,4% del PBI proyectado para 2025 en el último informe del personal del Fondo. En dicho informe, se menciona “un ligero déficit este año, lo que refleja términos de intercambio menos favorables y una recuperación cíclica de la demanda interna”.
“¿Qué observamos? Desahorro generado por el fisco y, por parte del gasto, un aumento en la inversión. Continuaremos monitoreando el déficit de cuenta corriente, pero nos sentimos cómodos. Hay un componente de gasto, pero en gran medida se explica por la inversión. Si observan la región, verán países con déficits del 2,5% y 3% del PBI, pero creciendo al 2%”, explicó Daza, mencionando los desbalances externos durante la última crisis financiera en España (14%), Rumania (18%) y México (7%).
Aunque se trata de una proyección y el Gobierno no está obligado a cumplir con una meta, este número es seguido de cerca por las autoridades del Fondo y los bancos de inversión en Wall Street. “Nunca había visto esa cifra antes”, expresó sorprendido un economista presente en la charla.
Las explicaciones del equipo económico se dieron a conocer tras la publicación de los datos de la balanza de pagos del INDEC, que mostró un déficit externo de casi US$ 5.200 millones en el primer trimestre de 2025, dejando atrás los superávits de 2024 y representando el 0,7% del PBI del primer trimestre, según el cálculo de Outlier.
“Es importante considerar que el dato del PIB trimestral está anualizado; el PIB siempre se presenta en términos anuales. Por lo tanto, una comparación consistente revela un déficit de cuenta corriente cercano al 3% del PBI durante el primer trimestre de 2025, lo cual es significativamente mayor al 0,4% que el FMI explicitó en el último acuerdo e incluso a nuestro 1,5/2%”, comentó la consultora.
La salida de dólares se atribuye a un menor superávit comercial de bienes debido al aumento de importaciones, un mayor déficit en servicios por el incremento del turismo en el exterior y las mayores importaciones de servicios, así como un déficit en los ingresos primarios o rentas, impulsado por el “dólar barato”, que facilita la compra de bienes y servicios importados y los gastos en el exterior, encareciendo las exportaciones.
Según el INDEC, la mayor parte del financiamiento provino de la reducción de activos externos y un aumento en el endeudamiento. “En ese sentido, el sector público consolidado (Banco Central y sector público) contribuyó a una reducción de activos netos (activos en moneda extranjera menos pasivos en moneda extranjera) de más de US$ 4.500 millones, consistente con la caída de reservas, el REPO y las cancelaciones de capital de Bonares y Globales en dicho período. El resto fue asumido por el sector privado”, indicó Outlier.
Daza también abordó el esquema cambiario y las críticas sobre la intervención en el mercado del dólar futuro. “Actualmente tenemos un tipo de cambio flotante; los argentinos no están acostumbrados a un sistema sin control de precios, control de cambios, fijación de precios o tipo de cambio”, declaró.
Y agregó: “Entiendo que la población no especializada no lo comprenda y, al ver poca volatilidad, piense que ‘esto está controlado’. El tipo de cambio no está estabilizado, no está controlado, está flotando y se determinará por la oferta y la demanda de dólares”.