Diego Guelar: “La geopolítica no se alinea con las ideologías”

Diego Guelar: “La geopolítica no se alinea con las ideologías”

Entrevistado por NU, aseguró que “el mundo es bipolar” y que los chinos y los norteamericanos son socios, no enemigos.


El mundo está ante un nuevo reordenamiento geopolítico. ¿Qué rol ocupa China?

Durante el siglo XX, hubo un conflicto central geopolítico, que fue Estados Unidos versus la Unión Soviética. En el siglo XXI, es Estados Unidos contra China. El mundo es bipolar. La multipolaridad, que es un objetivo deseado, está superada por los acontecimientos. Voy a hacer una ilustración clara en números. El Producto Bruto mundial de la economía son 100 trillones de dólares. De estos, 25 son de Estados Unidos. Y 20, de China. Para ir al tercero, tenés que bajar a Alemania que tiene alrededor de 4 trillones de dólares. Y el cuarto es India y le sigue Japón. Fijate la distancia brutal que hay entre los dos primeros y los que le siguen. Son 45 de los 100 trillones totales, casi la mitad, se reparten entre Estados Unidos y China. Solo este número te marca, con mucha claridad, la fuerza que tienen ambos países y el gran conflicto de poder. Al mismo tiempo y este es el dato nuevo del siglo XXI, este conflicto geopolítico tiene doble faz. En una cara de la moneda, está el conflicto y la competencia por el poder mundial. Y en la otra, el hecho de que son socios. La sociedad más grande construida en la humanidad.

¿Esto es lo que garantiza la ausencia de un conflicto armado entre ellos?

Esto es lo que garantiza la paz. Al margen del ruido que hacen Rusia y Medio Oriente, la guerra que compromete la supervivencia del planeta, hoy se llama Estados Unidos-China. El otro actor central del siglo XXI es la cuestión medioambiental. O sea, hoy hay dos grandes riesgos. El potencial enfrentamiento bélico a través de la utilización de armamento nuclear puede transformarse en un holocausto atómico. Y el riesgo número dos es que, por primera vez en la historia de la humanidad, la capacidad de destrucción medioambiental del hombre pueda realmente comprometer a futuras generaciones. Este es el nuevo escenario del siglo XXI. Asimismo, mis nietos, primera generación nacida en este siglo, tienen una perspectiva de presenciar el año 2099. Esto era impensable en el siglo XX. Y es gracias a los avances médicos y tecnológicos. No solo en términos de longevidad, sino también de poder abastecer de alimento a toda la población.

¿Pero Estados Unidos y China no son las naciones que más contaminan?

Son los dos mayores contaminantes, pero al mismo tiempo, están trabajando juntos. Eso no es un tema de conflicto. Hay consciencia de este tema. Son conscientes de que se juegan la vida de sus intereses. Es sin dudas, un siglo apasionante éste.

Algunos analistas han afirmado que las actitudes de la Canciller pueden poner en riesgo el vínculo de Argentina con China. ¿Lo ve así?

La realidad es que nosotros no estamos alineados con Occidente. Somos Occidente. Y en el Occidente, estamos en el Cono Sur de América. Mercosur más Chile, para decirlo sintéticamente, es nuestro lugar en el mundo. Es decir, no somos Occidente sin un lugar. Esto lo tenemos que entender para saber adónde pararnos. Obviamente, tenemos una alianza muy fuerte con los Estados Unidos, más fuerte que con China. Tenemos elementos de seguridad y defensa que no tenemos en nuestra alianza con China. Pero China tiene, con toda la región, lo que se llama una asociación estratégica integral muy sólida. Y muy necesaria, tanto para China como para nosotros. ¿Por qué? Porque nosotros le abastecemos de minerales, de energía y de alimentos. Y en la práctica, China es el primer socio comercial de Argentina y de la región. Estructuralmente, somos muy importantes como proveedores y China es muy importante como mercado. ¿Esto se puede manejar? Sí. Lo maneja todo el mundo. Hoy, sobre 190 países, China es el primer socio comercial de 140. Es decir, esto ya está instalado sistémicamente.

¿Eso significa que es difícil, por no decir imposible, cortar la alianza con China?

Ni Estados Unidos puede hacerlo. China es su principal socio comercial. Y más allá de cualquier opinión que exista, la realidad avala esto. Ahora, lo bajo a lo concreto. Sergio Massa obtuvo la aprobación para pagar 5 mil millones de dólares a proveedores chinos usando parte del swap de 8500 millones que tenemos como reserva. Pero esos 5 mil ya no forman parte de swap. Es un crédito a un año que nos dieron el año pasado y se vencen 3 mil millones a fines de este mes y 2 mil millones el mes que viene. O los pagamos o vamos a default. El presidente habla de cómo el comunismo es el cáncer del mundo. Pero la realidad es que, si no pagamos, por lo que establecen las cláusulas del Cross-Default, vamos a defaultear de nuevo. El problema es que no tenemos la plata para hacerlo. Se le ha planteado muy tímidamente esto a China. Estamos a 20 días del vencimiento y todavía China no dice si lo refinancia o si tenemos que pagar. Y acá está el tema. Como China obviamente no está muy contenta con algunas declaraciones de este gobierno, ¿cómo nos castigan? No aclaran si van a refinanciar o no. Yo estoy convencido de que están a favor de hacerlo y no de jodernos. Pero tenemos que tener un interlocutor, o sea un Canciller que entienda este mundo del que estamos hablando. Todo el mundo está bajo estas mismas reglas del juego. Y esto se ve con el turismo también. Todos los países quieren tener turismo chino. ¿Nosotros vamos a ser la excepción?

¿Cree que es posible dividir la agenda ideológica de la comercial?

Es verdad que nosotros no tenemos una agenda institucional en términos de división de poderes, de prensa libre, de una Justicia independiente. No existe eso con China. Pero tenemos otra agenda muy importante. Tenemos bancos chinos, tenemos compañías agrícolas importantes, compañías mineras. Tenemos un vínculo comercial muy importante. ¿Qué tenemos que hacer? Honrar esa agenda. Y tratar con mucho respeto a nuestro socio y cliente. Porque se lo merece. Es un muy buen socio. Y no hay nadie que joda con esto. ¿Por qué lo vamos a hacer nosotros?

Yendo al conflicto árabe-israelí, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que Netanyahu está alargando la guerra por supervivencia política. ¿Está de acuerdo?

Sí, no hay duda. Él está 8 a 2 abajo en términos de apoyo social. En el momento en que haya un cese al fuego o algún inicio de negociación, Netanyahu va a tener que renunciar.

¿Siente que Hamás va a devolver a los secuestrados?

Hoy, no hay voluntad. Y en mi opinión, ni de Hamás, ni de Netanyahu. Ése es el problema. Hay una fuerte presión del mundo. La posición de Europa, Estados Unidos y Arabia Saudita es el cese del fuego, con el compromiso de los dos Estados. La super reciente recuperación de los 4 rehenes es una muestra de la falta de voluntad de paz que hay. Porque la única manera de liberar a aquellos secuestrados que todavía están vivos es por la vía militar, que no es el camino deseado.

¿Pero no cree que el conflicto va más allá de lo territorial?

El dato central en el mundo árabe hoy se llama Arabia Saudita. Irán lanzó el ataque del siete de octubre justamente para parar los Acuerdos de Abraham. Éstas son las dos potencias del mundo árabe que compiten. Pero si realmente se avanzara en este esquema de negociación, que incluye a Egipto, Arabia Saudita y por supuesto, a Europa y los Estados Unidos, entonces es imparable. No puede Hamás parar eso. Y además queda claro que nadie quiere sentar a Hamás en esa mesa de negociación. Pero también excluye a Netanyahu. Y como la solución no los tiene de protagonistas, ninguno de los dos son voluntarios. En ese sentido, Netanyahu es el mejor socio de Hamás.

¿Cómo influye Vladímir Putín en este conflicto?

Él está en otro juego. Y es el de buscar ser el tercero en la cúspide del poder. Y, volviendo a lo del principio, él no juega para China. Él quiere una Rusia que sustituya a la Unión Soviética del siglo XX como tercera potencia en la cumbre del poder. Esto ya no es posible. Hoy Rusia mantiene, de alguna forma, una neutralidad con China sólo para no fortalecer a Estados Unidos. Te diría que el juego de Putin es un juego marginal, con capacidad de destrucción, pero no de generar poder. No puede aspirar a tener una silla en la mesa chica del poder. Rusia tiene un PBI equivalente al de Brasil que es de alrededor de 2.5 trillones de dólares. Está muy lejos de China y Estados Unidos. No podés contemplar a Rusia como un superpoder. Eso fue en algún momento la Unión Soviética, que perdió la Tercera Guerra Mundial, que fue la Guerra Fría. Y que se terminó de disolver el 24 de diciembre de 1991.

¿Considera que, al igual que Netanyahu, Putin está alargando la guerra con Ucrania por supervivencia política?

Pero más bien. Pero son poderes marginales, no centrales. Estados Unidos y China podrían acordar parar las dos guerras. Si Xi Jinping le dijera a Rusia y a Irán que paren la guerra, de acuerdo con Estados Unidos, se terminarían los dos conflictos. Pero hoy no llegan a ese punto de consenso. No alcanzaron todavía ese grado de madurez. El mundo es bipolar.

Con referencia a la situación local, ¿cuál es su mirada sobre la alianza de Javier Milei con Israel?

Hemos hecho una interpretación de las relaciones exteriores un tanto rara. Nosotros deberíamos volcar nuestros esfuerzos en las alianzas locales. Así como el eje de Francia y Alemania es central para el posicionamiento de la Unión Europea en el mundo, el eje de Argentina y Brasil es primordial para nuestro posicionamiento en Occidente. A lo que voy es a que esta alianza con Israel y Estados Unidos es una excentricidad.

¿Usted percibe un aumento del antisemitismo desde la masacre del 07 de octubre?

Enorme. Desgraciadamente, yo creo que Hamás ha tenido un gran éxito al poder hacer confundir a la opinión pública mundial. Hamás es el principal enemigo del objetivo de crear un Estado Palestino. Pero eso no lo entiende la mayoría de la gente. Y voy a hacer una aclaración importante. Desde el 2010, Argentina le ha dado al máximo representante de la Autoridad Nacional Palestina el rango de embajador, con el mismo rango que el de Estados Unidos o Israel. Y lo ha hecho con gran consenso. Es lo que está haciendo ahora España o Irlanda. Pero no es lo mismo. Porque no es lo mismo hacerlo ahora que en el 2010. Tiene otro impacto. Por otro lado, una de las tantas cosas que me enorgullecen de nuestro país, es la pacífica convivencia entre la comunidad árabe y la judía. Además, nosotros venimos sosteniendo que la solución es la de los Dos Estados. Y es la misma posición que tienen Estados Unidos, Europa, Egipto y Arabia Saudita. Creo que es muy sólida la posición de Argentina. Pero no tanto la de esta administración, en particular. Si uno hiciera una encuesta, el mayor porcentaje de los argentinos ratificaría que somos amigos de Israel, que somos amigos de la Nación Palestina, y enemigos de Irán, Hezbollah y Hamás, del que hace 30 años atrás nos metió 2 bombas que acabaron con la vida de miles de inocentes.

Acaba de ganar las elecciones presidenciales en México la candidata del Partido de la Revolución Democrática, Claudia Sheinbaum. ¿Ve como un potencial obstáculo con Argentina las diferencias ideológicas entre los dos gobiernos?

En el cuadro del mundo, México es el sur de América del Norte. Y un gobierno puede ser de centro derecha o de centro izquierda. Esa es la regla de juego occidental. Y, de hecho, el 80% del comercio exterior de Argentina está en manos de gobiernos de izquierda. Esto es una realidad numérica. Estoy hablando de China y Vietnam en Asia. Después, Chile, Brasil, Colombia y México en América. Y España, Alemania y pronto Inglaterra, con el Partido Laborista, en Europa. ¿Qué muestra esto? Que la geopolítica no se alinea con las ideologías. Oíme, entre 3.000 y 3.500 millones de dólares por día comercia México con Estados Unidos. Las reglas del Occidente son que las extremas están fuera del sistema.

¿Milei es entonces centro derecha o la extrema derecha?

Es lo que él dice. Él dice ser compañero de ruta de VOX, de Orban en Hungría, de Bolsonaro. Es él quien se posiciona en ese lugar. Por ejemplo, yo que soy del PRO, me identifico más con el Partido Popular de España. Y él no quiso ni reunirse con ellos. Es como que me pregunten a mí si soy judío. Yo voy a contestar: “Sí, soy judío”. Si después el otro quiere llegar a la conclusión de que no soy, bueno… allá ellos. Es muy importante el discurso en política. Si yo digo que soy judío, soy judío. Y si Milei quiere decir que es del VOX, es del VOX.

Hace unos días, usted anunció su precandidatura como senador del PRO por la ciudad de Buenos Aires. ¿Estaría dispuesto a hacer alianzas con La Libertad Avanza (LLA)?

Yo planteo, desde mi candidatura, que hay que hacer un gobierno de coalición. Ese gobierno de coalición puede y tiene puntos de contacto porque en el PRO estamos de acuerdo y propusimos el equilibrio fiscal, la lucha contra la inflación y contra la corrupción y la unificación del tipo de cambio. Deberíamos estar trabajando en un programa de coalición. No es lo que está ocurriendo.

¿A Patricia Bullrich la sigue viendo como alguien que forma parte del PRO?

Eso fue una decisión individual. Patricia Bullrich se fue del PRO. Ella era presidenta del PRO. No tomó una decisión consensuada, donde el PRO se integró al gobierno. Es más, el PRO no forma parte del gobierno. Hay individuos que fueron cooptados por el presidente. Es lo mismo que decir que como Petri es Ministro de Defensa, entonces el radicalismo está en el gobierno. No es así. Lo eligieron ellos. Yo no los eché. Así y todo, a mi juicio, como ellos perdieron, decidieron cada uno irse de su partido. Patricia del PRO y Petri del radicalismo. Y no digo que esté mal. Yo nada más estoy describiendo lo que hicieron.

En el caso de que gane la interna, ¿por qué debería elegirlo la gente para ocupar una banca en el Senado?

Primero, tiene que existir esa interna. Yo ya me comuniqué con la Señora Carrió y con Lousteau, con quienes no tengo acuerdo en muchas cosas. Pero el último cargo como diputada de la señora Carrió fue por Juntos por el Cambio (JxC). Y la senaduría que ejerce el señor Lousteau es por JxC. Más allá de las disidencias, estas candidaturas se tienen que dirimir en una gran interna. No hay que romper el espacio. Romper este espacio sería trabajar para el kirchnerismo. Entonces, mi planteo, antes de ganar que es algo que lo va a decidir la gente, es que tiene que haber una interna que vaya más allá del PRO, donde participe gran parte de la coalición de JxC. Y también, debería participar mucha gente del peronismo, como es el caso del peronismo republicano. Incluso, mucha gente que haya trabajado con el kirchnerismo, pero que esté dispuesta a formar parte de una gran coalición. El gobierno de LLA con 36 diputados y 7 senadores no puede gobernar solo. Y esto es algo que ha formulado Mauricio Macri. Patricia ha planteado la fusión, pero eso es otra cosa y llevaría a la desaparición del PRO. Por eso, es importante que el PRO haga una gran interna que le sirva como proceso de reconstrucción partidaria. Lo que no funcionó fueron los candidatos a presidente.

¿Y en qué ve la fortaleza del partido?

A nivel país, LLA no ganó ni una intendencia, ni una gobernación. Y JxC ganó 10 gobernaciones y 500 intendencias. ¿De dónde saca Patricia Bullrich que JxC ya no existe? Una cosa es que ella se haya ido, pero no que ya no existe el partido. La fórmula en todo Occidente, salvo en contadas excepciones, es gobierno de coalición. Ese es el gran desafío que tenemos.

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