La queja apunta directo al corazón de la alianza con Javier Milei. “Acompañamos en la primera etapa pensando que íbamos a construir algo en conjunto, pero los tipos se pasaron todo por, ya sabés dónde… Hubo soberbia, desagradecimiento y humillación”, deslizó un dirigente con acceso al círculo íntimo de Mauricio Macri. El expresidente, cuentan, se mantiene en silencio, aunque en su entorno reconocen que no habla con Milei desde hace meses.
La autocrítica también sobrevuela al partido amarillo. “La conducción de LLA no supo convocar al votante histórico del Pro; se quedó en la casa. Fue un error nacionalizar la elección bonaerense y meter al Presidente en una campaña municipal”, analizó otro referente, con tono amargo. En la militancia la sensación es similar: el Pro cuidó sus bastiones, como Vicente López, pero más allá de esos distritos la maquinaria no se encendió.
Ayer tuvimos una buena primera reunión con Karina Milei.
El PRO cerró un acuerdo para acompañar el cambio que está en marcha en todo el país. Creemos que esta decisión de ir juntos en varias provincias refleja un reclamo de muchos: unir fuerzas, priorizar en lo que estamos de… https://t.co/CsUdjKkXaH
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) August 8, 2025
Las cifras son elocuentes. En 2025, la fórmula Pro – La Libertad Avanza (LLA) cosechó 2.723.710 votos en la provincia, apenas 375 mil más que los que había conseguido Milei solo en 2023. La expectativa era mucho mayor: la incorporación del macrismo debía garantizar un salto cualitativo en el territorio bonaerense. “La gente no se entusiasmó. Fue un techo, no un piso”, graficó un legislador.
En privado, Macri admite que Milei “se portó mal”: no solo por el destrato hacia dirigentes del Pro, sino también porque desoyó sus advertencias estratégicas. La relación personal entre ambos líderes está virtualmente rota. Y aunque todavía quedan las elecciones generales del 26 de octubre, en el partido ya piensan en el día después.
“Después de octubre se va a barajar todo de nuevo, y vamos a trabajar en una opción superadora”, adelantó un referente bonaerense. En la jerga interna, ese plan tiene nombre propio: el postmileísmo. La idea es clara: volver a levantar bandera propia, reconstituir la identidad del Pro y, sobre todo, ofrecerle a la oposición un nuevo horizonte frente a un oficialismo que, por ahora, luce fracturado.