Se avecinan dos tiempos electorales definitorios en la Argentina, uno de dimensión provincial (Buenos Aires) y otro nacional, en octubre. Algunas cuestiones se ven con nitidez antes de la celebración de ambas elecciones. A falta de propuestas y compromisos, el gran tema serán las “verdades imprescindibles” creadas por los jugadores por todos conocidos. El éxtasis será la divulgación “editada” de los resultados por parte de algunos medios de comunicación. Una carrera sin reglas, con final abierto.
Lo nítido (vuelta previa)
A todas luces está clara la decisión de Mauricio Macri de poner en el freezer al PRO, de donde le costará mucho salir, si es que lo logra alguna vez. Si bien no todos los gobernadores de ese espacio –tampoco algunos dirigentes nacionales- se sumaron al velatorio que armó el ex presidente, sin tener ninguna piedad ni siquiera por su primo Jorge, la realidad es que el color violeta arrasó al amarillo con una facilidad pasmosa. Mayo fue fulminante para el orgullo de Mauricio y, de allí en adelante, cambió su estrategia. Con dos años de gobierno de Javier Milei por delante, entendió que los acuerdos posibles en las listas de distrito eran para él un premio menor. Y dejó hacer en todos lados, menos en CABA, adonde definió el acuerdo con frialdad y en tiempo record. Hay una razón para ello. Entregar la “casa matriz del PRO” podría ser la llave que buscó hace casi 20 meses: meter en el gobierno a su legión de amigos cercanos, para seguir conectado a los temas que siempre le interesaron a nivel político, judicial y de negocios. Milei ya demostró no ser un pagador fiable, y menos con él. Puede salir mal.
Interpretar los resultados (cómo manipularlos)
Provincia de Buenos Aires (largada)
Al no ser una elección con antecedentes, hay muchas cuestiones en estos comicios que serán estrenados y probados, en un esquema de ensayo y error. Son en realidad ocho elecciones dentro de una. Dos súper pobladas y el resto completan, pero todas con particularidades a destacar. Hay una mirada cuantitativa general, otra en cada una de las dos más grandes (primera y tercera secciones electorales) y otra en la cantidad de secciones que ganará cada espacio. Otra mirada podría ser la nueva composición parlamentaria en el Senado y la cámara baja provincial y cómo influirá ello de cara al 2027, en la gobernación de Axel Kiciloff. También se podrá poner la luz sobre determinados dirigentes, importantes por distintas razones y determinar su desempeño, como un dato relevante o no en la globalidad del siete de setiembre. O algunos preferirán ver cómo salen los de Kiciloff, comparados con los de Cristina y la Cámpora. O los resultados de LLA en los distritos donde gobierna su aliado Pro. Otros pondrán la lupa sobre las diferencias entre los resultados provinciales y los municipales en cada partido. Hay tantas maneras de manipular la información que sólo un triunfo contundente de una fuerza sobre otra en una elección bien polarizada, achicará el margen de maniobra de los medios “dependientes” y obligarán a poner su mayor esfuerzo los periodistas perdedores, para montar excusas inexplicables y poco comprobables acerca de la causa que promovió ese resultado tan “adverso para el futuro de la Provincia y del país”.
Nacionales de octubre (recta a fondo)
Para el caso de la Provincia de Buenos Aires vale todo lo antes dicho en términos mediáticos, aunque pierde toda relevancia en esta ocasión la cuanti y la cuali de los porotos locales. El foco de octubre es el Congreso Nacional, el lugar en donde el oficialismo empezó a sentir el rigor numérico de la oposición. Y cada vez con más dureza y asiduidad. Y por eso tratará de achicar lo más posible la brecha enorme que los castiga. Cuántos senadores y diputados propios sumarán, cuántos aliados seguirán siéndolos una vez sentados en sus bancas y cómo se verá reflejada la dinámica del Congreso, a partir de las decisiones que mande el Ejecutivo en esta segunda etapa con reformas conflictivas.
Hubiera sido más fácil escribir estas líneas conociendo todos los cierres nacionales, pero existe bastante información concretada 80 días antes de los comicios. Algunas certezas consisten en que LLA no logrará quórum propio en ninguna de las cámaras y seguirá dependiendo sobre todo del Pro y de los aliados circunstanciales de las provincias “amigas”. El humor social no es el mejor, pero tampoco dos años es tiempo suficiente para destruir electoralmente el proyecto iniciado en 2023. Cada uno mide el tiempo como quiere, pero esto no parecería razonable, habiendo probado tantos gobiernos antes, entre ellos los que hoy son la oposición. La cantidad de gente que votará seguirá siendo muy poca, a pesar de ser obligatorio, tal como se presenta este fenómeno a nivel nacional hasta ahora y eso –en principio- beneficiará al gobierno. El descontento, la demonización, el cansancio de la política, que sea una elección legislativa y la idea de que nadie resolverá la problemática que los aqueja, hará que los ausentes –con esa decisión- definan en octubre la elección.
La campaña se desarrollará centralmente en los medios de comunicación, en streaming y en las redes, los lugares preferidos por el gobierno para librar la guerra política. Estaremos casi tres meses con 80 batallas diarias entre “ensobrados” de distintas calañas y algunos dignos, antes de asistir al cuarto oscuro para ejercer nuestro derecho a poner la boleta única.
Bandera a cuadros (Final vidrioso)
“Ganamos en Perico” dijo Carlos Menem y el dicho pasó a la historia. La batalla final empezará a las seis de la tarde del domingo 26 de octubre, en donde los voceros mediáticos empezarán a triturarnos la cabeza con su sesgada interpretación de nuestra construcción colectiva como pueblo. Y allí ganará cualquiera, todos los gatos son pardos. Lo deciden ellas y ellos. Desde los conductores en los pisos y desde los móviles de exteriores, ellos/as sabrán explicar porqué ganaron o perdieron estos o aquéllos. Dibujarán lo conveniente con cara de piedra, fanatizados seguramente. Será -como todo lo anterior- insoportable. Sólo quería en estas líneas adelantar posición sobre ese mal momento que se avecina, antes de que esos fantásticos la concreten .