Hace pocas semanas, los estudiantes de la Escuela de Educación Media N° 2, sus familias y el plantel docente de la secundaria, que funciona en las instalaciones del club Argentinos Juniors, recibieron una mala noticia. Por las obras de ampliación del campo de juego, el Gobierno porteño mudará la escuela a un edificio ubicado a más de 5 kilómetros de distancia, en el barrio de Parque Avellaneda.
Preocupados por la situación, los integrantes de la comunidad educativa iniciaron una ronda de consultas con los directivos y hasta tendieron puentes con la entidad deportiva para conocer los detalles de la medida y, de ocurrir, saber desde cuándo va a aplicarse, ya que recién arrancó la segunda etapa del curso lectivo de 2025 y la decisión podría afectar la escolaridad de los alumnos.
Los padres y los alumnos sobre todo pidieron que, de considerar necesaria la reubicación, ésta se concrete en el mismo barrio o en zonas cercanas y no hacia el establecimiento que les mencionaron en esas reuniones, que está ubicado en la avenida Alberdi al 4400.
Desde hace años, la escuela se caracteriza por su fuerte integración con el entramado comunitario, así como por su compromiso con la educación inclusiva, ya que alberga a alumnos y alumnas con diversas necesidades educativas y neurodivergencias. Eso hace que una mudanza sea un obstáculo para la continuidad de las clases de esos estudiantes.
Con este panorama incierto, la comunidad escolar convocó a una movilización en la puerta del establecimiento, ubicado en Boyacá 2152, y organizó ´semaforazos´ durante la última semana, al finalizar cada uno de los turnos, con carteles con la leyenda “No al desalojo” y “La escuela no se va del barrio”.
Según relataron éstos, en diálogo con Noticias Urbanas, la decisión del Gobierno porteño responde a las obras de ampliación del estadio de Argentinos Juniors. Allí, desde hace casi 20 años funciona la escuela bajo una de sus tribunas. La institución ofrece dos turnos diarios, con orientación en periodismo deportivo.
La instalación de la escuela dentro del club arrancó hace dos décadas, a través de la firma de un convenio entre el entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, junto a la secretaria de Educación, Roxana Perazza, con quien entonces era el presidente de Argentinos Juniors, Luis Segura. Aquella acta suponía, paralelamente, la condonación de una deuda de la asociación deportiva con el Estado.
Pero ese entendimiento, habría llegado a su fin -sin precisiones aún en torno a los detalles del nuevo acuerdo entre las partes- a partir del denominado Masterplan que lleva adelante el club y que procura convertir al Diego Armando Maradona en un estadio 2.0.
Durante el año 2024 se hicieron obras que incluyeron la construcción del techo sobre la calle Gavilán y mejoras en los palcos y en las cabinas de transmisión. En tanto, para este año se avanzó sobre las instalaciones ubicadas sobre la calle San Blas y ahora el foco está puesto en las tribunas sobre Boyacá, donde justamente están las aulas y espacios comunes de la secundaria.
Por el momento, el club Argentinos Juniors no respondió a las consultas de la prensa sobre el futuro del colegio en sus instalaciones.
La resistencia de la comunidad escolar y la respuesta del GCBA
“Si la mudanza fuera inevitable, exigimos que sea dentro de la Comuna o en un barrio cercano. Nuestros hijos necesitan una escuela accesible y en un entorno que conozcan”, plantearon madres y padres, durante la protesta.
El impacto del posible traslado preocupa especialmente a las familias con estudiantes con neurodivergencias, que encuentran en la escuela un espacio inclusivo y adaptado a sus necesidades. “El cambio forzado significaría romper la estabilidad que requieren para desarrollarse en un ámbito seguro”, remarcaron.
Sergio, papá de un alumno de tercer año, dijo que “no tenemos información certera de lo que va a pasar con nuestros hijos. Sólo pedimos que, si hay que mudar a la escuela, sea cerca y no a ese edificio que dicen, en Parque Avellaneda que, según vimos, está en desuso, por lo que no nos garantizan que sea seguro”.
“No se preocupan por los chicos, que son a quienes perjudican”, dijo la mamá de otro de los estudiantes. Contó que existen alumnos para los que la cercanía es clave en su asistencia, ya que pueden llegar caminando y que la instancia de tener que viajar implicaría la interrupción de su escolaridad.
Desde el Ministerio de Educación de la Ciudad señalaron que “el ciclo lectivo 2025 está garantizado en la actual sede” y que, de concretarse un traslado, sería recién en 2026.
No obstante, trascendió que se inició un proceso de análisis de edificios alternativos para realizar el traslado. Uno de ellos sería el de una escuela primaria distante a 300 metros. La duda que surge en torno a la propuesta es qué pasará con los alumnos de ese establecimiento.
El gremio UTE, que nuclea a los trabajadores docentes, expresó su “preocupación” y afirmó que acompañará a la comunidad en la búsqueda de una solución. “Decimos ´No al traslado fuera del barrio´”, remarcaron en un comunicado.
En paralelo, el legislador de Unión por la Patria, Andrés La Blunda, presentó un pedido de informes en la Legislatura porteña, para que el Poder Ejecutivo detalle las razones del eventual traslado, los convenios entre el club y el Gobierno y las alternativas edilicias consideradas. También solicitó precisiones sobre el cronograma previsto y el impacto en la matrícula.
De efectivizarse el traslado, se generarían complicaciones en la accesibilidad y permanencia de los alumnos en la institución. Más aún, deberán enfrentar dificultades logísticas, económicas y de tiempo, impactando negativamente en la regularidad y continuidad escolar, según evaluó el diputado.
La legisladora Delfina Velázquez, por su parte, pidió, a través de una resolución elevada al Gobierno porteño, que la escuela permanezca en su actual ubicación y que “en el caso que ello no fuera posible, que sea trasladada a un edificio ubicado en las inmediaciones de su domicilio actual, garantizando en todo momento la continuidad pedagógica, la accesibilidad y el arraigo comunitario”.
“Esta situación genera una preocupación profunda en la comunidad educativa, ya que implicaría para gran parte del estudiantado, un incremento significativo en los tiempos y costos de traslado. Además, impactaría negativamente en los puestos de trabajo docente, al cambiar notoriamente la radicación de la escuela”, expresó.
La definición deberá tener en cuenta a la opinión de la comunidad educativa, más allá de que esté en marcha un proceso de renovación de un estadio. La modernidad no debería construirse a expensas del derecho a la educación, menos aún en el contexto de adversidad económica que soportan en estos días los argentinos.