Primero fue un rumor muy tirado de los pelos, fue un nombre más en larga lista de posibles candidatos que subían y bajaban entre Jefe de Gobierno, vicejefe y jefe de Gabinete, finalmente, y tras pasar por el tamiz de Gabriela Michetti, Néstor Grindetti apareció como la figura que tranquiliza las aguas en el PRO, porque el armado que comienza a gestarse deja satisfechos a casi todos los que tenían aspiraciones a competir por la Ciudad.
Es que después de muchas idas y venidas, y de amenazas de alejamientos, pero sobre todo de un análisis real de los números, Mauricio Macri decidió que perder a Gabriela Michetti era ir al suicidio del partido en la Ciudad. ¿Cuál fue la solución para evitar su partida? Volver a escucharla y darle cabida en las decisiones, muy a pesar de aquellos que fogonean la salida de Gabriela, su impulso ?abandónico de la causa? y su falta de cintura política. Así, la precandidata más firme a ser Jefa de Gobierno ?apoyada en sus números- tiene el poder para decidir a quién quiere a su lado, o al menos, a quien quiere en un lugar alto del esquema ejecutivo de la Ciudad.
Asesorada por varios extrapartidarios, el equipo de Gabriela apostó a un nombre que poco había surgido en las posibles fórmulas: Néstor Grindetti, el ministro de Economía porteño que aspiraba a ser intendente de Lanús. Su lealtad a Mauricio Macri (trabaja para él desde hace más de 25 años), ser de los primeros que creyó en la propuesta política, la buena relación con las corrientes internas del partido, con los gremios, y con los diferentes bloques legislativos, le dio una ventaja por sobre el resto de los candidatos que se le ofrecían.
Testeada la idea con Gabriela, hubo otro factor que fue determinante para el sí, Néstor Grindetti no pertenece a las filas de Horacio Rodríguez Larreta, personaje al que Macri le dará un lugar importante en el armado nacional.
En este esquema que apunta a sumar más votos que todas las demás alianzas pensadas, se sumaría como jefe de Gabinete a Diego Santilli, quien demostró tener una muy buena relación con Gabriela y con aquellos extrapartidarios dentro del PRO. Extrapartidarios que estarían de parabienes si como frutilla del postre se pusiera en un buen lugar de la lista de legisladores al ex lilito Alejandro Rabinovich, quien competiría de lleno en el manejo del bloque con Federico Pinedo, el hoy jefe de diputados nacionales que pide pista en Perú 160.
Los larretistas, por su parte, siguen en el ensueño de creer en las posibilidades numéricas del jefe de Gabinete y festejan cada milésima de punto que suben en una encuesta ordenada por ellos. Más papistas que el papa, buscan fogonoear la estancia de Larreta en la Ciudad y las elecciones unificadas, pero el tiempo y los números siguen sin darle la razón.
Consultados por Noticias Urbanas, los voceros del ministro de Hacienda porteño, no desmintieron la propuesta que llegó como un canto de sirenas para el funcionario que podría relegar sus aspiraciones provinciales.
¿APOSTAR TODO O IR A LO SEGURO?
Juntar o no juntar las elecciones es el dilema al que se enfrenta Mauricio Macri ante cada encuesta que llega a sus manos. La tentación de ir en una boleta mentirosa con Michetti es grande, pero una alianza en la competencia nacional con el Peronismo Federal podría boicotear esta apuesta. Es que ese escenario aliancista puede restar, en mucho, el voto que aseguraría la victoria del PRO en una segunda vuelta porteña, provocando la pérdida de su único nicho y la debacle total del partido. Además de que lo que sumaría esa boleta mentirosa en la Nación, no sería lo que se dice un aluvión de votos.
Ir separados pero cerca es, por ahora, la posibilidad que más gusta, o por lo menos, la que menos asusta. Arrastrar las comunales, apoyarse en los afiches y en la campaña pero no competir atados en octubre sería la fórmula para enfrentar el espaldarazo que va a dar Cristina al voto K en la Ciudad.
En la Nacional, si del ala ortodoxa del PRO dependiera, iría Macri con alguien propio del partido, como podría ser Horacio Rodríguez Larreta (algo que ni los larretistas piensan), pero el miedo a perder por más de 20 puntos apura a los demás a apostar a una alianza con Eduardo Duhalde que si bien no convence, conviene.
Pegarse a octubre es tentador, pero por ahora, solo trae riesgos de perder la Ciudad.