La Fundación Encuentro difundió un informe en el que analiza el efecto de la ya célebre frase del ministro de Economía, Luis Caputo —“Comprá, no te la pierdas, campeón”—, pronunciada el 2 de julio. Según el estudio, aquella expresión no fue un gesto menor, sino un catalizador de expectativas en un mercado cambiario que ya atravesaba fuertes tensiones.
En agosto, las compras netas de dólares alcanzaron los u$s 3.450 millones, con un total de 1,5 millón de personas demandando divisas frente a 840 mil que optaron por venderlas. El volumen confirma que, pese a cierta moderación respecto de julio, la presión cambiaria sigue en niveles críticos para las reservas del Banco Central.
El informe compara esta dinámica con la de los años de cepo cambiario. Entonces, la demanda de dólares apenas representaba 0,2 % del PBI mensual. Hoy, tras la liberalización, esa proporción trepó a 0,8 % en julio y se ubicó en 0,5 % en agosto. En términos de reservas, los flujos llegaron a equivaler al 14 % en julio y al 9 % en agosto.
💸 La fiebre por el dólar sigue en niveles insostenibles
En agosto se compraron USD 3.450 millones netos. Un volumen elevado en términos históricos, pero menor a los de junio y julio 👇 pic.twitter.com/08qXFUqvWN— Fundacion Encuentro (@FencuentroAR) September 30, 2025
La Fundación advierte que, si bien las declaraciones de Caputo pudieron estimular la compra de divisas, no son la causa principal del desbalance. Lo que se observa, remarcan, es una fragilidad estructural que excede cualquier gesto verbal o intervención puntual del Gobierno.
Otro dato que preocupa es el déficit en el comercio de servicios, que se mantiene en torno a los u$s 650 millones mensuales, impulsado por el turismo emisivo. Buena parte de los dólares adquiridos se canaliza fuera del circuito productivo, lo que erosiona la capacidad de sostener un flujo estable de divisas.
El documento concluye con una advertencia: los gestos simbólicos pueden mover la aguja en el corto plazo, pero la estabilidad cambiaria requiere mucho más que frases de ocasión. Sin reformas estructurales y una estrategia macroeconómica sólida, el mercado seguirá expuesto a episodios de volatilidad recurrente.
