La Unión Obrera Metalúrgica (UOM), uno de los gremios históricos del país, atraviesa un momento de tensión interna que marca el inicio de una disputa por su conducción. Abel Furlán, actual secretario general, buscará renovar su mandato, pero su gestión es cuestionada tanto por sectores internos como por dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), que observan con preocupación el rumbo político del gremio.
En los últimos años, la UOM ha perdido parte de la influencia que supo tener en el terreno sindical y político, lo que debilitó su papel dentro de la central obrera. Este retroceso abrió un debate sobre el futuro del gremio y sobre la estrategia que deberá seguir para recuperar protagonismo en un escenario donde la puja por el poder sindical se intensifica.
El punto más polémico de la conducción de Furlán es su cercanía con el kirchnerismo, vínculo que despierta recelos en algunos sectores de la CGT. Temen que esa alianza condicione la autonomía sindical y genere tensiones en las negociaciones con otros espacios del movimiento obrero y con el propio gobierno nacional.
Se especula que Caló podría articular un sector opositor para disputar la conducción.
🔴 #CGT | En diálogo exclusivo con Mundo Gremial, Abel Furlán (UOM) analizó el debate político en la central obrera y planteó definiciones sobre el futuro de la CGT.
👉 “Hay distintos puntos de vista sobre la conducción; yo sostengo que tiene que ser un solo compañero el que… pic.twitter.com/xp7I6XduS0
— Mundo Gremial (@MundoGremial) September 19, 2025
Dentro de la central obrera, el tema ya encendió alertas: varios dirigentes advierten que la UOM podría convertirse en un factor de división si no logra equilibrar sus compromisos políticos con las necesidades de sus afiliados. En paralelo, la interna metalúrgica se perfila como un test sobre el peso real de la organización en el entramado sindical actual.
La eventual reelección de Furlán significaría la ratificación de una línea de gestión que combina acción gremial con alineamiento político. Sin embargo, un triunfo de sus críticos abriría la puerta a un reposicionamiento del gremio dentro de la CGT y a un cambio en la relación con otros actores del sindicalismo y de la política.
Lo que está en juego no es solo la conducción de la UOM, sino su capacidad de recuperar influencia en un escenario marcado por la crisis industrial, la caída del empleo y la fragmentación sindical. El desenlace de esta disputa tendrá impacto directo en el equilibrio interno de la CGT y en su diálogo con el poder político.