Los mandatarios expresaron su cautela a aparecer junto al Ejecutivo antes de las elecciones de octubre. En su diagnóstico señalan que el acompañamiento podría resultar contraproducente, pues algunos territorios podrían pagar el costo electoral de una “foto de gobernabilidad” con una gestión polémica. En este sentido, advierten que los resultados en Buenos Aires sirven como advertencia de que las urnas pueden reflejar un giro hacia el cambio.
Entre los reclamos más repetidos están la falta de cumplimiento de promesas de obras, la escasa participación de las provincias en el Presupuesto 2026 y decisiones centralistas. Los gobernadores exigieron además que los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) y una porción del impuesto a los combustibles líquidos se transfieran directamente a las provincias sin intermediaciones políticas.
💬 “Que este encuentro se realice en Río Negro no es casualidad: acá defendemos la producción, el crecimiento, generamos confianza y construimos futuro” @WeretilneckOK https://t.co/21ORV1X6Oc
— Gobierno de Río Negro (@rionegrogob) September 26, 2025
Uno de los que expresó con más claridad esa tensión fue Gustavo Sáenz (Salta), quien sostuvo que aunque le convenga que al gobierno le vaya bien, también debe importarle que a las provincias les vaya bien. Sáenz recordó convenios firmados en 2024 que aún esperan cumplimiento y pidió que cada territorio tenga en cuenta sus particularidades al definir políticas públicas y financieras.
Dentro de la coalición de gobernadores aliada a Milei, varios –como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) o Ignacio “Nacho” Torres (Chubut)– coinciden en que los contactos con la Casa Rosada deben posponerse hasta después del 26 de octubre. Esperan que tras los comicios el gobierno nacional ofrezca un nuevo rumbo y renueve su estrategia política hacia las provincias.
Sin embargo, no todos comparten ese timing estricto. Gobernadores como Alberto Weretilneck (Río Negro), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Marcelo Orrego (San Juan) se mostraron más flexibles, dispuestos a reanudar el diálogo incluso antes de octubre. En el acto, Weretilneck bromeó con que si se puede retomar el diálogo en 15 minutos, mejor.
Frente a estas tensiones, no existe todavía una estrategia unificada entre los gobernadores para plantarse ante el Ejecutivo. Pero el escenario electoral del 26 de octubre aparece como bisagra: según los mandatarios, ese resultado liberará del condicionamiento político actual y marcará el terreno para que el Gobierno nacional replantee su relación con las provincias y decida qué rol asignarle a cada una de ellas en su gestión.