El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, avanza con un ambicioso plan de gestión en la Ciudad de Buenos Aires que contempla inversiones por US$ 1.600 millones en infraestructura, transporte y seguridad. En paralelo, el jefe de Gobierno porteño busca recomponer su vínculo con la administración nacional, un gesto que se tradujo en la reciente aprobación de fondos del BID para modernizar el sistema de salud.
El respaldo del ministro de Economía, Luis Caputo, permitió destrabar un crédito internacional de US$ 76 millones, destinado a reforzar la historia clínica digital, consultorios externos y quirófanos en hospitales públicos. El acuerdo marca un cambio de tono tras meses de frialdad política y aparece como una primera muestra de cooperación entre el Pro y La Libertad Avanza (LLA) en territorio porteño.
En materia de transporte público, se renovará la flota de las líneas A, B y C del subte y se pondrá en marcha la licitación de la línea F, que conectará Barracas con Palermo. Asimismo, se incorporarán trambuses eléctricos que unirán barrios con centros neurálgicos como Aeroparque, y se lanzarán créditos para que los taxis migren hacia modelos eléctricos.
Así avanza la obra del Paso Bajo Nivel Fomentista. pic.twitter.com/pIgiHqEe3z
— Jorge Macri (@jorgemacri) September 29, 2025
La seguridad y el orden urbano son otro eje central. El gobierno porteño busca alcanzar 900 desalojos de espacios públicos ocupados para 2027 y trabaja en el traslado de la cárcel de Devoto, que se cerrará tras la inauguración de un nuevo penal en Marcos Paz en 2026. Estas medidas se combinan con planes de asistencia social para reducir en un 70 % la población en situación de calle.
El desafío presupuestario aparece en el debate por la Coparticipación Federal, donde la Ciudad reclama que los fondos se incluyan de manera permanente en el Presupuesto 2026. Hasta ahora, los giros de Nación dependen de la discrecionalidad del Ejecutivo, lo que agrega incertidumbre a la planificación financiera de las obras.
Con este paquete de iniciativas, Jorge Macri busca consolidar su gestión como una vidriera política. La apuesta combina inversiones de alto impacto urbano con la necesidad de tender puentes hacia Nación, en un delicado equilibrio entre la ejecución técnica y la negociación política que definirá el éxito de su proyecto en la Ciudad.