El Auditor General de la Nación, y creador y personaje excluyente de la coalición que llevó a Leandro Santoro de candidato, Juan Manuel Olmos se refirió al resultado de ayer como un empate para su fuerza. Lo hizo definiendo en Urbana Play como ganador a Javier Milei y como perdedor al PRO de los primos Macri.
La primera virtud del referente máximo del Nuevo Espacio de Participación (NEP) fue la de hacer un replanteo de cómo empatizar con la ciudadanía porteña a partir de agregarle nuevos condimentos a los postulados históricos del peronismo. No solo se cambiaron los colores y el nombre del espacio además del marketing completo, sino que basaron su propuesta en todos los temas locales más importantes y cercanos a la gente (el metro cuadrado que instaló el PRO) y parece haber descuidado en esta etapa, agregando solamente un concepto nacional en su discurso: la crueldad del Gobierno Nacional contra los más vulnerables. Todo ello fue acompañado por una composición de la lista que, si bien respetó a grandes rasgos la realidad política y territorial del PJ, incorporó en los lugares expectables a varios candidatos/as más ligadas a una propuesta más profesional y de futuro, como un primer mojón mostrando para qué lado se plantea el crecimiento de la fuerza política.
También fue importante el protagonismo cero en la campaña de los “dirigentes” nacionales derrotados en 2023 y también de los más cuestionados en el distrito más antiperonista de todo el país, compitiendo con Córdoba en ese rubro, que igual gana por el genial invento de Juan Schiaretti y José de la Sota del “peronismo cordobés”. Nadie apareció ni en las recorridas ni siguiera en el acto de cierre. Olmos, único jefe del engendro verde, era la punta de la pirámide en todos los escenarios.
Juan Manuel Olmos tiene dialogo directo con Cristina Fernández, Sergio Massa, todos los gobernadores y principales dirigentes del establishment político criollo, de todos los colores. Construyó durante años una sólida relación con los diez empresarios más fuertes del país, y junto a su amigo Daniel Angelici comparte un férreo control sobre cualquier movimiento en la justicia porteña, dónde fue Presidente del Consejo de la Magistratura. También es ex legislador porteño y fue jefe de bloque, donde su rol fue siempre articular determinados consensos, los que entendía eran beneficiosos para la cofradía capitalina.
Con un Jorge Macri que debe replantearse cómo seguir después de este cimbronazo, la figura de Juan Olmos emerge como la de mayor envergadura en este distrito. Lo es a partir de su bloque que constituye la primera minoría con un tercio de las bancas legislativas y de una capacidad probada para sacar adelante las cuestiones más complicadas. Muchos medios lo ponen únicamente como la garantía de gobernabilidad, pero el plan de Olmos es mucho más ambicioso. Ello sería sólo el primer paso en una estrategia de algo que suena imposible para el peronismo en su historia, la conquista de la jefatura de Gobierno, en alianza con nuevos y variados sectores. Ayer pusieron la primera piedra, y por decisión de la gente, siguen participando.
Cuando se habla de gobernabilidad, hay muchas maneras de ejercerla para un opositor ambicioso como Olmos. La lista por él apadrinada metió diez legisladores donde casualmente Olmos estaba en lugar once, “empujando” desde abajo, previendo un resultado de estas características y no entrando. ¿Será así?
La puerta porteña
¿Es imposible para Olmos abrir esa puerta?: definitivamente no. Eso requeriría de la renuncia de uno/a solo/a de los diez anteriores candidatos entrantes y en base a un simple corrimiento, Olmos podría volver a la Legislatura porteña. Obviamente no para ser uno más, sino para trabajar en un acuerdo político mayoritario que lo encumbre al comando de la misma, o sea a la Vicepresidencia primera.
Habrá que tener en cuenta la posibilidad concreta que Ramiro Marra asuma dignamente su derrota ante el tándem Karina/Adorni y si pretende algún futuro posible en ese espacio político, sería un buen gesto unir su actual bloque al de Pilar Ramírez y terminar las hostilidades presentes. Con los nuevos entrantes en diciembre LLA podría – en este caso- llegar a estar sólo un voto por debajo de Santoro. Problema central para Jorge Macri, que tendrá dos opciones para elegir como construir su futuro y cuál será el mejor acuerdo político para el Pro en ese reparto.
Como ven el juego del actual Auditor General de la Nación tiene muchas variantes. Incluso puede quedarse allí unos cuantos meses antes de definirlo. En todas ellas, podrá sacar buenas ventajas por el escenario este domingo generado. Dependerá en buena parte cómo define sus próximos pasos el Gobierno local y quién gana en la interna amarilla por el recambio de gabinete. Y si aciertan de cara a octubre o vuelven a defeccionar.