El gobierno bonaerense tuvo que salir a despejar dudas sobre su interna luego de que un asesor pidiera formalmente que Cristina Kirchner renuncie a la presidencia del PJ nacional. Como consecuencia de esa gestión, Walter Correa, ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, decidió separar de su cargo a Eduardo Felipe Vallese, que se desempeñaba como asesor de su cartera.
El pedido de Vallese —realizado ante el Juzgado Nacional con Competencia Electoral a cargo de María Servini de Cubría— apuntaba a que la expresidenta dejara de ser la titular del PJ. Para Correa, esa presentación constituía “una decisión inconsulta” y —según sus palabras— no coincidente con la línea de su gestión. Lo resumió en un tuit contundente: “Bajo mi gestión no hay lugar para librepensadores inorgánicos”.
El ministro además defendió públicamente la figura de Cristina Kirchner, cuestionando lo que entiende como una condena injusta: “La gran mayoría de los peronistas no avalamos la injusta detención de la compañera Cristina, en una causa amañada, repleta de irregularidades e impulsada por el poder real”, afirmó. Según Correa, Vallese recibió “un pase de factura” por una acción que, aunque motivada desde su condición de afiliado al PJ, excedió el margen aceptable para su función pública.
El episodio profundiza la fractura interna que atraviesa el peronismo bonaerense entre quienes respaldan la continuidad del liderazgo de Cristina y quienes promueven una renovación tras la derrota electoral reciente. Vallese —hijo de un histórico militante peronista desaparecido— buscó institucionalizar un reclamo que muchos discuten en privado, pero su gesto público precipitó su salida del gobierno provincial.
#Peronismo 💬 “He solicitado la renuncia de Eduardo Felipe Vallese a su cargo de asesor en @TrabajoPBA, luego de que tomara la decisión inconsulta de pedir al Juzgado Nacional con Competencia Electoral, a cargo de Servini de Cubría, la renuncia de @CFKArgentina a la presidencia… pic.twitter.com/GC0AVPdhZQ
— LETRA P (@Letra_P) December 2, 2025
Desde el entorno de Correa señalaron que la desvinculación no buscó generar un escarmiento personal, sino reafirmar una norma clara: que los funcionarios de la provincia no pueden usar cargos públicos para promover debates internos sin consentimiento de la conducción. “Su intervención no contaba con mi aval, por lo que dejará inmediatamente su función”, dijo el ministro.
El desalojo de Vallese del ministerio representa, en los hechos, un cierre simbólico a cualquier tentativa de cuestionar la conducción partidaria desde dentro de la administración bonaerense. También refuerza la posición de quienes defienden el liderazgo de Cristina Kirchner dentro del PJ, frente a quienes apuestan por una renovación generacional o ideológica.




