La batalla provincial ya tiene perdedores

La batalla provincial ya tiene perdedores

Opinión.


Este domingo 7 de setiembre se realizará una inédita elección en la Provincia de Buenos Aires, al menos desde la democracia moderna, post dictadura cívica militar.

Lo primero que hay que decir es que se desarrollará en un clima absolutamente anormal, de una crispación de ánimo casi insoportable y que eso abonará el deseo de la población de no asistir a su compromiso cívico. La tormenta perfecta del gobierno hará el resto.

La elección perdida, cualquiera sea el resultado

El resultado no está directamente relacionado, o proporcionalmente definido en consonancia con esa tormenta, sino que la misma –por el momento que vive el país- se expresará en la cantidad de apoyo concreto que obtenga el gobierno de manera positiva y del porcentaje de diferencia entre las dos principales fuerzas. Si el resultado sobre el total de los 14 millones de personas habilitadas para votar, por ejemplo, alcanzara los 8 millones positivos , y sobre el total de votos emitidos Fuerza Patria superara a La Libertad Avanza por 5 puntos como indican algunos analistas, y juntos polarizando sumaran el 80% de los votantes, o sea 6.400.000 votos, tendríamos a FP, 320.000 votos por delante de LLA, quedando 1.600.000 votos para otras opciones. En ese caso LLA estaría logrando hipotéticamente alguito más de 3.000.000 de votos sobre los 14 millones habilitados para sufragar, aproximadamente un 20% del padrón electoral. Dicho de otra manera, casi ocho de cada diez bonaerenses elegirían una opción diferente al oficialismo nacional en la Provincia más importante de la Argentina, repartidos entre Fuerza Patria, el resto de las fuerzas y el ausentismo. Ahí está la derrota aunque no ganara Fuerza Patria, como en la simulación arriba descripta.

Si las cosas resultaran así, el futuro de Javier Milei se vería seriamente afectado. El único activo, la baja de la inflación a cifras cercanas al 2% mensual, estaría siendo amenazado por una devaluación inminente, producto del desarreglo de las variables que no le permitirá tener anclado el dólar, y lo puede acercar nuevamente a un lugar al que no deberíamos volver: el cepo para personas físicas. El que no entendió el llamado de secretario de Finanzas, Pablo Quirno en un tuit en X al dejar la flotación, para comprar dólares e irse ahora que esto se acaba, es porque no entiende nada de cómo se comunican las decisiones financieras para los más despiertos del mercado. A los que siempre duermen, Morgan & Stanley los invita al carry trade, por Dios.

La corrupción

Las valijas misteriosas de la Aduana, el caso Libra (motivo por el cual el Presidente viaja a Estados Unidos, a ver qué puede inventar), el fentanilo y sus más de 100 muertos, la estafa en la obra social de UATRE sumada a las “presuntas” coimas de la ANDIS en los audios de su titular Diego Spagnuolo, y lo que ayer se ventiló sobre las compras del tema oftalmológico del PAMI, ponen el oficialismo en el lugar más incómodo de su corto gobierno.

Si a eso le sumamos que no podrá constituir un oficialismo parlamentario básico a partir de las elecciones de octubre, o sea tendrá que seguir recurriendo al veto -si puede- el resto de su mandato, el panorama no parecería muy alentador. Se siguen comiendo un promedio de cuatro palizas por semana en ambas cámaras y no pueden parar el drenaje, que ya incluye la ruptura de raquítico bloque.

La interna

La renuncia de Eduardo “Lule” Menem tal como adelantamos en este medio es una decisión tomada por el Presidente y resistida por su hermana Karina. Los Menem han monopolizado poder ante las carencias y capacidades del resto del elenco gubernamental, dominan todo el armado electoral y buena parte de las cajas, lijando en ambos caminos al único dirigente sensato e inteligente que tiene este gobierno: Santiago Caputo.

El del apellido ilustre, disfrazado de monotributista, es el único que le brinda cierta coherencia al gobierno en el difícil escenario que transita. Karina y los Menem, están acorralados. Uno se irá antes y otros dejará la Presidencia de Diputados a fin de año. Ella si se va, deja a su inestable hermano sin condiciones de conducir el país o o deseando una aventura autoritaria para la cual ya no tiene apoyo, lo que encima le daría a Victoria Villarruel una oportunidad impensada. La Presidencia. El resto de las fuerzas democráticas ante este panorama opina distinto: se van los dos, nunca uno. Algunos medios hegemónicos con base en la trompeta, apoyan ello y miran con esperanza el nuevo armado de Provincias Unidas para una gobernabilidad, al menos parlamentaria, si algo sucediera.

Conclusión

Se vota en Provincia, importa quién gana, sí. Pero lo que ya se sabe hoy es quienes perdieron. Dos de cada diez, que votaron a LLA. Y su ahora solitario y descompuesto líder.

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