El más reciente ranking del Center for World University Rankings mostró un nuevo descenso de las universidades de Argentina en el ámbito internacional, y la Universidad de Buenos Aires bajó del puesto 390 al 409. En este contexto, este medio se contactó con Guillermo Durán, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
“Las universidades argentinas han operado de manera razonable, pero, por supuesto, dependen del financiamiento, y esa financiación ha sido recortada”, expresó Guillermo Durán. “Ese tipo de decisiones tienen un costo y se reflejan en consecuencias como estas”, agregó.
Asimismo, advirtió que la situación va más allá de los rankings: “Uno lo podría medir en lo que significa el desarrollo del país y la posibilidad de aplicar ciencia en problemas que son muy importantes para el pueblo de la nación argentina”.
Luego, Durán manifestó que la pérdida de recursos humanos también es alarmante. “Se han perdido alrededor de entre 4.000 y 5.000 posiciones en el CONICET en el último año”, señaló.
En la Facultad de Exactas, resaltó: “Tenemos en un año pérdidas que van de alrededor de las 200 personas entre investigadores, profesores y personal de apoyo técnico”.
La situación de los investigadores
También destacó que los salarios también explican la sangría. “Un jefe de trabajos prácticos de dedicación exclusiva está por debajo del millón de pesos en mano”, ejemplificó. “¿Cómo pretendemos que alguien se dedique full time a la investigación y a la docencia si cobra por ejemplo $900.000 por mes, paga 600.000 de alquiler y de qué vive?”, describió.
“La organización ha detenido casi todos los proyectos de investigación”. En un caso, especificó: “Un laboratorio recibió 200 dólares para un periodo de seis meses. Eso representa entre 50 y 100 veces menos de lo que se remunera en Uruguay, Brasil o Chile”.
Además, afirmó que se ha restringido el acceso a recursos esenciales: “Hemos perdido el acceso a las principales bases de datos internacionales, que son una herramienta crucial para llevar a cabo investigaciones”.