El triunfo del 26 de octubre desató una euforia desmedida en el Poder Ejecutivo, y a falta de una oposición activa y peligrosa, se tomaron un mes y medio para seguir peleándose entre festejo y festejo, y acomodando las fichas en el nuevo tablero que terminó como siempre. Con Karina empoderada por el triunfo electoral y Santiago Caputo con su persistente accionar menos glamoroso, pero igual de efectivo. Así se vive en Balcarce 50, con el triángulo de hierro más firme que nunca, con caras nuevas en algunos cargos de relieve, aunque siempre ligadas a estas dos terminales. La preparación del estreno del triunfo electoral que lo fijaron en el Congreso Nacional para el período de extraordinarias para así aprovechar la nueva formación del mismo, en el que están con un número más razonable que el raquitismo extremo de los primeros dos años. También la onda expansiva de octubre aflojó un poco las resistencias que algunos gobernadores provinciales tenían sobre el incumplimiento serial de los acuerdos económicos a los que llegaba Nación con ellas, que provocaron un final de 2025 lapidario con vetos en temas sensibles e insistencias poco comunes. Y con el panorama más amigable algunos gobernadores, casi todos del norte y Entre Ríos, fueron beneficiados en los últimos días con Aportes del Tesoro Nacional con alrededor de 63.000 millones, un precio módico para el clásico manejo de “látigo billetera” algo más de 4.2 M de dólares para seis provincias, pero bastante mejor que en noviembre que en el que ese rubro dio cero. Donde manda el equilibrio fiscal nada se acerca a la generosidad, pero la salida de Guillermo Francos y el ingreso de Diego Santilli era una buena oportunidad para probar el funcionamiento pensaron los federales. Luis “Toto” Caputo, el mayor responsable de la debacle de este gobierno a pesar de ser un profesional de lo suyo (rendimientos financieros), el que ya se fundió tres veces en 18 meses (blanqueo, FMI, Tesoro), sigue siendo el funcionario más importante a la hora de estas decisiones. Y a veces hasta parece un “comunista o un kuka” intentando convencer al Presidente Milei que no ahorque antes de tiempo a todos sus enemigos, ya que Milei no tiene adversarios.
Con esos 4 palos verdes (para conseguir los votos necesarios) salieron a la maratón de diciembre, confiados en la muñeca del Colo y de los Menem, y debutaron ayer en la media sanción del Presupuesto. Una oportunidad magnífica para empezar a mostrar un andar sólido y una faceta más negociadora, en la línea de la actualización de las bandas cambiarias al ritmo de la inflación, esa devaluación encubierta que además deja en falsa escuadra todas las previsiones que mandaron en este Presupuesto. Tanto el valor del dólar como la inflación para 2026 ya es considerada por los parlamentarios como letra muerta.
Pero la necesidad tiene cara de hereje y la decisión de asegurarle al Fondo Monetario Internacional determinados ajustes, lo obligaron al Gobierno a arruinar el envío de la Ley de leyes al Parlamento tres días antes. El FMI presiona fuerte sobre el gasto social, (cuidado con el PAMI) mientras se desarmará en este período el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses para “usar” ese dinero para sus gastos generales y dar paso luego de la liquidación del Fondo a la “nueva-vieja” y triste etapa de las AFJP.
El concierto de errores infantiles comienza con una treta de niños pícaros, en el cual LLA en el Capítulo 11, metió por la ventana el derogamiento de las leyes de financiamiento a las universidades y de la emergencia en discapacidad (ambas con veto e insistencia) junto a lo que el Gobierno había decidido girarle al Hospital Garrahan, a lo que luego agregó la deuda a CABA por la coparticipación federal que es de 350.000 M de pesos y Jorge Macri que festejaba anticipadamente ser uno de los grandes ganadores de la tarde y también terminó siendo víctima de esta torpeza. Al negar al principio LLA la discusión artículo por artículo y hacerlos solo por Capítulos, cuando se cayó el 11 se cayó todo lo anterior más el tema Glaciares y las “zonas frías”. Y el Gobierno perdió la cabeza y el equilibrio fiscal buscado. Y empezó la caza de brujas.
Lo inexplicable es por qué Martín Menem avanzó con los cargos de la Auditoría que eran parte de un acuerdo con el grupo de los gobernadores peronistas Gustavo Sáenz, Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo, cuando ya ese grupo le había fallado en la votación en particular del Presupuesto (el Capítulo 11) y tranquilamente podría haber dado por finalizada la sesión. El riojano poco –o muy pillo, veremos- detonó la relación con el PRO, y el reclamo -que persiste- de Cristian Ritondo fue durísimo con LLA y con él, y también se alejaron furiosos los radicales y Provincias Unidas, y todo ese costo para cumplirle a unos aliados que no le habían cumplido a él. Muy raro, de manual.
Los partidos siempre hay que jugarlos, porque por más que estaba “todo arreglado” de entrada, el devenir de las sesiones maratónicas siempre genera este tipo de cuestiones, sobre todo si las supuestas estrellas titulares del Dream Team se comportan en la cancha como un equipo amateur que se equivoca de arco cuando patea. Y le arruinó el debut triunfal al Javo, que ahora deberá elegir ahora entre realizar modificaciones drásticas al texto o vetar su propio presupuesto. Un papelón.




