Entre los principales reclamos del sector empresarial se encuentra la necesidad de una mayor estabilidad normativa. Como explicó el ministro de Economía Luis Caputo durante un acto en Mar del Plata, “la reforma laboral es fundamental porque venimos de un régimen laboral arcaico, rígido e imprevisible». Asimismo, señaló que en el plano tributario impulsarán «la simplificación del régimen tributario” con eliminación o baja de impuestos.
La vinculación con el exterior adquiere protagonismo dada la magnitud de los planes de inversión que esperan las grandes compañías. En ese marco, el respaldo de Washington aparece como un aval simbólico y práctico. Aunque el texto al que accedimos no detalla todas las respuestas del Gobierno, se menciona que las empresas norteamericanas entienden que “estas elecciones” y el nuevo escenario político pueden significar que “no va a alterar en ningún caso nuestras políticas, ganemos o perdamos por cinco puntos”.
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— AmCham Argentina (@AmChamArgentina) October 27, 2025
Del lado político, la administración de Milei parece consciente de que la aprobación de reformas estructurales requerirá algo más que voluntad: demanda también gobernabilidad. Como se afirmó, el ministro remarcó que “no debe venir más de una devaluación”, aludiendo a que la competitividad no puede depender únicamente del ajuste del tipo de cambio. Esta frase resuena en el empresariado que busca certezas macroeconómicas para planificar inversiones.
Sin embargo, los analistas advierten que ese respaldo no es garantía de éxito automático. Una nota del diario señaló que, pese a la promesa de reformas, el clima de dudas persiste: “el déficit de confianza es el principal obstáculo a revertir” . Y advirtieron que la implementación de las reformas estará condicionada por la capacidad para construir una mayoría legislativa que las avale.
El llamado de las empresas norteamericanas al Gobierno de Milei se traduce en una exigencia de acción concreta: quieren ver leyes que respondan a la promesa de cambios, estabilidad para invertir y reglas claras para operar. El Gobierno, por su parte, mantiene el discurso de continuidad y de no modificar “en ningún caso” sus políticas, mientras busca gestionar tanto las expectativas externas como los desafíos internos de gobernabilidad.
