Nejamkis: “La oposición tiene más chances de ganar en el 2023”

Nejamkis: “La oposición tiene más chances de ganar en el 2023”

Facundo Nejamkis, analista político, fue entrevistado por NU.


¿Cree que hay alguna explicación política detrás del momento y la forma en la cual Martín Guzmán presentó su renuncia?

Me parece que esa pregunta se vincula más con la información que tienen los propios funcionarios y no tanto con el análisis político que uno puede hacer. No sé cuáles fueron las razones que dispararon la renuncia de Guzmán. Podría imaginármelas. Podría pensar que había una especie de cansancio en el proceso de toma de decisiones. Cansancio producido por la dificultad de trabajar con funcionarios que, efectivamente, no le respondían. Esa situación de tensión, que se fue incrementando desde un pedido fallido de renuncia, terminó explotando y Guzmán habrá sentido que ya no había ninguna posibilidad de avanzar.

¿Vio como una provocación el hecho de que Guzmán haya renunciado al mismo tiempo que la Vicepresidenta estaba en el acto de Ensenada?

Con respecto a porqué lo hizo al mismo tiempo que Cristina daba su discurso, imagino que tiene que ver con la necesidad de Guzmán de cortar con la dinámica de la que hablaba. La vicepresidenta criticaba repetidamente la gestión del ministro. Estos episodios desgastaban su figura y, a la vez, obligaban al Presidente a tener que confirmar su confianza en él. Pero bueno… son decisiones personales y, al final del día, no tienen ningún efecto en el proceso político general. Sí me da la sensación de que fue un proceso poco elaborado con su jefe, el presidente. En general, cuando un ministro de Economía se va, hay una charla con el presidente para que tenga un plazo para buscar su reemplazo. Y de hecho, el anuncio de la renuncia se da generalmente al mismo tiempo que el del reemplazo. Eso hubiera evitado la situación de zozobra que vivimos el fin de semana, donde vimos todo este proceso en una especie de formato de reality. Me parece que ahí hay un problema en la toma de decisiones, en los vínculos del Presidente con sus propios funcionarios y también en la forma de comunicación gubernamental.

¿Ve a la renuncia de Guzmán como un triunfo de la Vicepresidenta? ¿Y para los ciudadanos?

Ni la entrada, ni la salida de un ministro es un triunfo o una pérdida para los argentinos. La gente necesita que el país funcione bien. Necesitan que la economía se estabilice, que baje la inflación, que no se siga perdiendo el valor de los sueldos, que el dólar se mantenga quieto… Ahora, ¿quién lo hace? Creo que, a esta altura, a los argentinos no se les va la vida en eso. Y menos con el gabinete, que es algo que no es por elección popular. Los ministros son un resorte para el Presidente. Con respecto a lo otro, uno sí puede decir que, en el contexto de la disputa política entre el presidente y la vicepresidenta, pareciera que la balanza, lentamente, se inclina a favor de Cristina. Pareciera ser que Cristina tiene más peso que Alberto Fernández al final del día.

¿Cree que Cristina se imaginó este escenario cuando eligió a Alberto como su compañero de fórmula?

Había una situación económica difícil y la pandemia la complejizó de una forma que nadie previó. Eso le dificultó al gobierno tener, no te digo una performance excelente, pero al menos, regular. Por el otro lado, la elección de Cristina con Alberto Fernández, no tuvo en cuenta que el peronismo no está acostumbrado a tener un jefe político por un lado y a un presidente por el otro. Está acostumbrado, más bien, a funcionar con un liderazgo unificado. Es posible que Cristina haya subestimado el impacto del doble comando. Asimismo, Alberto Fernández expresa a algunos sectores políticos dentro del peronismo que, si bien no son los mayoritarios, representan sectores que le permiten a este espacio construir mayorías. Y tienen una mirada distinta con respecto al kirchnerismo más duro. Ya es complejo que haya dos jefaturas. Si además tienen visiones diferentes sobre lo que hay que hacer y a eso le sumás un contexto social y económico grave, todo esto genera un cóctel explosivo.

¿Cómo imagina el escenario electoral el año que viene?

Ningún escenario es reproducible de forma exacta. En el 2015, el peronismo le ofreció a la sociedad un candidato que, de alguna manera, expresaba algo más que el kirchnerismo. Yo me imagino que el peronismo, en el 2023, va a tratar de ofrecer una candidatura de ese estilo. Una candidatura que pueda tender puentes con otros sectores. Lo que no sé es si va a ser capaz de atraerlos, porque la experiencia de este gobierno no fue buena. Generalmente, cuando un gobierno no funciona bien, paga un costo ante la sociedad. Lo más probable es que sólo queden los más duros y los más fanáticos. Desde este punto de vista, veo muy difícil que el peronismo pueda tener la capacidad, desde acá al 2023, de construir una mayoría que pueda ser gobierno. Será más difícil que en el 2019, pero mucho más difícil que en el 2015. Recordemos que en esa elección, Scioli casi gana. No veo ese escenario tan peliagudo. Le veo muchas más chances a la oposición de llegar al gobierno.

¿Es probable que la nueva ministra de Economía trace un cambio en la política exterior del país?

Me parece que Argentina tiene una necesidad de sostener este acuerdo con el Fondo. Cualquier cosa que ponga en duda el cumplimiento del acuerdo, generaría más zozobra e inestabilidad. Por eso, no creo que la nueva ministra venga a alterar ese acuerdo. Falta poco para que termine el gobierno y no me imagino a Silvina Batakis pateando el tablero en ese sentido.

Por último, ¿el kirchnerismo se está acercando o alejando de la esencia del peronismo?

La esencia del peronismo la expresa el momento histórico en el cual ese partido asume una determinada forma. En los noventa, la esencia del peronismo fue el menemismo. ¿Cuánto se acercaba o se alejaba? No te podría decir. Pero sí que representaba a la esencia del peronismo, que son los sectores populares y las organizaciones sociales que lo acompañaron con su voto, más allá de que las alianzas hayan sido con los estratos más altos de la sociedad. Lo mismo se puede decir del kirchnerismo, de 2003 a 2015. Representó el corazón del peronismo, que es el mundo del trabajo y el mundo de los sectores populares. Es lo que identifica al peronismo a lo largo de toda su historia. Me parece sí, que hay como un agotamiento de ese modelo, porque tiene cada vez menos para ofrecerle a la ciudadanía, en términos de cambio y transformación.

¿Cree que el peronismo es capaz de producir nuevos líderes desde hoy a 2023?

El peronismo no encuentra ni nuevos líderes, ni nuevos modelos para representar a los sectores que antes mencionaba. Quizás, hubieran necesitado de un período más largo de gobierno de Macri y así tener una discusión interna más fuerte, de la cual podrían haber emergido nuevas propuestas. No tuvieron tiempo de reflexionar sobre el liderazgo de Cristina, ni de reciclarse. La disputa ahora es entre dos sectores. Uno que plantea un modelo más convencional, pero que nadie lo expresa –Alberto Fernández intentó hacerlo, pero no pudo–, conformado por gobernadores y la CGT. Son núcleos de poder desarticulados y diseminados. Y, del otro lado el kirchnerismo, que reivindica todo lo hecho entre 2003 y 2015, pero se queda en ese momento. No puede ofrecer nada nuevo. No le ofrece a la sociedad una mejora del salario real, una mejora de la redistribución del ingreso. Lo único que dicen es que si se volviera a hacer todo lo que se hizo antes, ahora estaríamos bien. Pero la realidad es que no está claro si eso es posible. Cristina le dice a Alberto que debería usar la lapicera y él le contesta que son otras las condiciones. Y en esa discusión estamos todos inmersos. Me parece que ninguno de los dos tiene los suficientes argumentos como para establecer qué rumbo es mejor. El peronismo necesita renovarse.

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