Escándalo en Bahía Blanca: el Pro rompe con LLA y acuerda con el peronismo

Escándalo en Bahía Blanca: el Pro rompe con LLA y acuerda con el peronismo

La alianza oficialista se quebró y el Concejo Deliberante quedó bajo presidencia peronista.


En Bahía Blanca se concretó un giro político inesperado: el espacio Pro decidió romper la alianza local con La Libertad Avanza (LLA) y acordó con el peronismo para definir la presidencia del cuerpo legislativo municipal, el Concejo Deliberante.

La fractura comenzó tras la reciente aprobación del paquete fiscal e impositivo impulsado por el intendente peronista Federico Susbielles, en la que concejales del Pro vinculados al sector de Cristian Ritondo votaron a favor del aumento de tasas. Esa decisión fue interpretada por La Libertad Avanza (LLA) como una traición al acuerdo que unía a ambos espacios.

El episodio político culminó con la elección de Gisela Caputo -una concejala que había ingresado bajo la lista de La Libertad Avanza (LLA)- como nueva presidenta del Concejo Deliberante. Caputo logró los votos necesarios gracias al respaldo del bloque peronista, del Pro ritondista y de otros espacios aliados, desplazando al hasta entonces titular, el libertario Mauro Reyes.


Para los sectores de La Libertad Avanza (LLA), la maniobra representa una traición programada. Desde ese espacio advirtieron que “concejales electos por LLA votaron junto al peronismo” para desplazar a su propio referente. Esa ruptura no solo redefine la correlación de fuerzas en el deliberativo local, sino que también desata una crisis de credibilidad hacia las alianzas políticas.

El impacto del acuerdo no se limita al plano local: en el clima de polarización actual, la decisión de Pro de aliarse con el peronismo abre interrogantes sobre posibles réplicas en otros municipios bonaerenses, especialmente donde coexistan fuerzas libertarias, macristas y peronistas. Sectores críticos advierten que este tipo de movimientos erosionan la coherencia política a nivel provincial.

Mientras tanto, en Bahía Blanca el nuevo escenario genera incertidumbre respecto de cómo funcionará el Concejo Deliberante en los próximos meses. Con una presidencia compartida entre sectores tradicionalmente adversarios, las decisiones legislativas podrían devenir en negociaciones constantes, redefiniendo alianzas, agendas y prioridades para la conducción de la ciudad.

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