Después del Covid-19, nada será mejor

Después del Covid-19, nada será mejor

Los analistas predicen actos de bioterrorismo, cataclismos, llamaradas solares y hasta una guerra global.


Sobre llovido, mojado. No sólo Bill Gates, sino los analistas de varias empresas, que suelen plantear escenarios de catástrofe en sus simuladores para anticipar el diseño de sus políticas de crisis, han profetizado que no falta mucho para que se produzcan nuevas convulsiones mundiales.

Los expertos del Deutsche Bank pensaron en cuatro escenarios posibles: una nueva gran pandemia de influenza (gripe); una enorme erupción volcánica; una llamarada solar e, inclusive, una guerra mundial.

Según estos analistas, existe un 33,5 por ciento de posibilidades de que esto ocurra dentro de los próximos diez años, en un informe que titularon “Después del Covid: el próximo riesgo de cola masivo”.

“Los riesgos de cola, como el covid-19, son afortunadamente raros en comparación con otros ‘shocks’ del mercado. Sin embargo, son más frecuentes de lo que la mayoría de las personas piensan, y las pandemias son solo un ejemplo”, anticiparon los alarmados especialistas.

Las predicciones anuncian en primer término la posibilidad de una gran pandemia de influenza, cuya eventualidad de producirse en un año es del dos por ciento. El segundo escenario incluye a una erupción catastrófica con un Índice de Explosividad (IEV) de siete grados, que tiene un 0,15 de probabilidad de que se produzca en un año. La gran llamarada solar y la guerra global son menos probables, ya que se les atribuyen un 1,06 y un 0,625 por ciento de certeza, en el mismo período.

En 2018, Bill Gates predijo el Covid-19 

Ya el año anterior, en la Conferencia sobre Seguridad realizada en Munich, el empresario monopólico y filántropo había anticipado la posibilidad de que se produjera una pandemia, que podría matar a 30 millones de personas.

Gates había arremetido contra los paupérrimos sistemas de salud de todo el mundo, en un marco en el que se habían producido ya las epidemias de Zika en América Latina y del Ébola, en África. El dueño de Microsoft alertaba por entonces acerca de la necesidad de almacenar información y tecnología médica con el objetivo de enfrentar infecciones generalizadas. Si no se tomaran las medidas adecuadas –advertía-, podría llegar a producirse la peor pandemia de la humanidad.

En ese tiempo, las principales enfermedades que azotaban a la población mundial eran el SIDA, la malaria y la poliomielitis, a las que habría que sumar el dengue y otras más que dejan una estela de millones de víctimas cada año.

Pero, además, Gates dejó abierto el camino para una teoría inquietante, cuando expresó que “la próxima epidemia podría originarse en la pantalla del ordenador de un terrorista intentando valerse de la ingeniería genética para crear una versión sintética del virus de la viruela, o un brote supercontagioso y mortal de la gripe”.

 

Las predicciones anuncian en primer término la posibilidad de una gran pandemia de influenza, cuya eventualidad de producirse en un año es del dos por ciento. El segundo escenario incluye a una erupción catastrófica con un Índice de Explosividad (IEV) de siete grados, que tiene un 0,15 de probabilidad de que se produzca en un año.

De todos modos, el Covid-19 no fue originado en tales circunstancias, pero el cinco de febrero último se abrió una vía hacia la profecía de Gates. En el estado de Florida se produjo un atentado perturbador cuando alguien –aún no identificado- se infiltró en el sistema informático de la planta de tratamiento de agua de la ciudad de Oldsmar, en el Condado de Pinellas, Florida y aumentó el nivel de hidróxido de sodio (o soda cáustica) hasta una proporción peligrosa. Un avispado operador se dio cuenta, corrigió inmediatamente la orden y abortó e atentado, que podría haber sido catastrófico.
Si a este minúsculo suceso se le agregan las veleidades biológicas de las armas químicas que utilizó ISIS en Medio Oriente, el escenario está planteado y no es halagüeño.

Más allá de la violencia social, de los enfrentamientos ideológicos entre Oriente y Occidente y de los conflictos étnicos y raciales internos de algunos países, vivimos una época en la que los estados han abandonado su rol de protección a los más débiles con el que creció en capitalismo en el Siglo 20.

En un reportaje publicado por el Washington Post, Gates advirtió en 2018 acerca de lo que viene. “Necesitamos invertir en otros enfoques, como medicamentos antivirales y terapias de anticuerpos que puedan acumularse o fabricarse rápidamente para detener la propagación de enfermedades pandémicas o tratar a las personas que han estado expuestas”.

Lo que vendrá después del Covid-19
“Esta pandemia es mala, pero una futura pandemia podría ser diez veces peor”, advirtió hace poco tiempo el fundador de Microsoft.“Lo que el mundo necesita, y lo que exige nuestra seguridad y supervivencia, es un enfoque global coordinado. Específicamente, necesitamos mejores herramientas, un sistema de detección temprana y un sistema de respuesta global basado en los avances científicos referentes a nuevas vacunas y tratamientos”, aseguró.

En línea con la nueva política que planteó el recientemente electo presidente de los EE.UU, Joe Biden –un viejo enemigo de la Argentina- el empresario del software evaluó que “para comprender el tipo de daño que infligirá el cambio climático, solo hace falta pensar en la devastación causada por el coronavirus y prever un daño similar durante un período mucho más largo en el tiempo. En otras palabras, para 2060, el cambio climático podría ser tan letal como la Covid-19 y para 2100 podría ser cinco veces más letal”.

Tal como escribió el poeta Carlos Alberto Solari, “el futuro ya llegó, llegó como vos no le esperabas”, una canción que termina con una frase descorazonadora: “algo me late y no es mi corazón”.

Bienvenidos al mundo real.

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