La ancha avenida de la grieta bonaerense se afina

La ancha avenida de la grieta bonaerense se afina

2015: Massa obtiene cinco millones de votos. 2017: CFK salva la ropa. 2019: Kicillof, con invitados. 2019: Randazzo vuelve a intentarlo.


Aunque su objetivo era llegar a la presidencia por esa ancha avenida del medio y no lo consiguió, los años le fueron sumando valor a los más de cinco millones de votos (21,39%) que obtuvo Sergio Massa en la elección general de 2015. El triunfo de Mauricio Macri aquel año sólo se explica por ese dique que construyó Massa, que contuvo a muchos votos peronistas. Lo mismo (o más) pasó en la victoria de María Eugenia Vidal en la Provincia, en este caso con Felipe Solá exhibiendo la marca. Aunque no es tan simple concluir qué tipo de electorado optó por esta tercera fuerza, se presume que se trató de un votante moderado, cansado de la grieta. Hoy, a menos de cuatro meses de las PASO del 12 de septiembre (tal cual confirmará el Congreso en las próximas semanas), la pregunta vuelve a irrumpir: ¿habrá margen para una propuesta que esquive la polarización y se meta en la pelea?

El interrogante se centra sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde de alguna manera esa variante sobrevivió en 2017. Si bien en esa elección todos los focos se concentraron en la pelea de Cristina Kirchner vs. Esteban Bullrich por el Senado, la polarización no alcanzó niveles históricos: entre ambos sumaron menos de 80 puntos. La atención se detuvo ahí porque la pelea por las bancas no admitía invitados, pero hubo más de 20% de los votos que quedaron afuera de la grieta. En números gruesos, 10% del massismo (entonces aliado con Margarita Stolbizer), 5% del PJ oficial que lideraba Florencio Randazzo y 5% del FIT de Nicolás del Caño. Aun en escalas menores, esos 15 puntos peronistas pero no kirchneristas fueron clave para la derrota de la ex presidenta.

Las encuestas de la provincia de Buenos Aires que circulan –que, de todos modos, vienen de errar por mucho sus pronósticos en 2019- hablan por ahora de una ventaja exigua del Frente de Todos, lejos de los más de 15 puntos de brecha que sacaron tanto Axel Kicillof como Alberto Fernández. Y con una polarización light, que por el momento, dejaría una porción interesante por fuera de la grieta para salir a buscar.

¿Qué pasó en 2019? Massa volvió al kirchnerismo, aportó sus 10 puntos, y sólo quedó vivo ese 5% o 6% del peronismo moderado que ofreció la dupla Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey. En ese esquema, la polarización volvió a tocar picos altísimos, captando casi 9 de cada 10 votos (a nivel nacional y en provincia de Buenos Aires).

Para los comicios de este año, otra vez Randazzo avisó que está listo para sumar su variante PJ. Las dudas se acumulan: ¿puede romper su propia barrera de 5 ó 6 puntos de 2017? ¿Puede captar un poco del voto massista, con el hoy titular de la Cámara de Diputados cada vez más funcional al kirchnerismo y menos moderado?

 

Las encuestas de la provincia de Buenos Aires que circulan –que, de todos modos, vienen de errar por mucho sus pronósticos en 2019- hablan por ahora de una ventaja exigua del Frente de Todos, lejos de los más de 15 puntos de brecha que sacaron tanto Axel Kicillof como Alberto Fernández. Y con una polarización light, que por el momento, dejaría una porción interesante por fuera de la grieta para salir a buscar.

En la Ciudad y en algunas mediciones nacionales, quienes mejor se posicionaron de arranque para captar ese lugar fueron los liberales de José Luis Espert. Pero cuando los sondeos profundizan sobre la tierra bonaerense, la variante de derecha se desvanece y por ahora lo que no es ni del Frente de Todos ni de Juntos por el Cambio cae en “no sabe/no contesta” (indecisos).

Así, como ya ocurrió en elecciones pasadas, cuando faltan meses para los comicios parece haber un campo fértil para una tercera opción. Es lo que tienta a los Randazzo. ¿Esta vez se les dará?

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