Giusto: “Es necesario contar con más expertos y menos políticos”

Giusto: “Es necesario contar con más expertos y menos políticos”

Es consultor político, docente universitario y Director en el Observatorio Sino-Argentino. Habló con NU sobre su último viaje a China.


Recientemente, viajó a China y fue invitado a la reunión mensual de una sección del Partido Comunista Chino de la Universidad de Zhejiang. ¿En qué sentido fue una experiencia distinta a la argentina?

Las diferencias van más allá del tipo de sistema. Y aprovecho para hacer una aclaración. Si bien hay un solo partido autorizado por la Constitución para gobernar que es el Partido Comunista (PC), existen otros. Son minoritarios y en general, votan en conjunto con el PC. Y en esta reunión, tuve la oportunidad de conocer algunos miembros de estos partidos. Volviendo a la pregunta, el PC tiene miles de seccionales en todo el país. Y no son Comités como uno se imagina. Hay en todas partes: en los hospitales, en las universidades y en el resto de las organizaciones y estamentos. Lo que más me impactó fue el nivel de los cuadros técnicos. Escuché expertos en Inteligencia Artificial, en Energías Renovables, en Protección del Medio Ambiente. Noté un grado de especialidad que no percibí en ningún otro partido. Y eso hace la diferencia. Los reportes que realizan y los proyectos que se llevan a cabo se traducen en la calidad de las políticas públicas que se implementan.

A partir de esta experiencia, ¿cuál es su mirada sobre los supuestos rasgos autoritarios del régimen chino?

Los chinos dicen que tienen una democracia distinta al resto. Ellos dicen que los occidentales tienen una democracia meramente procedimental, con un montón de falencias. Por su parte, sostienen que su democracia es sustantiva porque están representados los intereses de toda la gente a partir de un mecanismo intrapartidario. Prima un criterio meritocrático y no tanto de cantidad de votos. Sin duda, cuanto más cerca de la cumbre uno está, más apoyo necesita de los empresarios y los principales líderes. Pero lo que yo vi en estos jóvenes es justamente la necesidad de destacarse por encima del otro. Buscan a ver quién sabe más. Eso garantiza subir un estamento más en el partido. Esta competencia tan fuerte es lo que le da vitalidad y calidad al partido. Y en términos de Pareto, se garantiza la circulación de las elites. Y es un caso de un partido comunista único. No es ni el de Corea del Norte, ni el de Cuba. Es un caso único en el mundo.

¿Qué lo hace único?

En el caso de Corea del Norte y Cuba, estamos hablando de clubes políticos, compuestos por amigos del poder, que son generalmente los que más plata tienen. Los dictadores se alían con estas personas y, por supuesto, el resultado es nefasto. Hay hambruna y los países están en un nivel de subdesarrollo escandaloso, pese al potencial que tienen. Y en China vemos todo lo contrario. El vicedecano del PC no es un caudillo político. Esta ahí porque tiene más antecedentes que el que está mas abajo. Y también vemos la diferencia en los resultados. Es un país donde no hay inflación, donde no hay pobreza, donde no hay inseguridad, donde existe el mejor transporte público del mundo y, además, está en el epicentro de la revolución tecnológica. Y la gente tolera y apoya al PC justamente por estos resultados. Si esto no fuera así, el PC ya no estaría en el poder. Hubiera habido una revolución.

¿Y qué opina de la re-reelección de Xi Jinping?

En el Occidente, se vio como un símbolo de debilidad. Para mí, al contrario. Lo vi más fuerte que nunca. Y más, tomando la pandemia, que fue muy dura para China. Los chinos sufrieron mucho la cuarentena, que dejó muchas secuelas. Pero más allá de eso, al partido se lo ve vital y fuerte.

¿Cree que se conserva una herencia maoista?

Cada tanto, China revisa aspectos del pasado. Lo más reciente es, justamente, la Revolución Cultural. Mi teoría es que va a suceder lo mismo con la Masacre de Tiananmén, pero va a llevar un tiempo. Es, todavía, un tema muy delicado. Pero de la Revolución Cultural sí se habla y se la critica. Se critica el haber querido borrar el pasado. Entonces, ¿qué queda del maoísmo? Solo lo que está en los libros de historia. Para los jóvenes, Mao es el fundador de la República y nada más. Pero nadie quiere volver a las ideas de Mao. Sólo nuestros políticos, que cuando viajan a China van al mausoleo de Mao, como ocurrió en el viaje que hicieron Alberto Fernández, Axel Kiciloff y Camilo Vaca Narvaja. Los chinos lo respetan mucho porque lo ven como el inicio, pero saben que no tiene nada que ver con la China actual. Hay que ir a la estatua de Deng Xiaoping, que es el símbolo de la China del presente, de la China de la apertura económica. No hay una nostalgia por el pasado, como se ve mucho en nuestro país, donde la gente sigue hablando de Perón. En China sólo se mira al futuro.

¿Cómo ve el vínculo entre China y Rusia?

La realidad es que China y Rusia siempre se tuvieron mutua desconfianza. Siempre fue una relación de tensión, que ha estado al borde de la guerra. Rusia, incluso, le sacó territorio a China cuando estuvo débil. Y China tardó mucho en recuperarlo. A partir de 1989, surgió una suerte de alineación natural entre ellos, que tiene que ver con la seguridad regional y con la complementariedad económica. Rusia le provee de energía y está el tema del control de Asia Central. Por otro lado, es cierto que cuando Estados Unidos declaró su guerra tecno-comercial contra China, Rusia apareció como un aliado natural. Es eso, pero es una alianza incómoda. Este mes, Henry Kissinger dijo en una entrevista para The Economist que nunca escuchó a un chino hablar bien de un ruso y viceversa. Es una alianza basada en intereses estratégicos que si cambian, se cae inmediatamente esta relación.

¿En qué medida afecta la Guerra con Ucrania a esta alianza?

La guerra en Ucrania la hizo aún más incómoda. La decisión de Putin de invadir a Ucrania puso a China en una posición indeseada.

El conflicto en Ucrania está durando más de lo esperado. ¿Piensa que Putin hizo un error de cálculo?

Absolutamente. Fue un error de cálculo grosero. Cuando Putin invadió, creyó que en cuarenta y ocho horas ya iba a estar resuelto. Pensó que Zelenski y el resto de los líderes se iban a rendir. Incluso, pensó que Estados Unidos y Europa iban a quedar congelados. Y que iba a surgir un nuevo status quo. Y hasta especuló con un mayor apoyo de China, que nunca llegó. Y lo llamativo es que era esperable que eso ocurriera. La decisión de Putin de invadir a Ucrania va en contra de muchísimos intereses chinos. Fue un error de cálculo, sumado a un fracaso militar de esa operación, ya que estaba prevista para que dure dos o tres días como mucho.

Estados Unidos está atravesando una crisis económica agudizada por la falta de acuerdo sobre cómo manejar la deuda. ¿Cree que esta situación puede llevarlos a abandonar el conflicto en Ucrania?

Yo creo que va a ser cada vez más difícil para la administración estadounidense bancar financieramente a Ucrania. Militarmente es más fácil, por la cantidad de suministros que tienen. Pero apoyo financiero, más pensando en la eventual reconstrucción de Ucrania que hoy está hecha pedazos, lo veo muy difícil. No veo tan claro que sea tan fácil aprobar esos paquetes de ayuda. Estamos hablando de reconstruir uno de los países más extensos del mundo. Además hay que pensar qué va a pasar con la opinión pública una vez que la guerra termine. La gente va a volver a pensar en sus problemas. De hecho, esto ya está sucediendo. Hay un riesgo de que Ucrania termine como una tierra devastada y olvidada. Va a seguir siendo importante por su ubicación, pero no va a ser fácil sacar la cantidad de dinero como sí ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, con el Plan Marshall.

¿Puede ser una oportunidad para China?

Sin duda. Va a intentar tener un protagonismo en esa reconstrucción.

Volviendo a la deuda estadounidense, ¿ve probable un default?

Hemos tenido administraciones recientes sin presupuesto, como le ocurrió a Obama. Desde el punto de vista financiero, Estados Unidos tiene un montón de herramientas. Domina organismos de crédito internacional, tiene alianzas muy importantes con otras potencias y por lo tanto, eventualmente, una salida va a haber. Además, porque si cae EE.UU. van a haber varios que también van a caer. Hay demasiados intereses para que el default no suceda. Al único que le podría llegar a interesar que pase eso es a Rusia. Pero para China sería catastrófico. Es el mayor tenedor de bonos del Tesoro. Más allá de eso, es cierto que la administración demócrata ha sido catastrófica.

¿Cómo ve las elecciones del año que viene?

Yo creo que vamos camino a que esto se agrave. Vamos a tener un presidente anciano y senil, que ha dicho que va a ir por la reelección. Los demócratas han sido incapaces de encontrar un sucesor. Podría aparecer una sorpresa. Todavía quedan meses. Yo hoy no la veo. Y del otro lado, tenemos a Trump como el candidato más votado en la interna republicana. Si la competencia se reduce a Biden y Trump, va a ser una competencia durísima y anclada en rencores del pasado. Veo un escenario muy pesimista para los EE.UU.

En este escenario pesimista para los EE.UU., ¿ve posible la internacionalización del Yuan?

Una cosa es que a China no le convenga un colapso general de la economía estadounidense, pero el plan de la internacionalización del yuan va a seguir profundizándose. Y hay cada vez más países que lo están aceptando. Y es lógico. Si China es nuestro principal socio comercial, el yuan es una reserva de valor a nivel global, es el mayor tenedor de reservas a nivel mundial ya que representa el 20% de la economía mundial, está muy bien. Además, de esta forma uno diversifica su canasta de monedas. Ya lo tendríamos que haber hecho hace tiempo. Brasil lo va a hacer y lo acompañan Ecuador y Bolivia. ¿Cuánto se puede internacionalizar? No lo sé. En Europa, hoy por hoy, no va a suceder. El dólar y el oro van a seguir siendo dominantes. Pero sí lo vamos a poder ver en regiones como Latinoamérica y África. En nuestro país es necesario, como consecuencia de una estrepitosa administración económica y externa. Hoy, tenemos el mayor déficit bilateral con China de la historia. Estamos hablando de más de nueve mil millones de dólares. Además de que no tenemos reservas en el Banco Central, tenemos esta situación. Podríamos usar el yuan para la economía doméstica incluso. Es una moneda estable. Sin duda, nos conviene.

¿Cree que es probable que Argentina pueda volver a emprender un rumbo económico de desarrollo y crecimiento, como sí ocurrió en Brasil?

Brasil es la economía líder de la región. Esto es porque hay líneas centrales de política económica y de relaciones exteriores. No se tocan. Hay mayor profesionalización de quienes ocupan los cargos públicos. Nosotros estamos a años luz de eso. Cada vez que viene un gobierno, cambia todo. Entonces no tenemos estabilidad. Tenemos además un Canciller como Cafiero, un embajador como Vaca Narvaja. Y bueno, con esos elementos es lógico el resultado que tenemos. Y vamos quedando atrás porque además no sabemos leer qué es lo que pasa en el mundo. Y volvamos a la primera pregunta de la entrevista. ¿Quién es el experto en, digamos, Inteligencia Artificial del PRO o del peronismo? Es probable que no exista esa persona. En China se discute hasta dónde va a llegar la Inteligencia Artificial o cómo mejorar la eficiencia de las energías renovables. ¿Cómo no vamos a quedarnos atrás? Nadie debate, no existen expertos. No digo que Brasil esté al nivel chino, pero van hacia ese rumbo. Por eso, Lula revalida su alianza con China. Es lógico y es lo que tendríamos que hacer. Lo único que se hizo fue un viaje improvisado de Alberto Fernández el año pasado donde se firmaron acuerdos de 23 mil millones de dólares que, como había dicho en su momento, son puro fuego artificial. Pasaron casi dos años y todavía no se sabe de dónde va a salir ese financiamiento.

¿Dónde radica el error?

En esto de la improvisación. No se trabaja, no se estudia. Tenemos a Sergio Massa que lo lleva en el avión a Máximo Kirchner… para hablar del cierre de listas. Es pura política. Lula viajó con trescientos empresarios, cuarenta técnicos, o sea, la gente que realmente empuja las cosas y que sabe negociar. Nosotros en cambio, vamos con una comitiva política. Lo de Kiciloff con el gorrito en el mausoleo de Mao fue una vergüenza. Y esa es la imagen que proyectamos al mundo. Y lo sé porque me lo han dicho. Es lamentable. A mí me da pena como argentino.

¿Cuál es el rol del establishment en Argentina?

Yo creo que hay dos argentinas. Hay un sector de la economía que quiere producir. Por ejemplo, lo que ocurre con el campo, que pide que no los llenen de regulaciones para poder producir y tener algo de estabilidad. Y después tenés a la Unión Industrial Argentina (UIA), que vivió toda la vida del Estado. Un sector que quiere que el Estado lo proteja siempre, al punto de que no hayan importaciones, ni libre mercado. Algún día se tiene que romper eso. Tiene que venir un gobierno que se la juegue para beneficiar a la Argentina productiva y aperturista. Y si a la otra parte del empresariado le cuesta competir en ese contexto, que sea así. Pero, mientras los Presidentes lo único que hagan sea negociar para ver cómo acuerdan con cada parte… no vamos a salir nunca. ¿Es viable en Brasil que se cierren las exportaciones de carne? No. Ni con Lula o Bolsonaro o con quien sea. Es inimaginable. Y nosotros en el 2020, lo hicimos con China para combatir la inflación. ¿Y quién apoyó esa medida? La UIA. Yo recuerdo que en su momento, los chinos me consultaron sobre esta decisión porque no lo podían descifrar.

¿Tiene esperanzas en las elecciones de este año?

En esta elección, hay claramente diferentes propuestas. El kirchnerismo ya sabemos lo que representa. Pero sí hay diferencias entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta sobre la profundidad de los cambios y el modo de hacerlos. Y después tenés una propuesta radical, que es la de Javier Milei que, debido al hartazgo, atrae a cada vez más gente desde un voto más emocional y no tan racional. Y podríamos sumar a sectores más minoritarios como la extrema izquierda. Pero hay diferencias. Dependiendo de quién gane, vas a tener resultados muy distintos. Estamos en un escenario muy incierto, pero muy interesante. Opciones hay y son diferentes. Por lo menos, no es todo lo mismo. Eso es algo positivo, en un contexto tan complejo.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...