Fuerza Patria se ilusiona con la PBA y mide el pulso nacional con cautela

Fuerza Patria se ilusiona con la PBA y mide el pulso nacional con cautela

El PJ monitorea los resultados y el ánimo es más cauteloso que el del 7 de septiembre.


El peronismo se apresta a vivir una noche de resultados con mezcla de optimismo y prudencia. En el eje bonaerense —donde se concentra aproximadamente el 40 % del padrón electoral— el bloque Fuerza Patria se muestra confiado, aunque con moderación, al considerar que será capaz de repetir el buen desempeño que tuvo en septiembre. En los distritos del interior, sin embargo, el ánimo es más cauteloso: habrá que ver cómo se “pinta” el mapa nacional, provincia por provincia.

En la provincia de Buenos Aires, la dirigencia del peronismo monitorea los sondeos y percibe que la disputa será más reñida de lo habitual. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, evalúa que el voto opositor jugará un papel central, con un panorama en el que la polarización y el antiperonismo podrían tener mayor incidencia

En ese marco, el objetivo es claro: acumular triunfos provinciales que permitan reforzar la imagen de Fuerza Patria como alternativa nacional que agrupa “votos peronistas, más allá de los distintos sellos provinciales”.

La estrategia electoral quedó evidenciada en el “búnker” instalado en La Plata —el Hotel Grand Brizzo— donde se montará una puesta conjunta de dirigentes como Kicillof, Máximo Kirchner, Sergio Massa y el candidato Jorge Taiana, con el objetivo de exhibir unidad partidaria en un momento crucial. Además se desplegará un gran telón con la cara de la expresidenta Cristina Kirchner sobre la avenida 51 de La Plata, como símbolo de cohesión de cara al capítulo electoral.

La proyección nacional no deja de preocupar: aunque en Tucumán, La Rioja y Catamarca dan por descontado el triunfo, en provincias como Mendoza y Córdoba la derrota se da por segura, y en otras como Santa Fe o en el sur del país hay incógnitas que podrían devenir en sorpresas a favor del peronismo. Así, el foco no solo está en la provincia de Buenos Aires, sino en el acumulado —cuántos distritos se “pinten de azul”— como métrica del éxito del esquema.


En este contexto, la elección adquiere una doble dimensión para el Partido Justicialista (PJ) y sus aliados: no se trata únicamente de ganar escaños en el Congreso, sino también de mostrar capacidad de reconstrucción política después de la derrota de 2023 y de la fragmentación interna que vivió el espacio. Las elecciones legislativas de este domingo son vistas como una bisagra para medir liderazgo interno, volumen opositor y capacidad de unidad frente al gobierno de Javier Milei.

El escenario político-económico condiciona la lectura de estos comicios. La situación social, los índices de inflación y la percepción de desgaste del modelo político vigente inciden sobre la voluntad de voto, lo que alimenta la cautela en las mesas de comando peronistas. En la provincia de Buenos Aires, donde la discusión ya es pareja, los dirigentes son conscientes de que un triunfo, aunque sea por menor margen, puede tener valor simbólico y práctico.

En definitiva, la apuesta del peronismo es clara: exhibir unidad, asegurar un buen rendimiento electoral en la provincia de Buenos Aires y, al mismo tiempo, aspirar a mantener o ampliar su presencia en el resto del país. Aunque los recursos y fuerzas locales son distintos en cada distrito, la estrategia se apoya en la acumulación de victorias distritales, más que en una ola uniforme.

En La Plata desdramatizan el resultado final de la elección porque “lo que importa es ganar”, pero advierten que puede no tener la contundencia que tuvo el 7 de septimbre, cuando Fuerza Patria logró sacarle 13 puntos de diferencia a La Libertad Avanza (LLA) y generó una crisis política en el oficialismo.

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