La política como reino de lo impensado

La política como reino de lo impensado

Por Horacio Ríos

Hay acuerdos que se cumplieron y “funcionarios que no funcionaron”.


En términos políticos, no todo es lo que parece, ni todo es lo que algunos dicen que es.

Para empezar, sin acuerdos no existe la acción política. La ideología sólo se hace presente en los momentos previos a los acuerdos, por eso se pacta con los más cercanos. Después, todo es pragmatismo, negociación con los “lejanos” y combate con los enemigos. Es simple de entender.

En este sendero, el Frente de Todos debió ampliar sus márgenes para construir los acuerdos que lo llevaran al poder. La ideología quedó, en esas circunstancias, algo diluida. Fue la necesidad de terminar con el proyecto de Mauricio Macri la que obligó a Cristina Fernández de Kirchner a extenderse más allá de lo que hubiera deseado en la elección de sus aliados.

 

Justicia perseguirás 

La designación de Marcela Losardo en la cartera de Justicia fue una apuesta fuerte de Alberto Fernández para comenzar a construir un Poder Judicial que se alejara del modelo que intentó imponer Mauricio Macri. Éste estuvo atestado de vicios jurídicos, como la imposición de la doctrina Irurzum, que alegaba que cualquier procesado podía ser detenido por ser “potencialmente” peligroso en función de su capacidad de obstruir las causa que se sustanciaba en su contra. También esta justicia utilizó cuestionables procedimientos, como encarcelar a dirigentes opositores con medidas sin sustento jurídico, algunos de los cuales fueron incluso mostrados en paños menores ante los medios. También se despojó de su jubilación a la expresidenta, una medida que termina de ser revertida por el juez del fuero de Seguridad Social Ezequiel Pérez Nani.

Losardo debía desarmar esos vicios, pero la tarea le exigía una serie de medidas que esta abogada de 62 años intentó que los propios jurisconsultos encararan por sí mismos, una tarea que los ínclitos magistrados no tenían –ni tienen, ni tendrán- la menor intención de llevar a cabo.

En estos avatares, en algún momento se pensó en la posibilidad de unir los ministerios de Seguridad y de Justicia, designando a Aníbal Fernández para conducir esa cartera, pero la medida fue descartada, al menos por ahora. Sólo por ahora.

Finalmente, Losardo le dijo al presidente que no se sentía con ánimos para llevar a cabo tan penosas tareas, mientras que desde la Corte Suprema de Justicia y, hacia abajo, hasta los tribunales de menor cuantía, desafiaban constantemente al Poder Ejecutivo. Su amigo la entendió perfectamente, aunque esto significara su abandono de la cartera que antes ocupara Germán Garavano con dudosa disposición hacia la equidad.

Martín Soria, el reemplazante de Losardo, dudó en principio en aceptar la ciclópea tarea. Pero la política es una cuestión de acuerdos y negociaciones y, a partir de la exposición que su nueva condición de ministro le otorgue –aunque deba soportar fuego graneado ante cualquier medida que tome, por nimia que sea-, quizás Soria logre finalmente su sueño de convertirse en gobernador de su provincia natal, Río Negro.

Ni bien asumió su cargo -al escribirse estas líneas apenas han pasado algo más de 24 horas-, Soria comenzó a recibir los primeros cascotazos. El primero, como no podía ser de otra manera, fue el exgobernador de su provincia, el exkirchnerista Alberto Weretilnek, que sobreactuó su disconformidad al calificar al flamante funcionario como “un violento, un improvisado, una persona sumamente agresiva y capaz, con un cargo de esas características, de producir hechos gravísimos en la institucionalidad del país”.

El problema es que hasta ahora no aparecieron demasiados puntos oscuros en el currículum de Soria. Como dijo un viejo zorro de la política: “Viene con el 08 limpio, como casi todos los patagónicos y por eso hasta ahora no le encontraron las pulgas”.

Paralelamente, por estos días se notó una cierta y progresiva escalada de agresividad en el discurso de algunos comunicadores de algunos medios, que llegaron a incluir en sus diatribas hasta a Sergio Massa, al que ridiculizan permanentemente en sus comentarios, al mismo tiempo que otros operadores de las redes apuntalan con comentarios de tono similar. ¿Qué es lo que ocurre? Lo que pasa es que el tigrense –hasta ahora- no se sumó a las operaciones de desgaste del Gobierno. Ya dijimos antes en esta misma pieza que el Frente de todos es el producto de acuerdos políticos y la razón de Massa es que sabe que no podrá crecer por fuera de la opción por la cual llegó a ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados. Pragmatismo puro.

El PJ bonaerense: un escenario de futuro

A fines del año pasado, el presidente le planteó a la vicepresidenta que ya era hora de reorganizar el Partido Justicialista. Rápida de reflejos, Cristina le sugirió que la fórmula debía completarse con su hijo, el diputado Máximo Kirchner, ocupando la presidencia del PJ bonaerense.

La idea de Cristina –que al principio le generó dudas hasta al propio Máximo- no es intervenir el principal distrito peronista del país, sino preservar el futuro inmediato, por esta razón los intendentes, que ya comenzaban a “pararse de manos”, asumieron que existía algo más que lo que se veía en la superficie y desistieron de su actitud y se reunieron con el propio Máximo para coordinar su llegada al PJ provincial.

Al día de la fecha, la lista ya fue presentada ante la Junta Electoral. Está conformada por una amplia alianza de casi todos los sectores, que incluye al ministro de Transporte, Gabriel Katopodis; al ministro de Hábitat y Vivienda, Jorge Ferraresi; a la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García; a la vicegobernadora Verónica Magario; a los intendentes de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, de La Matanza, Fernando Espinoza, de Almirante Brown, Mariano Cascallares, de Merlo, Gustavo Menéndez, de Malvinas, Leonardo Nardini, de Moreno, Mariel Fernández y de Quilmes, Mayra Mendoza; a los sindicalistas Vanesa Siley y Omar Plaini.

Todos los “pesados” de la provincia están en la lista, que lo mismo tiene –sino, esto no sería el Partido Justicialista- opositores. Por una parte, el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que ejercerá la videpresidencia partidaria hasta el dos de mayo, cuando asuma la nueva conducción, impugnó la lista ante la Justicia Electoral, cuyo titular, alejo Ramos Padilla, rechazó en primera instancia su planteo. El otro será el inefable Alberto Samid, que presentó una lista alternativa, que será aceptada o rechazada en estos días por la Junta Electoral.

 

Losardo debía desarmar esos vicios, pero la tarea le exigía una serie de medidas que esta abogada de 62 años intentó que los propios jurisconsultos encararan por sí mismos, una tarea que los ínclitos magistrados no tenían –ni tienen, ni tendrán- la menor intención de llevar a cabo. En estos avatares, en algún momento se pensó en la posibilidad de unir los ministerios de Seguridad y de Justicia, designando a Aníbal Fernández para conducir esa cartera, pero la medida fue descartada, al menos por ahora. Sólo por ahora.

 

La Guerra es la continuación de la política por otros medios

Aquella antigua interpelación de Néstor Kirchner, que desde un escenario montado en el Club Ferrocarril Oeste, preguntaba: “¿Qué te pasa, Clarín, ¿estás nervioso?” ya no tiene vigencia. 

El periodismo de guerra se pelea hoy lejos de los campos de batalla tradicionales. Éste es un mundo atrapado por las guerras de quinta generación, que se libran en el territorio de la mente humana, a la que primero se alimenta con informaciones terroríficas y luego se la coopta con mensajes de sanación algo “truchos”, pero efectivos, que le prometen que la vida futura será mejor, aunque la actual sea un infierno.

Por estos días, desde el Gobierno se habló con el primer ministro chino Xin Jinping para lanzar en Argentina la tecnología 5G, que superará a los ya casi vetustos artilugios de 3G y 4G. El embajador argentino en Beijing, Sabino Vaca Narvaja, fue la pieza clave para destrabar las negociaciones en ese sentido.

Pero hay más. El empresario mexicano Carlos Slim, que figura en el vigésimotercer puesto en el ranking de los más ricos del mundo, vendrá a invertir en Argentina. Varias de sus empresas ya están en el país, entre ellas la de telefonía celular Claro. La estrategia sería simple. Se le ofreció el acceso al Triple Play (cable, teléfono e internet). Para esto, sus empresas, Claro y Telcel mantendrán congelados sus precios en Argentina, mientras compensan aumentando sus servicios en otros países.

En la relación con Slim, que mantiene un aceitado vínculo con Argentina, es clave la gestión del actual embajador argentino en México, Carlos Tomada. Como se ve, los embajadores son los que sostienen la llegada de los inversores extranjeros a la Argentina, como es el caso de Tomada y Vaca Narvaja.  Inclusive, Slim contó, en tiempos pretéritos, con la asesoría de Juan Manuel Abal Medina, padre del exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner.

Esta tarea de competir con el Grupo Clarín había sido adjudicada tiempo atrás al Grupo Vila-Manzano, pero éstos, asustados, desistieron de jugar el juego grande y se quedaron con lo puesto.

 

Hay dudas aún, pero por ahora habría PASO

La Cámara Nacional Electoral decidió, finalmente, fijar la fecha para las elecciones de 2021. El ocho de agosto se realizarán las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias y el 24 de octubre se harán las elecciones legislativas nacionales. Allí se elegirán los 24 senadores nacionales en Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Santa Fe y Tucumán y los 127 diputados nacionales de las 24 provincias.

En todos los distritos electorales provinciales del país se elegirán, además, legisladores y senadores provinciales y en los municipios se elegirán concejales. Esto podría derivar en que haya otras fechas de elecciones en algunos territorios.

Aún así, es probable que se deroguen las PASO de este año, dada la voluntad en ese sentido que manifestaron el presidente Alberto Fernández y casi todos los gobernadores, incluso de la oposición. El presidente, inclusive, fue muy enfático al expresar que “hay un elemento secundario que no puedo dejar de ponderar. Con el precio que me cuestan las PASO pago las vacunas rusas que tengo que pagar”, aunque aclaró que “es un tema que tiene que resolver el Congreso”.

De todos modos, la ley por la que se instauraron las PASO estableció que es de rigor que ésta no puede ser modificada en un año electoral. Sólo un rebrote de la pandemia justificaría, entonces, una medida en contrario.

Mientras esto último no ocurra, el 27 de abril se cerrará el padrón provisorio, mientras que el 19 de junio deberán estar presentadas las listas de precandidatos ante las juntas electorales de los partidos políticos.

A continuación, el cuatro de julio se iniciarán las campañas electorales en los medios de comunicación audiovisual. El nueve de julio se designarán las autoridades de mesa y se publicará el padrón definitivo.

Seguidamente se celebrarán las PASO y las elecciones generales en las fechas indicadas anteriormente, mientras que el 26 de octubre comenzará el recuento definitivo de los sufragios.

El proceso electoral culminará definitivamente el 1° de febrero de 2022 cuando todos los partidos presenten sus informes de gastos de campaña ante la Cámara Nacional Electoral.

 

Lo que va de ayer a hoy

Hay gente que prefiere la rutina, pero hay también quienes vibran con lo inesperado. No existe, para el General Juan Domingo Perón, lo previsible en la política. “La gente está acostumbrada a conducir el orden, pero en política no existe el orden. El que quiera conducir el orden, morirá de una fiebre desconocida”.

¿Quién hubiera imaginado, hace apenas un poco más de un año atrás, que una pandemia pondría patas para arriba a todo el mundo? 

En esta realidad que se vive cotidianamente, reina lo impensado. Trabajos que ya nunca serán como antes. Oficios que desaparecerán. Ropas que sobran. Supercomputadoras que pronto serán imprescindibles. Empresas que deben reinventarse para sobrevivir. Empresas que se crearon o se crearán para atender a demandas inesperadas. Filósofos que deben reconsiderar sus teorías. Nada es lo que era antes.

El cambio no es una esperanza del futuro, sino que ya está aquí. La Argentina que viene no tiene ni macrismo ni kirchnerismo, pero pareciera que hay peronismo para mucho tiempo más.

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