El artículo 96 de la Constitución de la Ciudad es claro, ?si en la primera elección ninguna fórmula obtuviera mayoría absoluta de los votos emitidos, con exclusión de los votos en blanco y nulos, se convoca al comicio definitivo?, en el cual deberán participar las dos fórmulas más votadas. De acuerdo a los resultados del domingo, la diferencia entre la fórmula encabezada por Mauricio Macri, y la que lleva como candidato a Jefe de Gobierno a Daniel Filmus es clara y contundente. Ante esta situación, y si bien tanto desde el PRO como desde el Frente para la Victoria subrayan que se realizará el ballottage, no son pocos los que comenzaron a analizar los costos, tanto económicos como políticos, de volver a llamar al electorado porteño a las urnas.
?El costo económico es lo de menos, ya que ya estaba contemplado desde que se diseñó el operativo electoral. Cierto es también que algunos millones se podrían ahorrar si Filmus resuelve no presentarse, pero también cierto es que al Frente para la Victoria le sirve tener otra campaña para justificar gastos?, comentó en off una voz del macrismo.
Entre las cifras fijas que el ballottage generará, se encuentran los 150 pesos por cada una de las 16.824 autoridades de mesa que deberán volver a convocarse, sumando un total de 2.523.600 pesos. También se deben contar a los auxiliares del TSJ (unos 300) que reciben por capacitación, desarrollo de función durante la jornada electoral y viáticos, unos 1070 pesos cada uno (321.000 pesos).
Para la segunda vuelta del 31 de julio, también se debe tener en cuenta el gasto de financiamiento de los partidos. En el ballottage, a cada uno de los dos partidos que compiten se les paga 1 peso por cada voto conseguido en primera vuelta (836.016 pesos para el PRO y 489.760 para el FpV). Pero el financiamiento no se reduce sólo a estas cifras, ya que el fondo remanente compuesto de todos aquellos electores que no votaron por ninguna de las dos fórmulas ?y que en este caso suman 1.163.092 personas-, se convierten en pesos y se dividen en partes iguales (581.546 pesos para cada uno). Para la segunda vuelta, por ejemplo, la fórmula Filmus-Tomada recibirá más dinero por el fondo remanente que por los votos recibidos. Y entre las dos fórmulas se repartirán 2.482.868 pesos (1.417.562 pesos para el PRO y 1.071.306 para el Frente para la Victoria).
Si bien las boletas deberán ser pagadas por los partidos, saldrá del erario público los gastos por urnas, actas, padrones, lapiceras, el Comando Electoral (unos 3 millones de pesos) que debe pagarse al Gobierno nacional, y un proporcional por el servicio del Correo Argentino, y el centro de cómputos.
Toda la elección porteña, primera y segunda vuelta, tiene calculado un costo de 90 millones, el cual se reduciría en unos cuantos millones (no tantos a la mirada de la dirigencia política) si el kirchnerismo resolviera no participar en el ballottage.
?En la segunda vuelta, la suma máxima autorizada para gasto de campaña es de 1.30 pesos por elector por cada fórmula -3.227.728,4 pesos para cada uno-. Más allá del gasto público, los partidos también generarán un importante gasto, y en segunda vuelta no hay premios consuelo como un comunero, o un legislador? acá es todo o nada. El que gana se queda con todo, y el que pierde, pierde todo? incluso más que la plata gastada en campaña?, remarcó a NU la fuente macrista.
En las filas K, desde Daniel Filmus hasta el último dirigente barrial porteño afirman que irán al ballottage, y que ?cualquier cosa puede pasar?, aunque en privado, reconocen que por más que busquen aliados en las fuerzas que no votaron a Macri y lleven a votar ?a upa a los electores que no fueron a votar el domingo, es imposible ganarle a Macri?.
?No queremos que nos comparen con Carlos Saúl. Pero la verdad es que son muchos los que pensamos que para el modelo que defendemos, mejor ir a las primarias del 14 con el recuerdo casi diluido por el tiempo de 20 puntos abajo del PRO, que con la noticia fresca de una derrota por más de 20 puntos el 31 de julio?, comentó un dirigente K que recuerda aquella pegatina de dos años atrás con la imagen de Filmus como ?el mariscal de la derrota?, como algo que, podría llegar a repetirse.
?El porteño es un elector particular. No le gusta que le rompan las p? Ir a votar el último domingo de las vacaciones de invierno, 15 días antes de tener que volver a votar para las primarias le va a patear el hígado. Y si además es ir a votar para nada? peor. Son capaces de votar en blanco sólo como queja, y eso, favorece a Macri?, concluyó el kirchnerista preocupado.