Vommaro sostiene que la victoria de Milei en 2023 es una prueba contundente de que “no hace falta una gran estructura nacional, en términos clásicos, para ganar una elección”. Esto es especialmente cierto, explica el analista, “cuando hay una crisis profunda de los partidos establecidos”.
Sin embargo, el experto advierte que “lo que sí hace falta es una estructura política, institucional, para poder, luego de eso, gobernar”. Es en este punto donde La Libertad Avanza (LLA) parece estar emulando al Pro, buscando “dotarse de esa estructura para poder gobernar” a través de la absorción de dirigentes del partido macrista.
El analista describe esta estrategia como un intento de La Libertad Avanza (LLA) de “robarse o intentar absorber parte de lo que fue el Pro y lo que es el Pro”, ya que es la fuerza de centroderecha más cercana en ideología y valores. Este movimiento, según Vommaro, “deja sin espacio al Pro, que cada vez parece ser como una fuerza residual en términos de la discusión política más nacional”. La clave para la supervivencia en el poder, sostiene, radica en la construcción de esa estructura post-victoria.
Vommaro profundiza en la evolución de la política argentina, recordando que, a principios de este siglo, quedó claro que el bipartidismo clásico entre peronismo y radicalismo ya no era sostenible y que las alianzas se volvieron esenciales. Si antes el orden era “partido, alianza, candidato”, el Pro invirtió esa lógica con la figura de Mauricio Macri. Ahora, con La Libertad Avanza, la inversión es aún más radical: “candidato, alianza, partido”. Milei, con su figura central, atrae las alianzas y luego, de manera incipiente, se intentaría construir el partido.
A pesar de la actual debilidad de su gestión, el Pro todavía demuestra una “resiliencia” en la Ciudad de Buenos Aires y algunos distritos. Esto, según Vommaro, se debe a que el Pro “sí logró armar un partido a nivel de la Ciudad”, con una “cierta cantidad de activistas, de dirigentes comprometidos que todavía tiene el Pro”. Esta estructura, aunque mínima, les permite “sostener, tapar agujeros y sobrevivir”. No obstante, la gran incógnita es cuánto de esa construcción partidaria podrá ser transferida al “mileísmo” y si el propio Milei y su entorno, ese “triángulo de hierro” con Santiago Caputo y Karina Milei, están realmente interesados en construir un partido clásico o prefieren un “partido en las redes, de partido digital”.
El contexto de la emergencia de Milei, con una “tanta debilidad de los partidos tradicionales, de tanta crisis del lazo y la confianza y la afectividad”, le otorga un espacio enorme a un “decisionismo personalista”. Si bien esto le ha bastado hasta ahora para alcanzar la presidencia, Vommaro advierte que “cuando eso se acabe, cuando aparezca una fuerza alternativa, cuando haya un armado más coalicional enfrente, hay que ver si le alcanza a Milei con eso o no”.
En cuanto a los incentivos de los dirigentes del Pro para permanecer en el partido, el analista señala que son “muy desiguales” y dependen de los términos en los que puedan negociar su pasaje a La Libertad Avanza (LLA). Quienes tienen una “mirada más de corto plazo” o posibilidades de candidaturas próximas, ya están migrando.
Sin embargo, La Libertad Avanza (LLA) es una estructura “bastante desorganizada en términos de estructura partidaria”, “dependiente de una sola figura” y con “una flexibilidad muy baja en términos de darle autonomía a sus dirigentes”, lo que genera una “incertidumbre de mediano plazo en la carrera muy grande”. Es en este “caos” donde algunos se sentirán más cómodos y otros, quizás, encuentren menos espacio.