Tras las denuncias de la última semana contra el primer candidato a diputado por la Provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, éste tuvo que bajar su candidatura, desistir de la Presidencia de la estratégica Comisión de Presupuesto y solicitar una licencia hasta el fin de su mandato, dentro de dos meses. El traumático caso ha dejado un surco profundo en el armado libertario y ahora lo que queda es definir si termina o no su mandato como Diputado de la Nación.
En la que podría ser la última sesión antes de las elecciones del domingo 26 de octubre, asoma un temario con eje en el cambio de reglamentación de los DNU y el impuesto a los combustibles líquidos que apoyaron los 23 gobernadores. Aunque se trate el tema, no están garantizados los votos necesarios para su aprobación, porque aún las alianzas del oficialismo con las provincias siguen firmes, a pesar de todo, hasta el escenario poselectoral que traerá noviembre.
“Cuando octubre truena, viento lleva” afirma un refrán, que augura movimientos como los que atraviesa la política argentina. El presupuesto 2026 tiene plazo hasta el 20 de noviembre y queda mucho por discutir, ya que los números macroeconómicos que contiene no coinciden con los que postulan los especialistas.
En este contexto, los reveses no paran para el Gobierno, que viene de recibir el rechazo a dos vetos en la Cámara de Senadores. Allí saben que, más allá de cualquier decisión que tome el Congreso, es posible que los vetos no se cumplan, como ha sucedido con la Ley de Emergencia en Discapacidad. Por esta razón, el Senador Marcelo Lewandowski (Frente Nacional y Popular-Santa Fe) sostuvo que “está claro que el Gobierno no va a respetar la decisión del Congreso, por eso se darán las luchas pertinentes para la sanción de leyes que son fundamentales para la sociedad”, en referencia a los temas de la Emergencia Pediátrica y los fondos para las universidades.
En los pasillos, con un resultado propicio, el Senador Daniel Bensusan (Fuerza Patria, La Pampa) se refirió a los fondos disponibles. “Queda claro que el dinero está cuando lo creen necesario, como ha sucedido con el dinero asignado a la SIDE y que, más allá de la insistencia del Congreso, debe actuar la Justicia. El Gobierno no puede hacer caso omiso a decisiones políticas”, indicó. “Además, hace dos años que no tenemos Presupuesto, por tal motivo debe accionar el Poder Judicial”.
Se refirió luego al Presupuesto 2026, del que manifestó que “por el tipo de presupuesto que enviaron, es muy posible que no quieran que sea aprobado. Entonces puede darse la discusión y, si no se llega a acuerdos, lo retiren del debate, como sucedió en 2024”.
Tendal de temas en pausa
El tratamiento de la Ley de Leyes aparece como el gran tema estructurante: definirá prioridades de gasto, condiciones de asistencia financiera y el itinerario de acuerdos con organismos o actores económicos.
El politólogo Matías González detalló que “a ese eje se suman debates sobre coparticipación y ATN, designaciones y nombramientos que requieren acuerdo parlamentario y proyectos vinculados a regulación económica y electoral, que el Ejecutivo o los bloques opositores podrían intentar introducir antes del cierre del período legislativo”.
Del mismo modo opinó la diputada Danya Tavela (UCR, Provincia de Buenos Aires), que consideró que lo más importante es la Ley de Presupuesto.
Los vientos de octubre son un hecho político
En medio de denuncias que jaquean al oficialismo, en estos días funcionan dos comisiones investigadoras, que analizan el caso $Libra y los episodios de fentanilo contaminado.
González declaró, en relación a este tema que “la convocatoria -impulsada por bloques opositores y convocada con urgencia- puso sobre la mesa dos cuestiones En primer lugar la oposición llega a la sesión con la estrategia de forzar la votación de la reforma de los DNU -que propone acotar facultades delegadas por el Ejecutivo y exigir un control parlamentario más estricto- y, al mismo tiempo, capitalizar políticamente el escándalo que rodea a Espert. En la práctica parlamentaria, la jugada es doble: debilitar al gobierno en un eje institucional (los DNU) y mostrar capacidad de sanción frente a conductas públicas ofensivas”.
“La reforma tiene respaldo político en sectores de la oposición que la ven como correctiva de decisiones ejecutivas que, según su diagnóstico, se han dictado con excesiva discrecionalidad. En Diputados hay impulso para votar restricciones que limiten la vigencia tácita de decretos y aumenten el control parlamentario”. De todos modos, González planteó que “sin embargo, la batalla real está más allá del recinto: si la Cámara sanciona una reforma, el Ejecutivo mantiene la potestad de vetarla. Para que una reforma sobreviva a un veto presidencial se requiere de mayorías amplias (en la práctica, una insistencia de dos tercios en ambas cámaras), un umbral que hoy resulta difícil de garantizar de forma sistemática. Por eso el horizonte probable es mixto: aprobación posible en primera instancia; vigencia completa, en cambio, en disputa”.
Los acuerdos que exigen los Estados Unidos de Norteamérica para asegurar gobernabilidad requieren acercar posiciones con el PRO, pero al Gobierno ya no le basta sólo ese bloque.
Lo que el agua trae
Tras cinco horas de debate y con denuncias en el medio, no sólo se logró quórum, sino que se aprobó la reforma del Régimen Legal de los Decretos de Necesidad y Urgencia (26.122), con 140 votos afirmativos, 80 negativos y 17 abstenciones. El texto regresará al Senado con modificaciones, en función de ser la cámara de origen. La cámara alta podrá insistir con la sanción original, para lo que no necesita dos tercios. El punto en discusión es el plazo de días que tienen ambas Cámaras para tratar los vetos.
Otro capítulo fue la votación del emplazamiento a la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Ahora la consigna es emitir el dictamen el día cuatro de noviembre próximo, tras el debate necesario. La hoja de ruta recorrió interpelaciones a funcionarios, pedido de remoción del cargo a José Luis Espert y chicanas por doquier.
Una jornada parlamentaria con todos los condimentos, digerible para algunos, indigesta para el ofiicialismo.