Mucho se ha hablado y escrito acerca de lo que puede suceder el 27 de octubre, con la chapa puesta de las elecciones de medio término. Más allá de lo que dijo el Presidente, Javier Milei, “que evaluará los cambios a partir de conocer los resultados del domingo”, aquí se presenta un resultado como el más probable de todos. En una expresión media de las encuestas. La derrota de La Libertad Avanza por un margen de alrededor de 5 puntos a nivel nacional, conteniendo el nuevo mapa variantes distintas en cada provincia, depende de cual tomemos, y contemplando los alineamientos futuros en el Congreso también en una lógica bastante similar a las posiciones que tienen dichas fuerzas actualmente. Más allá de los cambios numéricos de cada sello nacional o provincial, será con el crecimiento seguro de LLA, la debacle del Pro y también con otros movimientos diversos que no parecen tan determinantes como algunos especulan ahora.
Y esto no se dice tanto por lo que piense o haya dicho Donald Trump o Scott Bessent, su interlocutor permanente por estos días, en esta misión argentina que encararon con mucho ímpetu los Estados Unidos, sino pensando por el futuro del país y sus intereses, la conformación del nuevo Congreso es quizás la mayor cuestión a atender en las elecciones del 26 de octubre. Aunque no la definitiva. Hay otras cosas detrás. Veamos qué está pasando.
El tercio de lo que no manejo, es nada
Podríamos centrarnos en la cuestión numérica y analizar o intentar prever si LLA alcanzaría el tercio tan buscado en Diputados o en Senadores (prácticamente imposible en ambos) o pensar la política de los próximos dos años desde otro lugar. Pocas cosas suenan tan autoritarias e inútiles como apelar a resistir los vetos parlamentarios en una “nueva” gestión de gobierno para los próximos dos años. O sea, como lo viene haciendo hasta hoy. Este martes en la TV Pública, Milei sostuvo nuevamente que ese tercio era un buen resultado, porque lo asimilaba a una muralla defensiva. Al Presidente parece faltarle lectura acerca de los combates en la Edad Media. A las murallas les entraban por arriba las bolas que se lanzaban desde las catapultas, en este caso, José Luis Espert, $Libra, Diego Spagnuolo y Federico Machado entre otras “bolas”. Y es así como lo han planteado desde el Gobierno e incluso algunos comunicadores que constituyeron el mayor sostén del que se valió este gobierno durante este lapso, habida cuenta de la pobreza en la densidad política de sus principales funcionarios.
El Estado 52 no es Groenlandia, es Argentina
Ante el desembarco del staff VIP del JP Morgan con Jamie Dimon a la cabeza (en tres aviones ayer martes) que llegaron para hacerse cargo del sillón que dejará vacante Luis Caputo y de las nuevas modalidades del ejercicio de la economía argentina, que ya no pasarán por el “Virrey” Javier Milei sino por el banco más poderoso del planeta. En la misma delegación arribó a nuestro país la ex Secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, muy interesada en tres carteras que quedarán vacantes a cortísimo plazo: Defensa, Seguridad, y Cancillería (mientras escribimos estas líneas renunció Gerardo Werthein). Residen en estos tres ministerios muchas cuestiones estratégicas para Estados Unidos como bases militares en común, proyectos antárticos, mantener el alineamiento automático en los foros multilaterales, negocios grandes en las áreas críticas de minerales y energía, y sobre todo mantener a raya a la República Popular China en los temas que desean ocupar ellos. Este gobierno no les da garantías (de nada), por eso digitarán ellos esta vez los cambios.
Las internas a cielo abierto, son cuatro y peleados
Mucha información de lo que sucede dentro del gobierno se está filtrando no solo hacia los medios sino también a cuarteles de la oposición. Con o sin intermediarios, siempre hay funcionarios apuntados en esa delgadísima línea de confianza. Y definimos como oposición –además obviamente del peronismo- también a Mauricio Macri y su grupo de apoyo. Es sabido que el ingeniero siempre cultivó una relación bastante estrecha con la “peor” enemiga del gobierno, nos referimos a la vicepresidenta de este país, Victoria Villarruel. Cuenta una de nuestras fuentes que el Presidente, en una reunión en la Casa Rosada advirtió este año a sus funcionarios que, si sucumbiera el gobierno por cualquier razón, Villarruel no se quedaría ni un minuto más que el propio Milei. La relación entre ellos está absolutamente destrozada y Milei teme que los aliados de la señora Victoria lo maten a carpetazos con la inestimable ayuda del propio Macri, entre otros. Así el ex Presidente vería consumada su vendetta calabresa, que nunca fue dejada de lado, sino que espera su momentum. Pareció extraño ver esta semana la cartelería amarilla de Fernando de Andreis con la palabra Pro, en una lista, la 501 que se denomina LLA aquí en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Quizás no tan extraño.
Los ¿cambios?
Poco importa el resultado, salvo que sea una catástrofe que lo cambie todo, para darle salida a buena parte del gabinete y conformar uno nuevo. El tema es que el “Virrey” Milei no aceptará presiones del norte para incorporar a la tropa más leal de Macri. Le dirá a Trump, algo como “pedime cualquier cosa menos eso” e intentará convencerlo desde esa empatía que no es con el Pro que se soluciona su pedido de gobernabilidad y le recordará el 2018 y el desembolso inútil y enorme con que Macri lo engañó en aquél momento respecto de sus posibilidades electorales.
Para ello uno de los aliados naturales del Presidente será Santiago Caputo, hoy quien mejor comprende qué le conviene hacer y qué no al Presidente. Fue vital en el triunfo del 2023, aunque ya el país no es el mismo. Luego tuvo mucho poder, pero poca injerencia en las peores decisiones del gobierno actual, todas gerenciadas por su Tío Toto, que lo dejaron al borde del abismo hace pocos días y hoy todavía no logra recomponer. En los Estados Unidos, el asesor estrella tiene muy buenas relaciones con algunos importantes personajes muy amigos de Trump, casi todos ellos pertenecientes a la CPAC (órgano político de la ultraderecha americana). Y además Don Santiago se aprovecha del mal momento de Karina Milei, complicada por el tema “compliance” por su oscura relación en el tema $Libra y las “aventuras” de cabotaje de los primos Menem, sus queridos protegidos. Javo está más desprotegido que nunca en ese terreno, deberá pensar bien el próximo paso. No parece ser Macri la solución sino parte del problema.
El Tío Scott
Scott Bessent está sintiendo el rigor del “mercado argentino”. El rey de las monedas y dueño de la fábrica de hacer dólares está pasando por “tonto” o por “engañado” acerca del tema en que se metió aquí. Se firmó el swap de 20.000 M con los Estados Unidos, se anunció la recompra de bonos de la mano del JP Morgan (ya arriba mencionados), y Bessent habló del “whatever it takes” para ayudar al país. Esa frase pasará a la historia en ésta, su segunda versión internacional, luego de la original del italiano Mario Draghi. Lo que sea necesario parecería una pavada total (chiquitaje) para el Secretario del Tesoro norteamericano, pero ahora logró comprender en primera persona el cuentito de Toto Caputo acerca de las “bonanzas” de su plan. También y en paralelo conoce la desconfianza del ahorrista y los inversores argentinos acerca de la situación económica del país. No hay comunistas en el camino, ni la versión criolla para los americanos, los peronistas. El “Riesgo Milei” es el que trajo al plan hasta acá, y también fue él quien agotó la capacidad económica y política del Gobierno. Ahora entre Trump, Bessent, Marco Rubio, Condoleezza Rice y Jamie Dimon del JP Morgan tendrán que rearmar el rompecabezas que le estalló al libertario y lo metió en el laberinto. El “salvataje” es una triste mentira de dos orillas. Y los argentinos de bien, como le gusta decir al Javo que nos gobierna, veremos qué hacen.
Teléfono para la CGT y para los dirigentes con orgullo.
¿Hoy será nuevamente Patria o Colonia? Ponele.